martes, 21 de marzo de 2023

Cae un alfil

Por José Dionisio Solórzano



Siempre se ha comparado el majestuoso juego del ajedrez con la estrategia política, lo cual tiene mucho sentido. Pues, el quehacer de la puja pública requiere de mucho sentido estratégico – al igual que el juego – y quien carece de éste tiene la derrota asegurada en ambos casos.

El Gobierno venezolano nos tiene acostumbrados a mostrarnos su piezas de poder como en un tablero de ajedrez y moverlas con cuidado y milimétrica disposición táctica, siempre con una perspectiva estratégica impecable, virtud que no podemos negársela.

Ahora bien, el tablero dispuesto hasta hace un par de días por parte del Gobierno Nacional estaba representado de la siguiente manera: El Rey – Nicolás Maduro –, la Reina – Cilia Flores (y no por ser la primera dama, sino por su capacidad de acción política) –, Alfil 1 – Diosdado Cabello (con el control del partido) –, Alfil 2 – Tareck El Aissami (dueño y señor del tema hidrocarburos).

Y sigue así, Caballo 1 – Vladimir Padrino López (jefe militar) –, Caballo 2 – Delcy Rodríguez (vicepresidente) –, Torre 1 – Jorge Rodríguez (como presidente de la Asamblea Nacional) –, y Torre 2 – Rafael Lacava  (Gobernador del estado Carabobo).

Sin embargo, en una jugada inesperada sacrifican a un alfil, a Tareck El Aissami, y todo lo que éste representa dentro y fuera del partido de gobierno y dentro de la relación de fuerzas en el alto gobierno. 

Con semejante movimiento, Nicolás Maduro refuerza su posición de jefe indiscutible del gobierno y envía un claro mensaje “nadie puede tener más poder que yo”.

Esta no es la primera vez que un potentado de los hidrocarburos cae, en el pasado toda la nación vio el ascenso y luego caída de Rafael Ramírez al frente de todo el asunto petrolero venezolano, a tal punto de mantenerse asilado en Italia.

Tampoco olvidemos que la tendencia que PDVSA fuera un poder, dentro del mismo poder, es una práctica ancestral, pues en los días de la cuarta república esto ocurría mucho.

Los presidentes de PDVSA se creían superiores al Presidente de la República, e incluso era descorteses con la Primera Magistratura nacional, ellos se creían intocables; este sentido de autosuficiencia, que aunque disminuyó, aún sigue vivo cual germen dentro de la estructura de la empresa.

No obstante, la caída del alfil petrolero deja un espacio abierto que pudiera ser llenado por cualquiera de las otras de las fuerzas políticas que pululan entorno a Nicolás Maduro o pudiera ser la oportunidad para que emerjan un nueva tendencia dentro del Psuv.

Sin embargo, aún estamos en medio de la crisis y el desplome de Tareck El Aissami no viene solo, con él de viene abajo toda una estructura política que rondaba bajo su sombra y que ahora está bajo la mira del fiscal  general Tarek Williams Saab, quien ha demostrado eficiencia en estos procesos.

Y no hay que olvidarse nunca, que el presidente Nicolás Maduro en más de una oportunidad ha expresado públicamente que Tarek Williams Saab cuenta con todo su apoyo político, lo cual hace del jefe del Ministerio Público un factor cada vez más importante en las relaciones de fuerzas en la política gubernamental.

Ahora, las preguntas son ¿cómo terminará todo el asunto? ¿el ex ministro petrolero caerá totalmente o le lanzarán, en su momento, un salvavidas? ¿Quién más será salpicado por el llamado entramado de corrupción en PDVSA? Y, otra cuestión vital ¿cuál será la próxima pieza a sacrificar en el tablero de ajedrez del gobierno?

Esto aún no ha terminado, compren cotufas.

¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!

No hay comentarios: