miércoles, 15 de enero de 2014

Vale la pena recordar…

Cogito ergo sum-. La situación venezolana está muy crispada de esto no cabe duda alguna, tal vez por eso un artículo destino al análisis histórico no sea tan común en estos días, y por el contrario se derramen litros y litros de tinta explicando la realidad nacional, sin embargo no recordar el ayer es vivir cometiendo los mismos errores de siempre.

Sostengo que vale la pena recordar porque así es. Mirar de vez en cuando al ayer nos permite observar con más claridad el porvenir.

En los últimos días he estado leyendo algunas opiniones internacionales sobre todo en diarios argentinos donde el debate político del sur ha llevado a innumerables opinadores a mancillar el recuerdo del Libertador, duélale a quien le duela, de toda América o a buena parte de ella.

En el Cono Sur fustigan la imagen del Grande Hombre de América por razones meramente políticas y para así ensalzar a la figura de José de San Martin; esto no es la primera vez que ocurre por años los historiadores argentinos han tratado, en vano, de ponderar la imagen de su héroe por encima de Bolívar, y como es obvio no han podido, ni podrán.

Sin embargo vale la pregunta ¿por qué esta actitud de los opinadores albicelestes?, la respuestas es clara y sencilla, la manipulación burda que se ha hecho del bolivarianismos desde la revolución socialista venezolana, exportada a otras naciones del Continente, ha gestado esta actitud en varias partes del Hemisferio.

El Libertador no tiene la culpa de la manipulación que hacen los socialistas de su imagen. ¡Ja! Llegan a tal nivel que califican a Simón José Antonio de la Santísima Trinidad como socialista, lo que en sí es una falsedad del tamaño de una Catedral.

Debemos recordar  que desde siempre bolivarianos y sanmartinianos hemos mantenido un debate histórico entre cual fue la figura más importante, lo que a razón de los hechos se ha venido decantando en favor del caraqueño.

Un caso digno de mención es la muy conocida reunión de Bolívar y San Marín en Guayaquil un 26 de julio de 1822, de la cual tanto se habló y tanto se especuló. Los Sanmartinianos en defensa de su héroe y para tratar de ocultar el fracaso de éste con su retiro de la vida política, militar y pública posterior a este encuentro, hablan del desprendimiento de éste y acusan a Bolívar de “egocéntrico y dictatorial”.

Hace poco un historiador de origen colombiano, Armando Martínez, encontró en el Archivo Nacional del Ecuador en Quito una carta esclarecedora.

En la misiva el Padre de la Patria calificó el encuentro de “cordial”, a pesar de todas las hipótesis que se manejaron por años, y relata cual en verdad fue la desavenencia entre ambos líderes, en pocas palabras la razón fue: el sistema político que debía imperar en el Perú independiente.

San Martín, calificado por los argentinos de desprendido y democrático, hablaba de instaurar en el Perú una monarquía para la cual era necesario traer un príncipe francés, porque aseguraba que “los peruanos no están preparados para la democracia”, mientras que el, según los sureños, dictatorial Bolívar se opuso a la propuesta desechándola de una vez y propugnando en cambio una Federación en América y naciones democráticas.

Ahora bien ¿por qué citar este debate académico, estas pugnas de salón, justamente en este momento?, la respuesta es sencilla y compartidos en dos partes; la primera es puntualizar que es hora que los venezolanos rescatemos la verdadera imagen del Libertador, ajena a las mezquindades extranjeras y  divorciada de las falsedades socialistas actuales, y segundo para comprender lo valioso de la defensa de los principios como lo hiciese el Libertador en  Guayaquil.


Twitter: @jdsolorzano

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