miércoles, 22 de febrero de 2017

Preocupación adolescente

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Eran como las 10 de la mañana, venía en un autobús de la ruta San Diego-Puerto La Cruz y, por cuestiones del azar del destino, escuché la conversación de un par de adolescentes que no superaban los 15 años de edad.

Aunque hubiese esperado un diálogo más banal me sorprendió la profunda preocupación  social de los aún menores de edad.

Ambos, un joven y una muchacha, disertaban sobre la realidad económica de Venezuela.

Intercambiaban impresiones y se contaban lo duro de la situación y como sus respectivas familias enfrentan la escasez y el alto costo de la vida.

Uno le decía al otro: “Esto no se aguanta. Mamá hace milagros con la comida”.

La muchacha respondía: “Ya ni siquiera un perro caliente se puede comprar uno en la calle. Todo está carísimo”.

Y así transcurrió el recorrido. Los dos señalaban al gobierno como el responsable de la crisis y coincidían en “si pudiera votar, votarían para sacarlos a todos”.

Mostraban su preocupación por la comida y hasta exteriorizaron por su angustia por no conseguir medicamentos para algún familiar enfermo.

Este tipo de diálogo era impensable en mi adolescencia. En aquellos días los jovenzuelos tenían conversaciones triviales.

Y no por desconocimiento de la realidad social del país, sino porque no existía una crisis de las proporciones actuales.

Los jóvenes de nuestro tiempo no hablan de escasez de comida porque en cualquier bodega usted conseguía de todo. No se hablaba de la desaparición de los medicamentos porque en cualquier farmacia o botica usted encontraba lo que buscaba.

En esos días de la década de los 90 y el principio del 2000 cuando viví mi niñez y adolescencia, los muchachos de la época pasamos de jugar pichas (y luego tazos)  en el patio de las escuelas a preocuparnos por los temas normales de la pre-adolescencia.

En esa época, cuando estudiaba en primaria, con un billete de Bs. 20 con el resto del General José Antonio Páez y uno de Bs. 10 con la faz de los generales Antonio José de Sucre y Simón Bolívar impresos, iba a la cantina y desayunaba muy bien y hasta vuelto daban.

Hoy la situación es otra. Los jóvenes no se preocupan por sus estudios, por la muchacha que les gusta, por la fiesta de fulano, ni siquiera por conseguir un trabajito en la tarde para ahorrar y comprarse algo de su agrado. Hoy, los jóvenes se preocupan por comida, por medicinas, hasta por la inseguridad.

Muchos jóvenes, desde la misma adolescencia, ya están pensando en irse del país porque saben que la crisis venezolana les impedirá desarrollarse como hombres y mujeres plenos.

Este es el legado que nos han dejado 18 años de crisis y mal manejo de la nación. Este es el producto de una visión equivocada de la política e incluso de la vida misma.

La juventud venezolana prefiere la ruta hacia Maiquetía. Los jóvenes venezolanos están desilusionados y desesperanzados, lo que ha ocasionado que un grueso de la muchachada más preparada esté en el exterior o esté pensando en marcharse a otros horizontes.

¡Cómo ha cambiado todo! ¡Cómo destruyeron al país! Volvieron añicos la Venezuela donde pase mi niñez.


miércoles, 15 de febrero de 2017

“Empresiarialismo” político

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  El término “empresarialismo” no existe desde un punto de vista lingüístico, aunque pareciera que esta voz debería ser aceptada desde la óptica del análisis político, ¿la razón? La hablaremos a continuación:

Mientras Europa gira política y socialmente hacia nacionalismos proteccionistas y con vicios de xenofobia, en América Latina avanza a pasos acelerados lo que me obstino en calificar como el “empresarialismo” político.

Y, ¿qué es el empresarialismo político? Es la tendencia de la incorporación en la arena política de hombres o mujeres exitosos en el mundo de las finanzas y de los negocios.

Esta inclinación por votar por personalidades reconocidas por sus triunfos empresariales no es nueva, aunque es ahora donde se están viendo sus reales frutos electorales.

América Latina, luego del fiasco del neo-socialismo  inspirado en la tesis del Socialismo del Siglo XXI, está dando pasos hacia la conformación de nuevos regímenes guiados por empresarios de fama.

Todo empezó con el preámbulo de los gobiernos de Ricardo Martinelli en Panamá y de Sebastián Piñera en Chile. No obstante, ahora se ha extendido en varias partes del continente.

En este momento tenemos a Mauricio Macri en la jefatura del Estado de Argentina y a  Pedro Pablo Kuczynski quien ejerce la presidencia del Perú. Ambos reconocidos empresarios que han arribado al poder.

Según las encuestas, el rival más peligroso para Lenin Moreno candidato de Rafael Correa (quien decidió no presentarse a otra reelección) en Ecuador es el banquero y dirigente político Guillermo Lasso.

Para las próximas elecciones en Chile, pareciera que existe una opción real en favor del empresario Sebastián Piñera quien desea regresar al Palacio de La Moneda.

Como podemos ver los empresarios han llegado con fuerza y están ocupando las sillas presidenciales de varios países del continente. Y todo esto sin hacer aún mención del mangante inmobiliario, Donald Trump, quien está ocupando la Casa Blanca en este momento.

Algunos se preguntarán el motivo por la cual llamo a este fenómeno de empresarios en el poder “empresarialismo” y no lo califico simplemente como “liberalismo”, y existe una razón de peso ideológico.
Por ejemplo, Mauricio Macri es un liberal solamente en el aspecto económico mas en lo social es conservador.

Donald Trump en los EEUU no está propugnando tesis liberales sino, por el contrario, iniciativas proteccionistas y conservadoras.  Sebastián Piñera es otro caso de liberal en el económico, pero conservador en lo social,

Lo que los diferencia de Pedro Pablo Kuczynski y de Guillermo Lasso que sí son liberales más convencidos.

Es decir, no podemos encasillarlos a todos en el “liberalismo”, debido a esto empleo la voz “empresarialismo” porque todos poseen un origen empresarial.

Ahora bien, ¿llegará el “empresarialismo” político a Venezuela? ¿Quién está llamado a asumir este papel? ¿Lorenzo Mendoza está dispuesto a tomar este rol?

Aunque Mendoza llegó a encabezar encuestas o, por lo menos, ser una opción competitiva, no pareciera aún animado a sumarse al debate político.


¡Amanecerá y veremos!

martes, 7 de febrero de 2017

“Demofobia”

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  ¿Qué es una fobia? Etimológicamente es un término de origen griego y su uso está vinculada al “miedo”. Desde la óptima psicológica es un trastorno emocional caracterizado por un temor intenso y desmesurado hacia objetos, seres vivos o situaciones diversas.

¿Qué es demo? Igual a fobia, “demo” posee un origen griego y básicamente se refiere a “pueblo” aunque algunos expertos aseveran, siguiendo las enseñanzas del historiador Plutarco, que el término “demos” parece haber sido un neologismo derivado de la fusión de las palabras demiurgos (artesanos) y geomoros (campesinos).

Entonces, ¿qué es la demofobia? Es un atrevimiento de mi parte, esta construcción alude a una simbiosis de ambos vocablos para crear una voz que especifique  el “miedo al pueblo”  o el pánico irracional a la democracia.

La demofobia es una realidad en muchas partes del mundo. Las personalidades autoritarias que alcanzan el poder van construyendo los escenarios necesarios para minimizar la participación y el predominio del poder popular en el ejercicio de la democracia.

Actualmente en Venezuela quienes ejercen el poder político sufren de un enraizado temor a contarse en elecciones.

Y no es para menos. Si recordamos que las fobias se crean debido a traumas en la niñez, podemos determinar que en la infancia política de este régimen, encabezado por Nicolás Maduro, sufrió traumas electorales iniciales.

Una elección presidencial de dudosos resultados, la pérdida constante y firme de apoyos en las encuestas durante aquel duelo Maduro vs. Capriles, y los ya mencionados resultados dejaron huella imborrable en la psiquis del régimen.

Si le sumamos a esto lo ocurrido en las elecciones parlamentaria del 2015 cuando el oficialismo sufrió una paliza electoral increíble, se puede justificar y comprender la “demofobia” surgida en la cúpula dirigente del oficialismo.

Ahora vemos como en Miraflores le temen a las elecciones.

Hicieron lo posible e imposible para impedir la materialización de un Referendo Revocatorio el año pasado, su posición en la llamada Mesa de Diálogo solo se basa en crear las condiciones para que Maduro pueda llegar al 2019 y allí, como último resquicio, medirse electoralmente,

Su temor llega a tal nivel que el oficialismo está en franca política esquiva para dejar pasar por debajo de la mesa las elecciones regionales que debieron realizarse a finales del 2016.

La “demofobia” se incrementará en la medida que Maduro y sus compañeros en la aniquilación del país sean conscientes de los niveles de rechazo popular que poseen y del periclitar de prebendas e intereses.
Llamar a elecciones para ellos es un suicidio político, están claros que cualquier medición será rotunda y lapidariamente adversa para sus objetivos y deseos.

La revolución dejó de ser protagónica y participativa para convertiste en un modelo represivo que sólo es movido por  el miedo, la desesperación y la fobia hacia el pueblo.

Y ese temor irracional a la ciudadanía y a las elecciones pareciera no tener cura; ellos son presas y reos en sí mismos de sus propias mezquindades e intrigas palaciegas.