martes, 27 de junio de 2017

¡Soy periodista!

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Una cortina de humo producida por las bombas lacrimógenas lanzadas por los esbirros del régimen venezolano, y entre las brumas picosas de aquel artículo para la represión, surge valiente un camarógrafo y a su lado un periodista armado con su micrófono y credencial.

Gritos y lamentos, sirenas de ambulancias llorando a la nada y en medio de la vorágine un profesional de la comunicación de pie, como si fuera inmune a las balas y perdigones, se detiene a mirar y escribir en una libreta humedecida por el sudor y las lágrimas nacida por el efecto de los gases.

Y aquel periodista que recibe de Conatel el anuncio o dictamen del Gobierno para suprimir tal o cual palabra, tal o cual imagen, o reseñar aquel episodio, y ese mismo comunicador se las ingenia para decir aquello que el Gobierno quiere silenciar u ocultar.

Ese mismo periodista es aquel que hace preguntas incómodas, aquel que es ofendido cuando dice lo que otros no quieren decir. Ese mismo que es amenazado, perseguido y hasta torturado.

Estos son los periodistas que celebraron en la calle este 27 de junio. Estos fueron los mismos que vociferaron por la defensa de la libertad de expresión.

El mismo Simón Bolívar, el Libertador, dijo que “la imprenta es la artillera del pensamiento”, a través de la prensa libre la esencia misma de la libertad encuentra cauce como un río rumbo al mar abierto; es mediante un periodismo sin censura o cortapisas que la democracia es tal y puede ser ejercida en la plenitud de su dimensión filosófica.

Porque si la democracia es “el Gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo” como lo afirmase Abraham Lincoln, entonces la única forma de que éste tenga participación permanente es a través de los medios de comunicación y ahora más que nunca cuando estamos frente a la era digital y el acceso a una información más diáfana, abierta y directa.

Y justamente, cuando el país marcha a pasos agigantados al oscurantismo de la verdad, al cierre de los canales de difusión, cuando el periodismo deja de ser libre para transformarse en una profesión de esclavos y cómplices, entonces vemos las puertas mismas del infierno de la dictadura.

Por este motivo es vital que los periodistas sigamos en la lucha, desde cualquiera de nuestras trincheras. Ya sea en el diario cubrir de noticias, en programas de televisión o radio, o mediante una columna de análisis de opinión.

Cuando nos encontramos frente a las fauces de la tiranía, el periodismo deja de ser una profesión para transformarse en un peregrinaje, en un apostolado por la verdad.

El periodista venezolano se ha transfigurado en un mártir y en un guerrero, es un luchador y una víctima. El periodista en este país es un héroe y un defensor de los restos de la moral nacional.

Mientras exista un solo periodista que empuñe un lápiz, tecleé en una computadora, o tome un micrófono, para escribir o decir lo que ocurre en esta Venezuela compungida, solo así tendremos la esperanza de que la verdad triunfará.

¡Que orgullo siento al decir que soy periodista!


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