martes, 31 de octubre de 2017

¿Por qué participar?

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Eran aquellos días de la década del 50, habían pasado los agitados momentos que se vivieron en el primer ensayo democrático en Venezuela, y para entonces una Junta Militar dirigía los destinos del país y nada presagiaba un final para el poder de los uniformados.

Desde el seno de los vestigios democráticos, por encima de las dificultades y de las escasas condiciones, se acordó participar en unas elecciones presidenciales y legislativas propuestas por la dictadura.

Copei y URD asumieron el reto; sus líderes Rafael Caldera y Jóvito Villalba, no se dejaron intimidar por los riesgos y pocas esperanzas de salir victoriosos. Eran demócratas y como tales actuaron.

Se realizan los comicios, todos los cómputos y los ahora llamados "boca de urnas" y "conteo rápido" auguraban un triunfo abismal para el abanderado de URD.

Se decía que los militantes y simpatizantes de los ilegalizados partidos Acción Democrática (AD) y el Partido Comunista de Venezuela (PCV) habían ordenado votar por Villalba.

La victoria era un hecho, pero la dictadura escamoteó y volteó los resultados. Fue así como Marcos Pérez Jimenez arribó al poder. Pero, ¿esto le quitó las ganas de luchar a los demócratas? ¿Desvió sus principios y métodos? Claro que no.

Cinco años después, para diciembre del 57, llegaba a su fin es período constitucional por el cual se montó el fraude. A la oposición de esos días se le generó una pregunta ¿qué hacer? Y la respuesta de todos fue: Participar.

El candidato de todos los partidos era el último líder de las fuerzas democráticas que quedaba en la nación, Dr. Rafael Caldera. No obstante, un régimen temeroso a que se repitiera  los sucesos de 1952, decidió encarcelar al dirigente socialcristiano para luego exiliarlo.

Desde la médula del régimen se creó el llamado plebiscito, una jornada creada como traje a la medida a las pretensiones continuistas de Pérez Jimenez, pero el vaso empezó a botarse. La paciencia ciudadana llegó al límite y unos pocos días después de materializado este burdo proceso electoral, el avión presidencial, La Vaca Sagrada, despegaba rumbo al exilio con el dictador a bordo.

En otro país, con otro cantado al hablar, y en otra década, se presentó un caso similar. Gobernaba en Chile el general Augusto Pinochet, y su régimen era temido y respetado a la vez.

Las fuerzas que lo adversaban iban desde movimientos marxistas hasta los conservadores demócratas cristianos. Y todos, dentro de la llamada Concertación, decidieron acudir a las jornadas electorales propuestas, organizadas y controladas por la dictadura.

Por encima del ventajismo, de las acciones y atropellos, el dictador perdió el segundo plebiscito y con éste el poder nominal en la República de Chile. Inició así un proceso tortuoso de acuerdos, entendimientos y sacrificios que dio al traste con 17 años del gobierno de las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile.

Ahora bien, regresando otra vez a Venezuela, usted que me lee ¿piensa que es correcto que nos abstengamos y no acudamos a votar el próximo 10 diciembre en las municipales?

Aprendamos de las lecciones de la historia, participemos en las próximas elecciones. 


martes, 24 de octubre de 2017

Retos y visión

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  En la vida siempre encontraremos todo tipo de retos. Los obstáculos son, en cierto modo, los impulsores de la vida.

Si todo es fácil, perdemos el gusto por los sueños, por las ilusiones y los desafíos. La vida sencilla facilita la perdición de todo aquel que la disfruta a plenitud.

En cambio, los retos nos dan madurez, carácter y visión para enfrentar muchos episodios en nuestras vidas. La carencia de éstos, nos empujaría a la inacción y a la destrucción a través de la holgazanería.

Uno de los oficios que más retos contempla es la política. Tomar la decisión de transitar por los caminos del servicio público trae consigo la responsabilidad y el deber de asumir posiciones e iniciativas que serán aplaudidas por unos y criticados por otros.

Una vez el Dr. Rafael Caldera dijo: “si el dirigente sólo se deja llevar por lo que la gente quiere que haga, deja de ser un dirigente para convertirse en un dirigido”.

En ocasiones el político, con visión y criterio, además de olfato político, toma decisiones que pueden estar reñidas, en un inicio, con la percepción de la mayoría del pueblo.

Cuando Adolfo Hitler ascendía al poder, un político inglés Winston Churchill alertaba sobre los riesgos que aquél significaba para toda Europa, y empezó a hablar sobre la posibilidad de una nueva guerra.

La opinión del Imperio Británico, tanto de políticos como de ciudadanos, es que no querían repetir  la tragedia de la Gran Guerra, que se libró entre 1914 y 1918, al final todos se equivocaron y Churchill,  aquella voz en el desierto, fue premiado con la razón histórica y con el liderazgo británico en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

Simón Bolívar, nuestro Libertador, fue forzado por la realidad política de su tiempo y por los embates bélicos a decretar la “Guerra a Muerte”. Y, fue criticado, acusado de sanguinario. Hoy los libros de historia lo recuerdan positivamente, y aquella decisión quedó plenamente justificada.

Hoy los venezolanos necesitamos liderazgos que asuman los retos, que no se queden con las manos cruzadas. El país necesita de hombres y mujeres que den un paso al frente y se comprometan con el futuro de su pueblo.

A veces lo que parece una equivocación hoy, resulta ser la mejor posición mañana. En este momento, vemos como los gobernadores acudieron a la Asamblea Nacional Constituyente, aún sin reconocerla y denunciando su carácter ilegítimo,  para luchar por un bien mayor y superior.

Con visión política, los gobernadores asumen el reto y lo afrontan concibiendo como prioridad el bienestar para sus respectivos pueblos.

Cuando Venezuela vivía los tiempos del Gobierno de Marcos Pérez Jiménez, la oposición de aquellos días encaró los retos que se le presentaban y conociendo los riesgos participó en la contienda electoral de 1952 y posteriormente en el plebiscito de 1957.

¿Será que alguien  puede llamar traidor a Jóvito Villalba? Obviamente que no. El gran orador de URD asumió el desafío y lo cumplió hasta el final.

No perdamos el foco. El rival que tenemos al frente es rojo y se hace llamar socialismos del siglo XXI.





martes, 17 de octubre de 2017

Anzoátegui en números (I)

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  A pesar de las enormes irregularidades que el Gobierno cometió el pasado 15 de octubre, en Anzoátegui venció la esperanza y el trabajo incansable que miles de anzoatiguenses protagonizaron para salvar a la entidad del mal gobierno de Istúriz.

Dios siempre concede el éxito a la constancia, y este es el caso de Antonio Barreto Sira. Hoy Anzoátegui tiene, después de 19 años, un gobernador que responde a los principios democráticos y de libertad.

Los anzoatiguenses, durante la jornada electoral, lograron un contundente éxito. La Unidad sumó más de 350 mil 379 votos superando los 222.280 apoyos que recibió en la jornada electoral del 2012.

La Unidad se impuso; más de 31 mil personas marcaron la diferencia entre Barreto Sira y Aristóbulo Istúriz, y evitaron que el régimen hiciera de las suyas.

La participación electoral fue muy buena, quedando la abstención en apenas 36,36% y esto ayudó a frustrar cualquier plan de aquellos que están acostumbrados a  arrebatar triunfos.

A medida que la participación sea mayor, y la diferencia entre demócratas y el oficialismo sea más amplia, esto amarra las manos de aquellos que les encanta alterar procesos o incidir en ellos.

¿Cuál fue la clave del triunfo de Barreto Sira? El voto popular.

Los sectores más desposeídos y olvidados y la clase media de Anzoátegui salieron a votar y les dieron una lección a los responsables del caos en la región.

Por ejemplo, en Barcelona entre el 2012 y el 2017 Antonio Barreto Sira aumentó unos 34.525 votos, es decir creció en unos 60.6%. En la anterior oportunidad el actual gobernador había obtenido 56.913 papeletas, y ahora contabilizó 91.438.

Sin duda, la nueva dirección de Acción Democrática (AD) en el municipio, a cargo de Plácido Malavé, fue el factor determinante para la victoria. A tal punto que el partido blanco superó, en esta ocasión, a Primero Justicia por unos 5.298 mil votos. Mientras que en el 2012 la correlación fue a la inversa y el AD dirigido por Carlos Andrés Michelangeli  quedó por debajo de los amarillos por unos 5.979.

La nueva visión organizativa en Barcelona fue determinante para el triunfo de Barreto Sira y para que la tolda blanca volviera a ser el partido más votado en la capital anzoatiguense.

Sobre el caso del municipio Simón Rodríguez, en las elecciones del pasado domingo la Unidad aglutinó 46.525 votos sobre 29.616 del candidato del hambre y de Maduro.

El incrementó de votación entre las dos jornadas fue de 20.505 votos, lo que equivale a 78,80%.

Hace cuatro años se había perdido El Tigre por 5.776 y ahora se ganó por 16.909. Acá, es menester resaltar el papel de José Brito y Ernesto Raydan, quienes bregaron esa victoria.

El trabajo fue tan parejo que las tarjetas de Primero Justicia y AD quedaron estadísticamente empatadas. La amarilla con unos 18.918 y la blanca con 18.347 votos.

En Puerto La Cruz, Antonio Barreto Sira  quedó con 57.637 votos sobre las 51.756 papeletas del oficialismo. Lo que representó un incremento en la votación de la Unidad del 56,88%. Aquí la tarjeta de AD sumó 19.291 y la de PJ 15.830, y apareció la de Voluntad Popular con 12.821 votos.

Continuará…



martes, 10 de octubre de 2017

Pasar agachado

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-. ¿Quiénes son aquellos que pasan agachados ante los compromisos? Son los mismos que eluden sus responsabilidades o se escudan en argumentaciones vacías y entretejidas por falsas expectativas.

Pasan agachados aquellos que le temen a lo que juzgan superior a ellos, luego que se han empequeñecidos por sus silencios, apatía y desinterés.

Rehúyen a su deber los mismos que se autodenominan valientes porque confunde el coraje con la violencia, pero cuando les toca un escenario sensato y civilizado huyen despavoridos con la velocidad de los asustadizos.

Pasan agachados quienes tienen intereses ocultos o mezquinos. Los intolerantes que siempre quieren tener la razón sobre todo y todas las cosas.

Los malcriados que botan tierrita y no juegan más. Aquellos que no miran más allá de sus propias narices.

Quienes suelen pasar agachados se esconden en excusas y en afirmaciones desafortunadas, y son los mismos que luego no dan explicaciones ante los desaciertos y reveses que producen.

Según la hora que vive Venezuela, no es el momento de que nadie pase agachado. Es el momento de sacar el pecho y demostrar de qué tamaño es nuestro compromiso con Venezuela y el resto de los venezolanos.

Descartemos las mediciones o cálculos personales o grupales, dejemos las cuentas de tiempos y circunstancias a un lado y enfoquémoslo en lo que realmente importa: Venezuela.

En cada evento o reto que los demócratas tengamos por delante debemos hacerle frente. Debemos que dar un paso al frente y decir “a la carga”.

Aquellos que nos quieren mantener amordazados, enflaquecidos y corroídos por la opresión y represión, gozan un mundo cada vez que pasamos agachados o miramos para otro lado.

Ellos disfrutan cuando nos abstenemos de hacer lo que debemos hacer, cuando nos inmovilizamos o nos quedamos con los brazos cruzados. Ellos viven a plenitud con nuestra parálisis o apatía.

Y cada vez que pasamos agachados frente a un compromiso, en medio de la coyuntura nacional, entonces le hacemos un favor a los mismos que llevan 18 años destruyendo a Venezuela y chupándose la savia nacional con sus fauces devoradoras de esperanzas e ilusiones.

Pasar agachados no ha sido, ni lo será una opción real para los que amamos la libertad.

¿Cómo ser indolentes frente al deterioro de nuestros estados? ¿Cómo no reaccionar frente a las neveras vacías y estómagos pegados al espinazo?

¿Cómo hacer silencio frente a la grave crisis que padecemos los venezolanos? ¿Cómo medir beneficios personales cuando lo que está en juego es el porvenir de toda la república?

Pasar agachado es la actitud de los indolentes, pero sé que la inmensa mayoría de los venezolanos no pasarán agachados. Con pundonor, con gallardía y sobre todo con fe, el pueblo saldrá a participación en la jornada que tenemos encima.

Los venezolanos tomarán una doble decisión positiva. Si participación y lo harán en favor de un cambio para mejor para cada uno de los estados que conforman la nación.

¡Aquí nadie pasa agachado, aquí actuamos y lo hacemos contundentemente!


miércoles, 4 de octubre de 2017

El candidato del hambre

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Así como vino se fue. Y así como se fue pretende regresar. Con su cara muy lavada, con su carencia de moral y con su verborrea de predicador del fin del mundo en una plaza del siglo XIV.

El candidato del hambre, el mismo que defiende la escasez y la ausencia de productividad nacional, viene otra vez a Anzoátegui a pedirle el voto a un pueblo que sufrió por su terrible y evidente desgobierno.

El enviado de Maduro durante el tiempo que estuvo al frente de la gobernación se caracterizó por su flojera, por su dejadez y su incapacidad para resolver los problemas que afectan a los anzoatiguenses.

La inseguridad subió, las carreteras en mal estado se multiplicaron, el caos en los servicios públicos se acrecentó. Su balance estuvo teñido con el color de su partido: Rojo.

El candidato de la flojera demostró que el oficialismo se supera a sí mismo cuando de ineptitud se trata. Si pensábamos que David de Lima fue malo, Tarek Saab fue peor, e Istúriz vino a romper los límites normales de la mediocridad.

Ahora, sin que le tiemble la voz por un segundo,  como si nada hubiera pasado en estos años, el aspirante que apoya la escasez y que defiende a Nicolás Maduro pretende que los anzoatiguenses votemos nuevamente por él.

¿Será que creen que somos tontos, o es que está completamente seguro de ello? Este pueblo jamás votaría de nuevo por un mal gobernante como él.

El candidato de Maduro no hizo nada por Anzoátegui ni cuando estuvo en la gobernación, ni tampoco movió un dedo por la entidad cuando ocupó la Vicepresidencia de la República y mucho menos como diputado a la farsa constituyente.

El flojo solo ve a nuestra región como un sitio para vacacionar y mantener una cuota de poder en medio de la vorágine interna que se vive en el seno del oficialismo.

Aquí no podemos olvidar, ni olvidaremos, lo que ha significado el flojo como gobernador. Él, con su apatía en el ejercicio del poder, demostró que no le interesa para nada los padecimientos de nuestra gente en los cerros de Puerto La Cruz o en los barrios de Barcelona o El Tigre.

El representante de la represión de Maduro en la entidad no conoce lo que se siente en los sectores rurales del sur u oeste de Anzoátegui, no sabe cómo resolver los problemas que sufren los habitantes de este estado, y tampoco está interesado en solucionarlos o de rodearse de personas que puedan prestar un buen servicio a nuestra tierra.

Pero, ante la enfermedad que representa el candidato del hambre tenemos un antídoto: El voto.

Si los demócratas, que somos indiscutible mayoría, salimos a votar este 15 de octubre lograremos derrotar a Maduro y a su candidato enviado a Anzoátegui.

Si votamos ganamos. Si votamos enviaremos de regreso a Caracas al flojo, y se irá con el rabo entre las piernas.


Unidos lograremos liberar a Anzoátegui del flojo y de Nicolás Maduro. La abstención es el último escondite que le queda al candidato del hambre, derrotémoslo votando y llevando a la gobernación al candidato de la Unidad.