jueves, 14 de septiembre de 2017

¡Votar!

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  “Queremos elecciones ya”, esta frase retumbaba en las manifestaciones de calle que se suscitaron por más de tres meses a lo largo y ancho de Venezuela.

Los corajudos muchachos que se enfrentaron al régimen querían quijotescamente derrumbar el molino de viento que encarnaba, y aún lo hace, Nicolás Maduro.

Hoy tenemos la oportunidad de medirnos con el régimen y repetir la gesta civil y democrática de las parlamentarias del 2015, pero muchos propugnan un discurso de abstención y de rechazo al acto de votación.

Esta actitud de los abstencionistas, en algunos casos rocambolesca por las plataformas virtuales, mete a todo el mundo democrático en un brete.

Quienes no quieren votar se transforman en una caterva que, queriéndolo o sin querer, se convierten en reales colaboradores de los propósitos del Gobierno.

Votar es una medida de rebelión, y más cuando desde Miraflores aspiran a incentivar la abstención porque es su única forma de ganar elecciones en este país.

La propuesta de brazos caídos no es una acción estratégica, es una medida errática e incoherente con relación a lo que deseamos como ciudadanía.

¿Qué hacer si nos abstenemos? ¿Existe un plan maestro por parte de los holgazanes de la abstención, para luego de materializado su acción de no votar? Espero que lo expresen en alguna ocasión.

¿Qué hacer si votamos? Primero, defenderemos en los centros de votación y en todos los escenarios las victorias que obtendríamos en la inmensa mayoría de los estados del país.

Si el Consejo Nacional Electoral, obligado por la avalancha de votos, acepta nuestro triunfo entonces iniciaremos la liberación de las entidades, defenderíamos nuestras regiones frente al régimen.

Se iniciarían gobiernos democráticos y se robustecería la alternativa frente a la tiranía en todos los rincones del país.

Nunca olviden que es preferible un gobernador demócrata, aunque éste no nos agrade, que un mandatario que obedezca al pensamiento y directrices que emanan de Miraflores o de La Habana.

¿Si votamos y el CNE no reconoce los resultados? aquí si terminaríamos de desenmascarar al régimen frente a todo el mundo democrático.

Frente a estos escenarios, el votar no es un tema baladí, sino una necesidad histórica para todos los que amamos a Venezuela y la libertad.

La apatía jamás ha traído nada bueno consigo. La acción, siendo esta pensante y lógica, sí es el camino a la solución de la  crisis nacional.

Es hora de votar. Pero, la votación próxima no es para elegir gobernadores, sino una iniciativa para hacer de nuestros estados bastiones de la resistencia, porque el voto es otra forma de luchar.

Algunos resisten en las calles, otros desde sus comunidades. ¿Dónde podemos estar en resistencia unidos como un solo frente? En los centros de votación, ejerciendo el derecho y cumpliendo con nuestro deber.

La tarea que tenemos adelante no es un asuntos gaznápiro; tenemos que luchar desde la calle y vencer con el voto, es el momento de hacernos sentir y de derrotar a los candidatos del hambre, a los enviados y/o representantes de Nicolás Maduro a las regiones.

¡No te abstengas, vota y derrota a Nicolás!


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