martes, 3 de mayo de 2016

Liderazgos y anarquía

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Para algunos, entre otros, el gran problema de Venezuela es la carencia de un liderazgo fuerte, aglutinador e inspirador.

A pesar que muchos afirman que Venezuela no necesita de un único líder, sino que todos sus ciudadanos se convierten en inspiradores, impulsadores y guías en sus localidades, en nuestra historia nacional la figura del “jefe”, “caudillo” o “cacique”, es innegable y perenne.

Simón Bolívar: Su liderazgo se impuso con fuerza

Pero, ¿ha sido fácil el surgimiento de liderazgos en el país? Para nada.

Los liderazgos venezolanos emergen en medio de la anarquía y así lo indica nuestra historia, y me atrevería a decir que así lo evidencia nuestra evolución sociológica.

Veamos nuestro nacimiento como nación.

Entre el 19 de abril de 1810 al 5 de julio de 1811 y hasta la entrada de Domingo Monteverde a Caracas y la caída de la Primera República, el liderazgo nacional y/o patriota no estuvo para nada claro.

Piar anhelaba el liderazgo patriota

Por un lado en el Congreso Nacional existían bloques enfrentados, aquellos que quería defender los derechos legítimos de Fernando VII a la corona de España, los que deseaban una independencia sin derramamiento de sangre y los más apasionados que sí apostaban a una revolución.

No obstante, los más aguerridos al estilo de los jacobinos franceses se agruparon en un club de radicales que se denominó Sociedad Patriótica, desde se arengaba por acción y decisión.

Boves, un líder popular
El General Francisco de Miranda jamás tuvo el control de la situación a pesar de su prestigio, de su experiencia y su capacidad, nunca aglutinó a los venezolanos y la anarquía se apoderó de los patriotas. En el bando realista Domingo Monteverde, a quien no le correspondía comandar las fuerzas del Rey, se hizo con la jefatura política y militar saltándose jerarquías.

Al regresar Simón Bolívar, ya convertido en Libertador, surge en los llanos un líder sanguinario, soez y popular: José Tomás Boves, quien a su vez también desacata el orden militar de jerarquías en las tropas del Rey y convierte a Juan Manuel Cajigal en un títere sin poder de decisión.


A la muerte de Boves y ante la llegada de Pablo Morrillo, comandante veterano de las guerras napoleónicas, con 11 mil españoles a sus espaldas, es que las fuerzas realistas consiguen centro y equilibrio.

Dos Liderazgos en la Unidad
Mientras en el bando patriota la situación se tornaba más complicada. Manuel Piar desconoció la autoridad de Bolívar, hasta cañoneó una embarcación donde el Libertador viajaba.

José Félix Ribas arrestó a Santiago Mariño, libertador del oriente, y confinó a su pariente Bolívar a una habitación.

Pugna por comandar al oficialismo
Fue la fuerza de Simón Bolívar, su espíritu inquebrantable, su energía y su poder personal lo que hizo doblegar el alma díscola de una venezolanidad que siempre ha pugnado por el protagonismo.
Tanto la personalidad de Bolívar como la decisión de fusilar a Piar, lograron la convergencia y la unión del ejército patriota.

Más de 100 años después, Venezuela sigue siendo el escenario de batallas intestinas por el liderazgo.

En el seno del oficialismo se palpa el enfrentamiento entre Maduro, Aristóbulo y Diosdado, mientras que en la Mesa de la Unidad Democrática Capriles, Leopoldo López y María Corina están enfilados en una carrera para dirigir los destinos de la nación.



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