martes, 18 de noviembre de 2014

Dignidad del pensamiento

Cogito ergo sum-.  La rectitud de la vida se mide con la dignidad del pensamiento y la constancia en la acción; cuando nuestra vida la dedicamos al servicio de un bien común superior entendemos que las piedras que recibimos son parte normal de la senda que hemos decidido tomar.

Hoy vemos con orgullo varios ejemplos de dignidad en el pensamiento. Vemos ese rostro marcado, por la fuerza del compromiso y de la voluntad de ayudar, en aquellos estudiantes que hoy se encuentran injustamente bajo prisión en los calabozos de la policía política del régimen.

Cada uno de los estudiantes que se encuentran secuestrados por el Gobierno son parte de esa dignidad de pensamiento que se encuentra viva y batallando por el sueño de un mejor futuro para todos.

Vemos esa misma dignidad en los presos políticos como el caso de Leopoldo López, Daniel Ceballos, Enzo Scarano y mucho más, la vemos en la energía combativa de una mujer como María Corina Machada que mantiene su firmeza ante los ataques despiadados de los representantes del régimen.

La dignidad la encontramos en esos trabajadores venezolanos, en esas mujeres amas de casa, en las emprendedoras, en los soñadores, quienes se mantienen erguidos ante las presiones de un sistema que nos quiere ver de rodillas a todos.

La dignidad se manifiesta en el compromiso cierto, firme y constante de mis colegas periodistas que siguen luchando en la selva del diarismo por la verdad, la imparcialidad y la información veraz, más allá de los obstáculos de aquellos que ostentan el poder.

La dignidad la encontramos en la fe colectiva de un futuro premioso pero cargado de esperanzas. Ese sentimiento, esa condición de vida, la encontramos en usted, apreciado lector, que se niega a doblegar su posición ante las pretensiones autoritarias de un puñados de hombres y mujeres que se creen dueños del país.

Como digno portocruzano, comunicador y demócrata cristiano, sigo el camino  de la verdad por encima de las hipocresías, no me arrepiento de mis posiciones, aunque puedo rectificarlas, porque jamás reniego de mis errores y menos de mis aciertos, debido a que unos y otros son parte de la vida, son la savia de las experiencias vividas.

La decencia común de los venezolanos debe expresarse en mayor cohesión política y social, debe manifestarse en la antítesis al régimen y como la depuración sistemática de aquellos que estando en la cera de la Unidad siguen jugando al entreguismo colaboracionista con los representantes del régimen.

Tenemos, con miras a los venideros compromisos, que enfocarnos en llevar adelante a dignos representantes de la democracia y despojarnos de la mácula amoral de aquellos que se escudan en la Unidad y en su poder económico para imponerse en sus jugadas mezquinas.

Y casos como estos los vemos puntualmente en Barcelona.

Las primarias son la mayor expresión de dignidad que podemos enarbolar desde la Unidad, por eso debemos hacer votos, quienes defendemos a la libertad, para que los próximos representantes de la MUD sean escogidos a través de la sabia voluntad del pueblo.


Con dignidad se puede lograr muchas cosas. Tenemos que recordar a Mahatma Gandhi cuando aseveró que “en cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle”, para entender que la fuerza del cambio en Venezuela está en nosotros y en la dignidad que tengamos en vencer a los tiranos y a sus cómplices. 

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