lunes, 20 de septiembre de 2021

Vete, eres un estorbo

Opinión-. Vete, hazle ese favor a todos. Ya tu tiempo pasó.

¿Qué haces siendo candidato? ¡Nada! Solo estás hundiendo a aquellos que dices representar. Deja la terquedad, vete.

Durante mucho tiempo afirmaste que no tenías con qué trabajar, que tus arcas estaban vacías; ¿entonces? ¿Por qué te empeñas en quedarte?
Aquí se me ocurren dos explicaciones – tal vez lógicas o con sentido común –, la primera es que las arcas nunca estuvieron tan vacías como pregonabas o – por el otro lado – decidiste quedarte por egoísmo.

Sí, por egoísmo. Tu ego no te permite que otro ocupe tu lugar y peor aún, que venga alguien y que gobierne mejor que tú (lo cual no sería para nada difícil).

¡Vete! No sigas siendo un estorbo. Tú sabes que no tienes ni la más mínima oportunidad de ganar, tú sabes que ni escondiéndote detrás de la tarjetica podrás salir airoso de lo que te viene.

La decisión más sabia para ti es retirarte. 

Sí, retírate. En tu caso aplica aquellos de «es mejor que digan aquí corrió»… Si no corres, quedarás totalmente derrotado y contigo muchos que estén a tu lado.

Sé humilde – por primera vez en tu vida –, bájate de ese pedestal. No tienes nada que buscar, eres muy mal candidato. Nadie te perdona el mal papel que hiciste a lo largo de todo este tiempo.

No seas un estorbo, apártate. Sé que quieres ganar algo de tiempo – y de votos – colocándote al lado de los dirigentes locales, sin embargo esto no te salvará. Tic-Toc el tiempo pasa, y el tuyo ya se agotó.

Vete chico, vete a cuidar tus vacas y tus nietos. Vete y quédate tranquilo; si sigues adelante quedarás en ridículo. ¿No te da pena?

Durante todo este tiempo tuviste la oportunidad de hacer grandes cosas, de unir a todos a tu alrededor.  Tuviste el chance de marcar la diferencia y, ¿cuál fue tu posición? Hacerlo tan mal como todos tus antecesores.

Defraudaste a todo el mundo, a los que confiaron en ti y a quienes a regañadientes te apoyaron no solo una vez, sino en tres ocasiones diferentes. 

A los únicos que no defraudaste fueron a aquellos que siempre estuvieron claritos de quién eres y qué harías cuando tuvieras el poder. Ni tampoco defraudaste a quienes se enchufaron contigo – ese círculo íntimo y estrecho –. 

Vete, no haces nada allí. No haces nada calentando esa silla en un despacho cada vez más desolado, en una instancia cada vez más vacía y más inoperante. ¡Vete! ¡Ríndete!

¿Qué quieres? ¿Matar las esperanzas todos los que quieren salir de esta crisis? ¿Quieres destruir las posibilidades de los demás? Bueno, te digo que estás meando fuera del perol.

La vida seguirá después de ti; la lucha continuará. Nunca moviste un dedo – más allá de tus intereses – por lograr los objetivos comunes y nacionales. Tú eres un tipo totalmente indispensable en esta batalla por el futuro.

Tú eres el representante del pasado, y pronto te quedarías allí. En un oscuro pasado.

¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!