miércoles, 27 de marzo de 2019

Apagón


Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  ¡Apagón! Sí, nuevamente sufrimos un apagón en nuestro país, un apagón de bombillos, porque el de progreso, paz y desarrollo lo padecemos desde 1999, cuando el finado llegó al poder.

¿Qué tipo de apagones hemos padecido en Venezuela? Bueno, uno de ellos es el apagón de la industria venezolana.

Hace 20 años le bajaron el “breacker” a los industriales venezolanos, a través de las expropiaciones, mediante la intervención del Estado en todas las áreas y mediante el acoso sistemático a toda aquella persona que produjera cualquier cosa sin la necesidad de la acción estatal.

También hemos padecido el apagón de la agricultura. Chávez, desde que llegó al poder, le dio al botón de “off” de la luz del campo. El socialismo destruyó la mayoría de las fincas, hatos y hacienda que se encontraban en producción, llevaron a cero los niveles de productividad agrícola y pecuaria.

Los socialistas pensaban que una economía de conuqueros podía abastecer al país, y se equivocaron. Los pequeños productores son importantísimos, sin embargo es igual de vital la existencia de personas que siembren y críen animales en capacidades industriales.

Bajaron la luz de la producción nacional, para encender el faro de las importaciones. Sabían que bajo una economía de puertos siempre quedan tajadas que se reparten aquellos que están en las posiciones claves.

Apagaron la capacidad venezolana de diversificar su economía, nos hicieron cada vez más dependientes del petróleo, acabaron con las industrias básicas de Guayana y pulverizaron las posibilidades de desarrollar el polo turístico venezolano, haciendo que las aerolíneas internacionales abandonaran el país y que otras tantas nacionales se fueran a la quiebra.

Le apagaron la luz hasta a la mismísima Pdvsa. Aunque nos hicieron cada vez más dependiente del petróleo, no invirtieron ni un centavo en la empresa dejando que esta se viniera a pique, siendo hoy tan solo el despojo de lo que una vez fue una de las empresas petroleras más grandes del mundo.

El apagón en Venezuela también fue moral; desde que los socialistas llegaron al poder la ética se esfumó. Unos pocos se hicieron millonarios, mientras condenaron a pasar hambre a millones de venezolanos, y sobre todo a sus seguidores más radicales y empedernidos.

Igualmente, apagaron la luz del porvenir. Venezuela pasó de ser la envidia de América del Sur a ser, primero el hazmerreír de continente, y luego a ser en este momento el foco de preocupación de todos los países serios y humanos de este mundo.
Sin duda, el apagón venezolano no se puede medir en bombillos apagados ni neveras paralizadas. El apagón no sólo se evidencia en los dos colapsos nacionales vividos en las últimas semanas, sino que se debe ver más allá de esto, porque abarca tantos y tan diversas áreas que no pueden ser dichas todas en un artículo tan pequeño como éste.

Encendamos la luz de la esperanza en Venezuela, sigamos movilizados al lado de nuestro presidente interino, Juan Guaidó, rumbo a la consolidación de la ruta del Cese de la Usurpación, el Gobierno de Transición y Elecciones Libres.

Espero que el primero que entre a Miraflores, después de recuperarla, prenda la luz del despacho presidencial y de toda Venezuela.

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