martes, 10 de septiembre de 2019

Esequibo


Cogito ergo sum-. Nicolás Maduro saca debajo de su manga, por segunda vez,  el tema del Esequibo como una especie de as para tratar de desviarla la atención pública y reforzar sus campañas de desprestigio y acoso judicial en contra de Juan Guaidó, quien legalmente ocupa la presidencia interina de Venezuela.

La primera vez que Maduro se acordó del Esequibo fue cuando pretendía reunificar a la Fuerza Armada Nacional en torno suyo, cuando se discutía públicamente el asunto de la salida al Atlántico del territorio nacional y los permisos de exploración y explotación petrolera que Guyana aprobó en la zona de reclamación.

Y ahora, Nicolás Maduro vuelve a utilizar el Esequibo, pero esta vez para atacar a Guaidó e intentar responsabilizar a la oposición del retroceso en la reclamación venezolana.

El régimen llega a tal punto que acusa a Guaidó de pretender regalar el territorio esequibo cuando en realidad fue Chávez, y después el propio Maduro, quien entregó esa parte de Venezuela a los guyaneses buscando votos en la Organización de Estados Americanos y siguiendo el patrón de la política internacional dictado por La Habana.

Recordemos algunos aspectos. Primero, los sectores democráticos presentaron ante la Asamblea Nacional propuestas para hacer respetar los derechos venezolanos sobre el Esequibo y han sido los afectos al régimen quienes se han centrado en negar cualquier iniciativa de soberanía nacional.

Segundo, líderes nacionales como Leopoldo López, Juan Guaidó, María Corina Machado, Andrés Velásquez y tantos más acudieron a esa parte del territorio nacional y clavaron la bandera tricolor en aquel suelo, haciendo un gesto de soberanía, dignidad y valentía, lo que nunca hicieron los rojos que hablan mucho de patriotismo, pero cuando les toca actuar se esconden o deciden entregar el país al mejor postor.

Tercero, del seno de la oposición ha nacido la propuesta de elevar al Esequibo al rango de estado de  la República, lo que pudieron hacer quienes ostentan el poder en el país y nunca lo hicieron. ¿La razón? Porque Cuba no se lo autorizó.

En el cuarto punto tenemos la política de Fidel Castro; en los tiempos de la época de la república civil de Venezuela, desde La Habana siempre se opusieron al reclamo venezolano del Esequibo, y tanto es así que el finado Fidel Castro dijo que las pretensiones venezolanas eran “imperialistas e intervencionistas”, así hablaba el tirano cubano, ese mismo que fue ídolo y mentor del fallecido antecesor del usurpador de Miraflores.

Además, la usurpación venezolana no puede acusar a nadie de apátridas o de tratar de regalar nada, cuando han sido ellos quienes se han aferrado a la política del despojo nacional y el reparto de las riquezas venezolanas.

En estas dos décadas, los socialistas les entregaron a Venezuela a los cubanos, a los chinos y a los rusos. ¿Cómo pueden hablar de soberanía? ¿Cómo pueden abrir la boca cuando les sirvieron en bandeja de plata el país a los comunistas de Pekín, a los mafiosos de Moscú y a los chulos de La Habana?

Sin duda, el Esequibo es Venezuela y la única forma de recuperarlo, tras la pérdida de espacio de lucha por culpa de Chávez y Maduro, es con el cese de la usurpación y el arribo de un gobierno nacionalista, conservador y de derecha al Palacio de Miraflores.

¡Para mí, el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!


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