miércoles, 10 de enero de 2018

Cóctel explosivo

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  En este artículo vamos hablar de la elaboración de un cóctel explosivo, el mismo que fue creado en los laboratorios revolucionarios del socialismo venezolano.

El primer ingrediente es: la inflación. El Gobierno nacional, a través de su afán de destrucción del aparato productivo, logró con las expropiaciones, las devaluaciones constantes del bolívar, la elaboración sin pausa ni medida de billetes y circulante, un tejido inflacionario que se devora los ingresos familiares de los venezolanos.

La inflación se transformó en un monstruo de mil cabezas que se traga las esperanzas de todo un pueblo. Un engendro económico parido por este régimen y que se expresa en una locura de precios que hace imposible vivir bien en este país.

La inflación se ve reflejada en el cuerpo corroído y enflaquecido de una sociedad que solo sobrevive en medio de la férula roja que llama revolución.

Además de la inflación, tenemos que resaltar, como segundo ingrediente del cóctel explosivo, a la  especulación.

En medio de la crisis que vive Venezuela algunos vendedores se aprovechan de la situación para hacer su agosto durante todo el año. Se lucran con la escasez y se burlan de la necesidad del ciudadano de a pie.

El incremento de los precios, ya de por sí exorbitantes, se disparan aún más debido a la mano de los propios expendedores y de los denominados bachaqueros a quienes no les tiembla el pulso para remarcar tarifas y precios sin ningún dolor, ni sentimiento.

El tercer ingrediente sería: los saqueos. Todos los demás factores van a producir una reacción popular de carácter violento y radical que normalmente trae consecuencias nefastas para todos, tanto para el empresario, el comerciante y para al consumidor final.

Los saqueadores los tenemos de dos tipos, aquellos que se expresan de esta forma movidos por el desespero del hambre y de la gravísima situación que se sufre en todos los rincones de Venezuela, y segundo a aquellos que se aprovechan de las circunstancias para extraer de forma indebida productos que ni siquiera son de primera necesidad.

Es decir, que entre la inflación, la especulación y los saqueos la república se perdió y el resultado es una convulsión que se expresa en la anarquía que se viven en las calles del país.

El cóctel explosivo terminará explotándole en la cara a aquel que lo creó. Nicolás Maduro revolvió aquel trago y ahora todos los venezolanos nos toca esperar  el "boom" del estallido social.

Durante 18 años agitaron las pasiones del pueblo, pensaron que los recursos del petróleo iban a permanecer estáticos en 100 dólares por barril; creían que el clientelismo se podía mantener y el abuso de poder ocultar hasta el final.

Maduro cual fargallón, se ha caracterizado por ser una especie de "elefante en cristalería", sus declaraciones y acciones reflejan su torpeza política y su corta mirada en asuntos económicos. Sin mencionar que su testarudez ideológica ha condenado al pueblo a pasar hambre.

Y, debido a esto ya observamos cómo va explotando las primeras burbujas de fuego social en varias zonas del país. Ya se observa como el malestar popular crece en la medida que se agudiza la crisis de abastecimiento de alimentos y medicinas.

La explosión del pueblo pareciera un hecho, y más cuando el boato de los enchufados cada vez es más grotesco ante los ojos de aquellos que carecen de todo.

¿Hasta cuándo creen que durará este cóctel batiéndose antes que explote? ¡Señores! ¿Quién apuesta?


miércoles, 3 de enero de 2018

Poliarquía o Sofocracia

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  ¿Cuál es el sistema político que en verdad rige a Venezuela? ¿Cuál es el método que han utilizado en estos largos 18 años para gobernarnos?

La llamada revolución accedió al poder a través de los mecanismos que le otorgaba un modelo de democracia representativa que fue ejemplo para América Latina; después de encumbrados ellos iniciaron la destrucción de la nación y de las libertades que existían en aquel entonces.

Aunque no podemos hablar de la perfección de la democracia instaurada a partir del 23 de enero, tampoco podemos afirmar que este período de 40 años fue un cúmulo de calamidades, porque no lo fue, y al cristal del tiempo la era civil venezolana supera con creces a la actual situación nacional.

No obstante, el meollo es la definición actual del sistema que desgobierna a Venezuela. Mientras estuvo vivo Hugo Chávez el país fue el escenario de un autoritarismo enmascarado en una democracia tumultuaria.

En los primeros años de la "revolución" Venezuela vivió una especie de gobierno de Neo-oligarquía. El entorno, prácticamente monárquico, de Hugo Chávez tejió a una aristocracia económica y política que devino en una oligarquía roja e inmoral.

Al llegar el fin para la existencia del sostén de aquella oligarquía política-petrolera, el tablero de ajedrez político se movió, esto dio origen a una reformulación del modelo que controlaba el país.

Con el ascenso de Nicolás Maduro se instauró una kakistocracia, es decir, el "Gobierno de los peores". El actual mandatario nacional fue lentamente construyendo un círculo gubernamental que apartaba a la antigua oligarquía chavista.

Los Héctor Navarro, Jorge Giordani, Vanessa Davis, Maripili Hernández, Ana Elisa Osorio, María Cristina Iglesias, fueron reemplazados por Delcy Rodríguez y su hermano Jorge Rodríguez.

A su vez, la carencia de un liderazgo fuerte en el seno de la conducción nacional originó la formación de una oclocracia como sistema. Este gobierno de la masa, mutación de la democracia a una orgía desenfrenada de la plebe, fue producto de la deshumanización  desde la dirección del Estado.

Pero, la oclocracia fenece al día de hoy. La masa se rebela en contra del Estado, lo que ocurre debido a la tragedia de la inflación y escasez resumida en el hambre popular, esto ha dado pie a un último modelo de opresión política: La Poliarquía.

La poliarquía se entiende como el gobierno compartido. Esto indica que el poder no yace en el pueblo, ni tampoco es controlado por un solo hombre como solía pasar en los días de Chávez.

Ahora el poder de divide en escenarios y sectores que lo comparte y se delimitan funciones. Por un lado está el poder nominal encarnado por Maduro, luego el poder militar representado por Vladimir Padrino López, luego el poder político-económico representado por Diosdado Cabello, y hasta hace poco estaba PDVSA como centro de poder dirigido por el ya caído en desgracia: Rafael Ramírez.

En síntesis, en Venezuela se padece una poliarquía que se encuentra en plena explosión y enfrentamiento interno. Las tendencias, los espacios de poder, las intrigas están haciendo mella, justo cuando la "plebe", creada por la revolución, vuelve a ser pueblo consciente y actor político en oposición al modelo implementado hace casi dos décadas.

Ante esta terrible realidad, los venezolanos tenemos la obligación ética y moral de rescatar los principios de un modelo que mejore la vida del ciudadano, que como decía Simón Bolívar "sume el mayor nivel de felicidad posible".

Venezuela necesita un modelo, como diría Platón en su obra La República, como la sofocracia, donde los más sabios y duchos en diferentes áreas conduzcan los destinos de un barco que desde hace mucho tiempo va a la deriva.