martes, 20 de diciembre de 2022

Bolívar sin mandil

Por José Dionisio Solórzano

Redacto estas líneas para tocar un tema que tal vez pudiera ser algo polémico, sobre todo para los miembros de las logias masónicas, pues ellos se vanaglorian que el Libertador Simón Bolívar, fue masón, sin embargo obvian que al final de su vida, el Gran Hombre de América, se enfrentó a esa organización.

Primero, con sumo respeto a mis amigos masones, quiero tocar el punto con delicadeza y precisión histórica, pues es menester ir aclarando aspectos de nuestro pasado y evolución histórica, debido a que hemos pasados muchas décadas de politización de nuestra historia. 

Ahora bien, es muy cierto que el Padre de la Patria se unió a la masonería – de acuerdo con algunos historiadores – en Londres e influenciado por muchos de sus coterráneos y compañeros de causa independentistas. 

Y, aunado a esto el gran venezolano independentista de la época, el Generalísimo Francisco de Miranda, era masón, y tal realidad pudo influir o influyó en muchos personajes de aquellos días.

Sin embargo, el Libertador ya en 1826 – 4 años antes de su muerte – ya se expresaba en correspondencia de forma negativa hacia los masones. 

Por ejemplo, el 8 de octubre de 1826, en la población de Ibarra, Ecuador, Simón Bolívar le escribió a Francisco de Paula Santander – a la postre presidente encargado de Colombia – alertándole sobre el cuidado que debía tener frente a varias personas de Perú, Ecuador y Colombia, aludiendo a un hombre apellidado Flores de quien dijo: “se ha hecho odioso por los masones”.

El 21 de octubre de 1825, en Potosí, Bolivia, dijo sin empacho que: “pero usted (Santander) tiene la culpa, porque no los ha sabido tratar por las majaderías de masones, y por los ataques a sus principios por parte de los amigos de usted mismo. Conmigo siempre están bien porque los lisonjeo, y los sujeto en los límites que me parecen justos. Malditos sean los masones y los tales filósofos charlatanes”.

No obstante, la antipatía de Bolívar hacia los masones no se quedó solo en su numeroso correo, sino que el héroe de la Batalla de Carabobo adelantó una política de supresión en contra de la masonería.

Mediante decreto, el Libertador prohibió la masonería. 

El 8 de Noviembre de 1828, firmó el decreto que suspendía la actividad de los masones y de cualquier otra sociedad secreta en el territorio de la Gran Colombia (actuales Venezuela, Ecuador y Colombia).

Tal medida la tomó el Libertador al comprobar, según se recoge en varios documentos históricos, que la masonería era una sociedad conspiradora al servicio de intereses ocultos.

Escribió: "habiendo acreditado la experiencia, tanto en Colombia como en otras naciones, que las sociedades secretas sirven especialmente para preparar los trastornos públicos turbando la tranquilidad pública y el orden establecido; que ocultando ellas todas sus operaciones con el velo del misterio, hacen presumir fundadamente que no son buenas, ni útiles a la sociedad". 

Y, qué decía el decreto bolivariano, aquí su Artículo 1º: “Se prohíben en Colombia todas las sociedades o confraternidades secretas, sea cual fuere la denominación de cada una”. 

Sostener que Bolívar fue masón es una verdad a medias, pues el Libertador dejó de serlo y los repudió. 

Igual pasa con el pensamiento liberal del Libertador, éste lo dominó en sus primeros años de vida (Discurso de Angostura, Carta de Jaimaica) sin embargo, posteriormente optó por políticas más conservadoras y centralistas ejemplo de ello la Constitución de Bolivia escrita de su puño y letra.

¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!

jueves, 15 de diciembre de 2022

Sobre las Primarias

José Dionisio Solórzano / @jdionisioss

Mucho se está hablando sobre las elecciones primarias en la oposición. Unos a favor otros en contra y muchos pidiendo condiciones mínimas. Lo cierto es que esta medida es necesaria y se debe aplicar como «Dios manda».

Lo primero que se debe aclarar es que el G-4 no debe tener el control del proceso, esto sería catastrófico, pues todo lo que organiza ese grupo inicia mal y termina mal.

Además, para ser una reales primarias opositoras deben permitir que todos los factores de la oposición intervengan.

El sectarismo ha llevado a que personalidades como el precandidato presidencial por la Alianza del Lápiz, Antonio Ecarri, picara adelante y dijera que no confía en unas primarias manejadas por el status quo opositor, pues – su preocupación es legítima– ellos podrían estar armando unas primarias donde ganen solo ellos.

Por su parte, Bernabé Gutiérrez, el precandidato de la AD (con tarjeta) dijo que no tiene previsto medirse en una consulta interna con el G-4, debido a que éste grupo ha dado más de una señal de no querer una unión real con el resto de la oposición venezolana.

José Brito – abanderado de Primero Venezuela – impulsado por una actitud más ágil, optó por reunirse con la Comisión Nacional de Primarias y dejar en claro su deseo de participar en la consulta interna siempre y cuando se establezcan normas claras y se cumplan con requisitos básicos que den garantías a quienes compitan.

A pesar de las diferencias ideológicas y de visión política, Brito coincide en algunos puntos con lo esbozado desde hace meses por la ungida por el partido Vente Venezuela, María Corina Machado.

La liberal ha dicho que quiere contarse en primarias, sin embargo dejó bien en claro que no quiere que el CNE participe en la jornada interna, que el Plan República no meta sus narices en el proceso y que permitan votar a los venezolanos en el exterior. Así ha sido el pliego de exigencias de María Corina Machado.

Sin duda, las posiciones de todos ellos tienen lógica y poseen sentido. Mientras tanto, los voceros de la oposición tradicional y sus candidatos no han dicho «ni pío», a pesar que todos quieren ser el seleccionado para ir a la campaña en contra de Nicolás Maduro.

Henrique Capriles, Guanipa, Carlos Ocariz, Carlos Prosperi, Juan Guaidó, y Manuel Rosales, todos ellos aceptaron o aceptarán las primarias como se las impongan, por algo están en el corazón mismo del status quo del llamado G-4.

Lo cierto es que si la oposición lograse unificarse y establecer un proceso amplio y despojado de sectarismo y rencores, existiría una oportunidad real que quien salga vencedor en esa medición se convierta en un candidato de temer para Nicolás Maduro y para el Psuv.

Un solo candidato que represente a las dos o tres oposiciones del país, resultaría en un golpe para la estrategia de «divide y vencerás» que viene aplicando Miraflores desde hace mucho tiempo.

El gran problema es que la actitud sectaria del G-4, sobre todo de la AD de Henry Ramos Allup, imposibilitan acuerdos o acercamientos. Y, con esa actitud solo ayudan a que Miraflores logre sus objetivos políticos.

En conclusión, otra vez Henry Ramos Allup le echa una mano a Nicolás Maduro.

Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso.