martes, 16 de octubre de 2018

¿Diálogos?


Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-. Pedro Sánchez, presidente de gobierno español, quien se hizo del poder sin contar con los votos suficientes entre los españoles y quien pareciera huirle a unas elecciones generales en la península ibérica, es el cabeza de un gobierno que da los primeros pasos en la dirección de la alcahuetería política.

Sánchez del Partido Socialista Obrero Español (Psoe), pactado con el partido Podemos, aún más a la izquierda, traza una línea en su política internacional que promueve el diálogo en Venezuela.

Y, según nuestra experiencia, ¿qué es el diálogo? Fácil, el diálogo es una oportunidad, una bombona de oxígeno, una terapia de respiración de calma para un régimen como el de Nicolás Maduro.

Con los diálogos se apagaron las manifestaciones de calle, con otro diálogo la Asamblea Nacional quedó en parálisis perdiendo una ocasión de oro para proceder al enjuiciamiento y destitución de Nicolás Maduro.

El diálogo le brinda al Gobierno nacional tiempo para buscar dinero, para aplicar medidas populistas y jugar al agotamiento de la inmensa mayoría de los venezolanos.

Con más diálogo más tiempo para Maduro, y con este tiempo se irán cada vez más venezolanos huyendo la crisis humanitaria que estamos atravesando en el país.

Bien lo dijo otro español, el expresidente de gobierno y dirigente del Partido Popular, José María Aznar, “la crisis venezolana no se resuelve con diálogos políticos”.

El hablar por hablar no deja frutos. El único afán real para entablar un proceso de acercamiento es creando las condiciones para un desenlace político en el país, y esto no es otra cosa que el cambio del Consejo Nacional Electoral, el reconocimiento del Tribunal Supremo de Justicia en el exilio y que el poder legislativo regrese en su totalidad a la Asamblea Nacional eliminando de hecho a la Constituyente.

Estos serían los reales pasos para conseguir un escenario ideal para pensar en diálogos. De lo contrario no se llegarán a ningún lado y solo se perderá tiempo.

El venezolano de a pie lo que quiere es comida, medicinas, trabajo y una vida mejor. Hasta ahora el Gobierno nacional ha fracasado en todas las materias.

Los hospitales siguen sin medicamentos, y el costo de la vida es cada vez más caro. Miles de venezolanos comen en la basura y el país se convirtió en un prolongado lamento que se escucha en todos los rincones.

Por tal motivo, nos preguntamos ¿diálogos para qué? Los ministros de Maduro sentados alrededor de la mesa con los opositores, ¿traerán comida a los hogares de los venezolanos?, ¿salvará la vida de los enfermos en los hospitales?, ¿evitará que más venezolanos tomen un avión o un autobús y se marchen en busca de una nueva vida en otras tierras?

En mi criterio, el diálogo no ayudaría a solucionar ningún problema, en cambio sería parte del problema. Así de simple.

Lo cierto, es que los socialistas españoles hablan de diálogo apañando a sus correligionarios nacionales, son de la misma cepa, del mismo rebaño.



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