martes, 29 de septiembre de 2020

Metáfora Política

Por José Dionisio Solórzano 


Rincón del Gurú-. Un discurso político para que sea completo y efectivo debe tener su carga metafórica, debe crear imágenes poderosas en la mente de aquellos que lo escuchen.

Y estas imágenes deben corresponder a la intencionalidad de la estrategia política, ser la exteriorización ideal de lo que se quiere comunicar.

Por ejemplo: «Me tocó ir a una cafetería en California, y tuve que hablar en español porque el vendedor no había tenido la decencia de aprender nuestro idioma. Yo hablo inglés, este es nuestro lenguaje y estoy orgulloso de que lo sea», este relato — sea o no verdadero — reforzó el discurso político de Donald Trump y permitió a muchísimos de sus seguidores a verse ellos mismos reflejados en ese escenario.

Otro ejemplo: «Se cumple un año más de aquellas horribles imágenes, de las llamas, de aquellos aviones estrellándose contra el símbolo de Nueva York; se cumple un año más del desespero de muchas personas. Sin embargo, las imágenes más dolorosas son aquellas que no vimos, la silla vacía en el comedor, aquel lado de la cama sin usar, aquel niño esperando el abrazo de su papá». Aquí vemos como el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, usa la descripción metafórica para crear una imagen inexistente en la mente de todos aquellos que lo oían.

Las frases directas son esenciales en la construcción de un discurso político, sin embargo hay ocasiones — y mucho más seguido de lo que se cree — que la metáfora es vital para impactar la psiquis de los electores, para calar emocionalmente en el ánimo de aquellos que nos escuchan.

Jamás olvidemos que el acto de votar es más emotivo e irracional que lógico o racional. Por lo tanto, es necesario que se emplee mecanismos e instrumentos discursivos que puedan generar el impacto deseado en el momento preciso.

La construcción de un discurso político debe tener características puntuales como: sencillez, creatividad, emotividad, intelectualidad (si aplica de acuerdo con el concepto de imágenes que deseamos proyectar), fuerza y/o contundencia y direccionalidad, si no se tiene todas o, por lo menos, la gran mayoría de estos factores entonces el proceso de comunicar y convencer será muy arduo.

Aquí debemos hacer la diferencia entre oradores y comunicadores. Los primeros son personas que con un discurso bien estructurado y con una línea definida pueden hacer aplaudir, gritar y hasta llorar a sus públicos, aquí podemos mencionar los casos de grandes oradores como: Adolf Hitler, Benito Mussolini, Martin Luther King, Wiston Churchill (un hombre con un caso particular, digno de un artículo especial), y Fidel Castro (aunque con discursos muy largos); los segundos, es decir los «comunicadores» son aquellos que aunque sean oradores poco aventajados tienen la capacidad de llegarle a las masas, este es el caso de Hugo Chávez.

El político de la actualidad debe ser un buen orador y un mejor comunicador; tal vez, la acción de los mítines o concentraciones no sean tan viables como en otros tiempos debido a la pandemia, sin embargo el uso de declaraciones vía redes sociales pueden ser empleadas para la multiplicación de los mensajes — en este caso discursos — construidos a base de metáforas políticas que logren producir una respuesta deseada en millones de personas al mismo tiempo.

¡Comunícate y hazlo bien!

 

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