martes, 23 de mayo de 2017

Ardió Troya, Roma y Barcelona

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Son las 8:22 de la mañana del martes 23 de mayo y me siento a redactar mi artículo de esta semana, y en éste quiero hablarles de los últimos sucesos acaecidos en la zona norte de Anzoátegui.

Sí, en Lechería, Barcelona y Puerto La Cruz ardió la indignación colectiva de los anzoatiguenses ante los atropellos del régimen venezolano.

Recordemos que a raíz de la visita de María Corina Machado para la “Marcha de los Escudos” la posición y acción de los cuerpos policiales ha sido más fuerte y atroz.

La represión que se ha vivido se agudiza enormemente; los cuerpos del Estado no han mirado diferencia entre manifestantes y transeúntes, no se han parado entre hombres o mujeres, y menos aún entre adultos y adultos mayores.

Gas lacrimógeno, perdigones y más han sido utilizados para intentar mitigar la frustración colectiva, para contener la expresión de rechazo de los venezolanos hacia un régimen que juzgan írrito e ilegítimo.

Así como en los tiempos del período micénico, narrados por la prodigiosa pluma homérica, se vivieron sucesos que lucen símiles a los episodios que conllevaron a que la ciudad de Troya ardiera, de esa forma estamos presenciando como Venezuela es el escenario de lucha de un Gobierno que no quiere elecciones y de un pueblo que está empeñado en ser libre.

¡Ardió Troya! Sí, ardió y aquí mismo en Lechería, Barcelona y Puerto La Cruz; ardió Troya en Guamachito y Bello Monte, ardió Troya en las inmediaciones de Vistamar.

Y, también podemos afirmar que Nicolás Maduro tiene cierto parecido con el emperador romano Nerón. Así como el dueño del imperio romano ordenó incendiar a la Ciudad Eterna para inspirarse y tocar su lira, de esa misma forma actúa el señor Nicolás Maduro.

Nerón vio arder a Roma para satisfacer su ego de poder y su banalidad, en cambio Maduro ve como arder a Venezuela sin inmutarse y manteniéndose tercamente en un poder que ya ejerce ilegítimamente porque no cuenta con el aval del pueblo.

Tachirenses, merideños, barineses, caraqueños y ahora los anzoatiguenses se encuentran en las calles evidenciando su posición política en contra de lo que califican como un régimen despiadado; vemos la lucha dispar entre las fuerzas del Gobierno y una sociedad que se ha movilizado en el cumplimiento de su deber de defender la libertad y la Constitución nacional.

La pregunta que me hago, Nicolás Maduro será una especie de Priamo que verá angustiado su ciudad caer y volverse cenizas, o por el contrario es un Nerón que gozará y bailará sobre los despojos de lo que un día fue un gran país.

Lo cierto, es que cada vez son más los indignados que se toman las calles. Cada vez son más los venezolanos que asumen una actitud rebelde frente al Gobierno. Y en la medida que el repudio crece, las bases de poder del régimen se van desvaneciendo.

Sin pueblo, sin recursos, sin aliados internacionales, el mundo se le achica, las oportunidades se le acaban y la soledad se vuelve gigantesca para el inquilino de Miraflores.


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