miércoles, 24 de octubre de 2012

Ética por encima de todo



Cogito ergo sum-.  Siempre se ha dicho que en la política  vale todo, que en el arte de la pugna partidista resaltan los mismos valores que en la guerra y en el amor, pero en ocasiones nos resulta demasiado repugnante, inclusive para quienes estamos cercanos a los hechos políticos, la actitud que asumen algunos actores de la vida pública, quienes con sus acciones pasan el límite de cualquier comprensión lógica.
Los últimos hechos políticos que han protagonizado David De Lima y Ernesto Paraqueima me parecen muy poco coherentes y realmente anti-éticos, aunque podrá usted aseverar que así es la política, permítame responderle que esa no es la política que me enseñaron y los cánones de actuación que figuraban en el quehacer público de nuestros padres democratizadores de la república.
Tal vez, Don Rómulo Betancourt, el Dr. Rafael Caldera, el maestro Pietro Figueroa, el Dr. Pedro Del Corral, el negro Pérez Díaz, Arístides Calvani,  Andrés Eloy Blanco, e inclusive hombres de izquierda como Gustavo Machado, se hubiesen muerto de la vergüenza si alguno de sus contemporáneos hubiesen hecho lo que acabamos de contemplar en el comportamiento de los neo-políticos del socialismo del siglo XXI.
Cuando se viola la moral íntima de cada quien llegamos al lodazal del espíritu humano, porque la peor de las traiciones es aquella que nos hacemos a nosotros mismos, es aquella que realizamos en contra de los principios personales y filosóficos que mueven nuestra motivación para vivir, por eso juzgo que la posición que han tomado los ya mencionados dirigentes no pueden responder a una acción política, sino que es producto del mayor bagazo de la moral personal y de los residuos ya putrefactos de la anti-ética.
Creo que la política debe manejarse con consciencia. A pocos instantes de iniciar a redactar este artículo de opinión, tuve el placer de conversar con el ex gobernador del estado, el Dr. Ovidio González, quien magistralmente aseveró que la actitud de los saltadores de talanquera nace de una filosofía amoral de la vida, “no se puede ser tan malo, no se puede jugar de esta forma tan desleal. Usted puede tener una posición, pero jamás puede rebajarse a niveles subterráneos”.
Comparto totalmente esta óptica, además que viene de un maestro decente de la política. Por estas razones me atrevo a recrearla en este texto, porque sin duda alguna necesitamos que la ética retorne a nuestra vida pública, necesitamos que hombres de compromiso asuman la conducción de la república, por eso desde esta humilde trinchera, inspirado en los valores cristianos de la vida social y común, retomando las enseñanzas de la Encíclicas papales, reitero que por convicción moral me anotó con el candidato de la transformación y de la ética social en Anzoátegui, daré todo por Anzoátegui al lado de Barreto Sira.


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