miércoles, 15 de enero de 2020

Canibalismo económico


 Por José Dionisio Solórzano

Cogito ergo sum-. ¿Desde cuándo usted no va al mercado? Más allá de los análisis económicos de los expertos, más allá de las reflexiones de los políticos, se encuentra la realidad que palpamos todos los días cuando salimos a la calle.

La inflación es un fenómeno que ni el más comprometido de los seguidores de Nicolás Maduro puede negar. Tal vez pueden esbozar excusas, argumentos, endilgarle responsabilidades a terceros, pero no pueden ocultar su existencia.

La dolarización de hecho de la economía es otra realidad que es incuestionable. Solo basta con ir a cualquier negocio ya sea de comida, venta de repuestos automotrices o taller de cualquier índole para detallar como el intercambio de divisas es una norma en muchísimas transacciones.

Incluso, a veces nos topamos con que las colas para cancelar en bolívares son más cortas que la de dólares, lo que demuestra la distorsión terrible de la economía nacional. Y todo esto sin dejar de mencionar la caótica variación del cambio bolívar-dólar.

Cuando entró el 2020 el dólar se disparó y rozó los 80.000 bolívares, sin embargo empezó a bajar hasta caer a 60.000 bolívares y de forma abrupta de nuevo se montó en 81.000 bolívares  (por lo menos hasta el día que redacté esta columna).

Y lo más lamentable de la volatilidad del tipo de cambio en Venezuela, es que cuando el dólar sube todo lo hace, pero cuando éste baja ningún producto y ningún servicio lo hace. Lo que me lleva al punto central de este artículo, aunque es verdad que la anarquía económica es fruto de políticas desacertadas desde el ámbito político y gubernamental, también no es menos cierto que los comerciantes abusan de la situación.

El canibalismo económico en Venezuela es tal, que los comerciantes se quieren hacer millonarios a través de la especulación desmedida, el robo descarado y el uso de las más inhumanas prácticas de presión comercial.

Hablemos a continuación el caso de El Petro. Aunque la  moneda digital promovida por el Estado venezolano, no termina de ser, en el concepto estricto, una criptomoneda, ha sido un mecanismo empleado, de forma absurda y poco estratégica, para paliar la grave situación económica del país.

Durante el mes de diciembre Nicolás Maduro depositó un bono  y parte de los aguinaldos de los jubilados, y de algunos empleados públicos, en Petros. El Banco de Venezuela asumió la conversión de las transacciones a través de esta divisa, mediante el uso del biopago, y ¿qué hicieron los comerciantes? Subieron los precios de los productos.

Ahora bien, ¿por qué un comerciante tiene que incrementar el precio, si en verdad no está perdiendo ni un bolívar?

Igual pasa con los comerciantes, sobre todo los pequeños que han hecho lo que nadie había logrado hacer en más de 200 años, es decir, generaron inflación en el dólar.
En la calle vemos comerciantes que venden tal o cual producto en, digamos unos 20$, y la semana siguiente el mismo producto pasa a 25$ o 30$ lo que demuestra que los comerciantes son parte del problema venezolano.

Sin duda, las políticas económicas implementadas por Miraflores en los últimos 20 años desembocaron en la grave situación que padecemos en la actualidad; no obstante, el canibalismo económico que vemos en la calle es producto de las políticas nacionales como del apetito voraz de estafa de algunos comerciantes sin alma en el cuerpo.

¡Para mí, el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!

 



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