miércoles, 29 de junio de 2016

Nicolás, estás perdido

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Por más que te escondas detrás del Tribunal Supremo de Justicia o del Consejo Nacional Electoral los venezolanos te juzgarán y te condenarán Nicolás Maduro.

Aunque sería injusto de nuestra parte de culparte de la crisis, tú no eres el padre de la criatura. El verdadero gestor del caos que vivimos es Hugo Chávez, las políticas socialistas aplicadas por él produjeron esta hambruna que estamos padeciendo.

No obstante, Tú sí eres responsable del agravamiento económico de Venezuela. Tú sí eres culpable de echarle más leña al fuego.

Tu incapacidad administrativa y tu dogmatismo socialista han conducido a Venezuela a este estado de decaimiento económico y de crisis humanitaria que atravesamos.

Nicolás, aunque te esconda detrás de gritos, palabrotas y demás bravuconadas, no podrás escaparte de la responsabilidad que pesa sobre tus hombres.

Los niños que se acuestan sin comer, los enfermos que no poseen los tratamientos para combatir sus dolencias, las madres haciendo colas interminables y los padres que ven imposible la manutención de su hogar, son las consecuencias del legado que te dejaron y de tu propia ineptitud al frente de la conducción del Estado.

Sabes, en lo más profundo de tu ser, que no ganarías ni una junta de condominio si las elecciones fueran el próximo domingo. Sabes, como lo sabemos todos los venezolanos, que el rechazo popular hacia ti y lo que representa crece en la medida que va creciendo los agujeros en los estómagos de millones de venezolanos.

Cada semana millones de ciudadanos tienen que abrirle otro hueco a la correa, porque nos estamos enflaqueciendo en la misma medida que tú y tus compinches van engordando a costilla de las necesidades de los más humildes.

¡Sí! Nicolás Maduro el juicio del pueblo y de la historia será excesivamente duro contigo. Ocupaste una silla presidencial que no te pertenece y nunca te ha pertenecido. Por más que busques vericuetos legales, paralegales o metalegales, la sociedad venezolana te expulsará del poder.

Por más que te escondas debajo de las faldas de las comadres del Consejo Nacional Electoral o de las togas de los magistrados express de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, no podrás huir de la sentencia que los venezolanos daremos con la fortalece de nuestros votos en el Referendo Revocatorio.

Porque más temprano que tarde iremos a elecciones y te revocaremos. Y no te hagas ilusiones, ni tú ni tus cómplices del desastre actual, el revocatorio será este año.

 En pocas palabras Nicolás: estás perdido.

Por donde metas la cabeza te saldrán los demócratas y te derrotaremos. Este pueblo decidió cambiar y ya no hay nada, ni nadie, que lo detenga.

Estás perdido completamente. Ya ni los chinos quieren apostar a tu Gobierno, cada vez estás más solo, cada vez te encuentras más arrinconado frente a tu destino, que no es otro que la salida de Miraflores por vías Constitucionales.


lunes, 13 de junio de 2016

Cerezal fue noticia

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Como millones de venezolanos  Luis Josmel Fuentes salió a las calles a exigir comida, a ejercer su derecho a la legítima protesta. Y ¿cuál fue la repuesta de los órganos del Estado? Al saber de sus vecinos, amigos y familiares, éste fue ultimado por efectivos del “orden público”.

Llenos de ira, con hambre en el alma y con hambre en el estómago, los habitantes de la población de Cerezal, estado Sucre, salieron a las calles a expresar sin ningún temor su repudio a la crisis que vive el país y por el trágico final de un joven de apenas 21 años.

Ver las imágenes de funcionarios policiales y militares disparando contra ciudadanos que pedían alimentos y justicia no debería asombrarnos, aunque es difícil acostumbrarnos a la infamia y al deshonor.

Observar como con fusil en mano representantes de la Guardia Nacional arremetían contra los moradores de un pueblo artesanal, percatarnos que los funcionarios que deberían defender a la ciudadanía y velar por la integridad nacional sólo ejercen la represión contra trabajadores, amas de casa y jóvenes, descubre el foso en el cual estamos hundidos.

No escondo el dolor que me embarga. Me entristece que nuestra amada Venezuela esté sumergida en el océano de la impunidad, en la atrocidad generada por unos trúhanes que  han condenado a nuestra gente a pasar hambre y necesidad.

Escuchar los disparos de las armas de la república contra la humanidad de venezolanos que simplemente expresaban su malestar, su inconformidad y su desesperación, es la evidencia que el régimen es inhumano.

Acusar a los inquilinos de Miraflores de violadores de los Derechos Humanos es llover sobre mojado; el mundo ya sabe que quienes ostentan el poder en Venezuela no respetan ni a la sagrada Hostia.

Como dignos discípulos de Mao y Stalin los integrantes de la cúpula del Gobierno no le tiembla el pulso para disparar en contra de los venezolanos.

Con este proceder ellos pensaron que iban a atemorizar a nuestra gente, por este motivo ellos acudieron a la violencia, al hostigamiento, a la generación del terror como medio de control político y social, pero el tiro le está saliendo por la culata.

Cerezal dio un paso al frente y mantiene su dignidad como pueblo. Cerezal es una pizca de lo que podemos hacer los venezolanos por defender nuestra libertad, por pedir verdadera justicia y para el restablecimiento de la verdadera paz.

La sociedad venezolana tiene hambre. Y un pueblo con necesidad no le teme a las balas o a las amenazas de los señorones con boinas rojas y camisetas del “Che” Guevara.

Cerezal fue noticia. Fue noticia por la muerte de un muchacho de 21 años, fue noticia por la protesta que protagonizó, fue noticia por la represión ejercida por los esbirros del régimen y es noticia porque esta población con su gallardía seguirá saliendo a las calles hasta que exista un cambio de gobierno y de sistema en el país.


El tiempo del ocaso le llegó al oficialismo, a Maduro sólo le resta el anochecer de su poder. Pronto amanecerá en Venezuela.

lunes, 6 de junio de 2016

Sal y azúcar

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Vamos hacer un pequeño análisis económico, aunque no soy economista, basándonos en dos rubros comunes en el mercado nacional.

La sal y el azúcar son dos productos habituales en la mesa de los venezolanos, no obstante la realidad entre ellos es distinta en medio de la vorágine desatada por los errores del régimen y el caos económico en el cual nos hundió el socialismo.

Veamos pues, por un lado el azúcar es producida por el Estado.

Hugo Chávez en su momento tomó, a través de ilegales expropiaciones, los Centrales Azucareros del país, las consecuencias de esta medida, obviamente política y sin ningún norte económico, fue la desaparición del azúcar de la mesa de los venezolanos.

Hoy en día conseguir, y luego comprar, un kilito de azúcar es una obra de la fortuna y un despliegue de ingenio casi símil a las encarnadas por Odiseo.

Desde la expropiación de los Centrales Azucareros todos la hemos visto amarga. Tanto los trabajadores que quedaron desempleados, los cañicultores que se fueron a la quiebra en muchos casos, y el resto de los venezolanos hemos dejado de consumir este rubro.

En cambio, en el caso de la sal no ha sido así. El Estado socialista no le ha echado mano a este sector productivo y en consecuencia uno puede conseguir montañas de sal en cualquier expendio de alimentos.

Uno hasta puede escoger la marca de su preferencia, lo que es una total proeza en la Venezuela revolucionaria.

Ahora, ¿por qué esta diferencia? La propiedad privada, la inversión individual, la preocupación de ganar o perder hace, sin lugar a dudas, más productiva y eficiente a una empresa, mientras que aquellas que se encuentran en manos del Estado, y un Estado representado en un gobierno tan incapaz como el socialista, los resultados son diametralmente contrarios.

Por un lado la administración privada es más eficiente en sus procedimientos, más honrada y más rigorosa en los manejos de productividad, comercialización, distribución y optimización de los servicios, mientras que las empresas pública en su gran mayoría carecen de todo lo antes expuesto.

Con esto no decimos que toda empresa pública es plenamente mala, por ejemplo durante años la principal empresa estatal del país, Petróleos de Venezuela S.A (Pdvsa), fue la mejor en su ramo superando a organizaciones privadas e internacionales como la Exxon, Texaco y otras.

En el caso de Pdvsa aunque la empresa era y es propiedad de la nación, dentro de su estructura siempre se respetó, en los tiempos de la mal llamada Cuarta República, la meritocracia, y la tecnocracia como herramientas de crecimiento y edificación jerárquica.

Lo que ocurre es que la visión socialista de la economía, la corrupción de regímenes autoritarios y anarquizantes como el actual, devoran cualquier vestigio de productividad.

Volvamos a la sal y al azúcar. En la mayoría de los casos la estatización tiende a burocratizar los procesos de producción generando a su vez un caos interno que a la final pagaran los consumidores, como está ocurriendo con las neveras vacías de millones de venezolanos.


Por todo esto, tenemos una mesa con salero, pero amarga.