lunes, 19 de marzo de 2012

Se ahoga el gobierno

Opinión-. No quiero referirme en este artículo sobre la situación política que agobia a los altos jerarcas del régimen, tampoco a la crisis institucional que amenaza por resquebrajar el cristal de la cohesión “monolítica” del partido de gobierno, menos hacerme eco de opiniones sobre la salud del presidente Chávez que ya he abordado suficientemente en otros escritos, sino que deseo centrarme en comentar sobre el aumento de los niveles de agua contaminada que pareciera ahogar a una gestión nacional que por demás vale decir que hace mucho tiempo hizo aguas.
La crisis de la contaminación en los ríos y embalses denunciados por los gobernadores José Gregorio “El Gato” Briceño de Monagas y Henrique Salas Feo de Carabobo fueron sin lugar a dudas los dos detonantes para una serie de denuncias posteriores sobre la grave situación ambiental que padecemos en el país.
Venezuela está siendo destruida, no solamente por un Gobierno nacional que se ha dado la tarea de aniquilar cualquier vestigio de legalidad e institucionalidad, sino que vemos por doquier una serie de problemas ecológicos que amenazan a la salud de la patria, por ejemplo la situación de la acumulación de coque en las adyacencias del Complejo Petroquímico de Jose, en la vía que comunica a Barcelona con la zona Oeste de Anzoátegui, así muchos casos más, pero sin lugar a dudas es el tema del agua contaminada la que se está yendo hasta el cuello a una administración que se ha caracterizado por su ineficiencia confesa.
El Guarapiche monaguense dio paso al Tascabaña anzoateguiense, ambos ejemplos de la inestabilidad y poca pericia de quienes manejan el tema petrolero venezolano, pero estos sumados a la realidad del Lago de Valencia, son muestras inequívocas de que algo malo está pasando y que el régimen se está ahogando en un mar de problemas ecológicos que se acumulan al lado de la crisis social y política que han colocado al gobierno en minusvalía popular.
Los grandes raudales de los ríos y riachuelos venezolanos se convierten en corrientes de veneno que atentan contra la nación entera, pero mientras la amenaza crece el gobierno se empeña en negar esta realidad que es evidente y obstinadamente no declara la emergencia que es necesaria ante una situación de salud pública tan prioritaria como esta.
El derrame de crudo en Monagas ocurrido mientras los trabajadores de Pdvsa y de la hidrológica “festejaban” en Caracas un año más de aquella intentona golpista del 4 de febrero, que los historiadores revolucionarios se empeñan en llamar rebelión cívico-militar, es el ejemplo más palpable que aquí el gobierno le interesa un bledo el futuro del país y de los venezolanos, más le preocupa mantenerse a troche y moche al frente de Miraflores.
Sí, los niveles del agua suben y suben, ya no hay bote salvavidas. El gobierno se hunde velozmente.

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