martes, 15 de marzo de 2016

Oro, nacionalidad y sequía

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  La realidad venezolana es plenamente compleja. Por un lado la “gallina de los huevos de oro” se acabó, y la crisis del mercado petrolero llegó y no sabemos hasta cuándo; no sabemos cuándo volveremos a ver un precio por lo menos cercano a lo vivimos hace apenas un par de años atrás.

El régimen de Nicolás Maduro, que no es otra cosa que la prolongación innecesaria y abortiva de su sucesor, inició con un mal pie.

Nacido de unas elecciones muy, pero muy dudosas, durante el período de Maduro al frente de los destinos del país, se evidenciaron la acumulación de errores y fiascos económicos que se cometieron a lo largo de muchos años.

La crisis petrolera aparece para golpear aún más la gravísima realidad venezolana, y es que en sí la caída de los precios internacionales no son el problema, si lo fuesen Arabia Saudita sufriera escasez de alimentos o Noruega estuviera en medio de una depresión económica, y ambas naciones siguen florecientes.

Lo que ocurrió aquí fue el despilfarro, en palabras de Don Rómulo Betancourt: “el nuevo riquismo derrochador” lo que provocó la quiera del Estado venezolano, porque jamás en nuestra historia tuvimos tanto dinero y nunca gastamos, regalamos y botamos tantos recursos como en esos días de bonanza petrolera.

Ahora, en medio de la crisis el Gobierno inicio la privatización, sí leyeron bien, la privatización de las minas de oro venezolanas, lo que nos indica que después de saquear el petróleo nacional los rapaces socialistas vienen por el oro.

Y en medio de este tránsito de petróleo a minería surge el espantoso hecho de la masacre de Tumeremo, que demuestra que la criminalidad, otro de los legados de Chávez, se encuentra campante por todos los rincones de la nación.

Lo de Nicolás Maduro no puede llamarse “mala suerte”, sino “mala leche”. Al precio de crudo en baja y a la criminalidad desatada en la región minera, se le suma la agobiante crisis del agua.

Ya el cuento del fenómeno de “El Niño” está quemado. Sí, es cierto que existe un fenómeno climatológico que está afectando a una gran parte de la humanidad, mas todos los gobiernos serios, por lo menos del hemisferio, tomaron sus previsiones, mientras que aquí hicieron lo que mejor que saben hacer improvisar.

Frente a la inestabilidad económica que causa la escasez de alimentos y miles de productos más, ante la agotamiento de las reservas de agua dentro del país, sale un equipo de reporteros colombianos a precisar los orígenes cucuteños de Maduro, o de por lo menos de su familia.

La crisis personal y política de Maduro no tiene límites. No sé bien si él empavó la silla de Miraflores, o fue que Chávez se la dejó preparada, tal vez él nació con la mantilla equivocada y en vez de darle suerte le trae desgracias, lo cierto es que su período de gobierno ha estado marcado por el fracaso y el caos constante.

¿Y les extraña que miles de venezolanos salgan en masas a pedirle la renuncia a Maduro? ¿Les parece asombroso que millones de connacionales  expresen su rechazo al gobierno en medio de las colas en los Bicentenarios o Mercal?



No hay comentarios: