martes, 13 de agosto de 2019

¿Elecciones parlamentarias?


Por José Dionisio Solórzano

Cogito ergo sum-. La “amenaza” de un adelanto de elecciones parlamentarias para finales de año o principios del 2020, ha sido, junto con el retiro de inmunidades parlamentarias, la estrategia asumida por Miraflores para darle respuesta a las sanciones internacionales esgrimida en contra de personeros de la llamada revolución.

Desde la Asamblea Nacional Constituyente plantean la necesidad de renovar el Poder Legislativo con el propósito de desequilibrar la estrategia opositora basada en la legitimidad de Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional, y como único órgano estatal venezolano reconocido por la mayoría de la comunidad internacional.

El adelanto de elecciones parlamentarias se convierte en sí mismo en un dilema al estilo de  Williams Shakespeare para la dirigencia democrática venezolana, es decir, ir o no ir a elecciones.

Acatar el llamado de elecciones significaría el reconocimiento del Consejo Nacional Electoral, de la Asamblea Nacional Constituyente, del Tribunal Supremo de Justicia y por consiguiente del mismísimo Maduro como presidente de Venezuela, además de echar por tierra todo el camino andando en el 2019 y el propio apoyo internacional, sobre todo el de los Estados Unidos de Norteamérica.

Por el otro lado, el no ir a las elecciones le entregaría a Nicolás Maduro y todas las facciones internas del Partido Socialista Unido de Venezuela el último poder constituido nacional que no está en manos de los revolucionarios.

Sin duda, es una difícil decisión para aquellos que conducen los partidos políticos de la democracia, y aún más escabrosa para el mismísimo Juan Guaidó, sobre quien pesa el rol de la conducción de la transición nacional.

Los próximos movimientos de los demócratas deben estar bien pensados y responder a una intencionalidad estratégica, no se puede dar puntadas sin dedal en la actual coyuntura que vive la sociedad venezolana.

A parte de todo lo mencionado está la opinión de millones de venezolanos. De acuerdo con varios estudios de opinión, el rechazo a Nicolás Maduro gira entre el 77% al 82%, es decir un repudio aplastante, y la inmensa mayoría de este gigantesco universo lo que desean es la salida del ocupante de la silla de Miraflores.

Los venezolanos mirarían con buenos ojos una elección presidencial con condiciones, lo que significa la ejecución de un evento comicial con un Consejo Nacional Electoral nuevo, un Registro Electoral depurado y la ausencia de las Fuerzas Armadas Nacionales de los centros de votación, lo que no parece gustarle es una elección parlamentaria adelantada que solo beneficiaría a los ocupante del poder en el país.

La posibilidad del adelanto de las elecciones parlamentarias fue el mejor movimiento que pudieron hacer desde Miraflores, porque con esta acción trastocaron el tablero del juego político; no obstante, veremos en los próximos días como desde la Casa Blanca responderán a esta acción de Nicolás Maduro que se puede resumir como una huida hacia adelante.

¡Para mí, el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!


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