martes, 5 de noviembre de 2019

Vacío Político


José Dionisio Solórzano

Cogito ergo sum-. Venezuela vive un vacío; más allá de las posiciones y/o preferencias políticas de cada quien y de las  mías propias, que son bien sabidas por mis lectores, quisiera disertar sobre la situación que atravesamos en el país.

Por un  lado, observamos como Juan Guaidó se viene desinflando vertiginosamente. El paso del tiempo y la no concreción de la estrategia de cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, ha afectado enormemente al presidente de la Asamblea Nacional, quien no encuentra como retomar el liderazgo que obtuvo a partir del inicio de este año.

Llegamos a noviembre y la promesa de la instalación de un Gobierno de Transición no ha pasado de ciertas iniciativas, unas de importante repercusión y otras no tanto, y del ejercicio de un poder que a veces pareciera que se consolida y al día siguiente se apaga como el vestigios de lo que fue una llama viva.

Juan Guaidó tuvo la oportunidad de su vida en sus manos, su liderazgo llegó a niveles increíbles, no obstante ahora pretende recomponerse ante la opinión nacional con el llamado que realizó para el próximo 16 de noviembre. Amanecerá y veremos.

En la otra acera, tenemos a un Nicolás Maduro quien sigue tratando de dominar el timón de un barco que está en medio de una tormenta política sin precedentes en la historia continental.

Las sanciones económicas emitidas por Washington son una verdad irrefutable, y un escollo prácticamente insalvable para quienes obstante el poder nacional. Esto ha traído como consecuencia que el liderazgo de Maduro no se termine de concretar, y no me refiero a la Opinión Pública venezolana, sino en las estructura de poder dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela y de sus aliados.

Esta inestabilidad económica y las fricciones políticas a lo interno se ven reflejadas en la imagen de los demás líderes del oficialismo. Vemos que los gobernadores rojos mejor evaluados aduras penas pueden pasar del renglón “regular” en el desempeño de sus funciones, resaltando aquí los señores Rafael Lacava, Héctor Rodríguez, Jorge García Carneiro, los mandatarios de Carabobo, Miranda y La Guaira.

Si lo vemos con un cristal imparcial y lo más despojado posible de apasionamientos y subjetividades extremas, podemos afirmar que Diosdado Cabello es quien mejor ha jugado sus piezas en la consolidación de un liderazgo puertas adentro en el oficialismo, no obstante esto sería tema de otro artículo (prometo escribirlo más adelante).

En medio de este panorama podemos afirmar que el país padece de un vacío político y esto perjudica la cosmovisión que los venezolanos tenemos del poder.

De algo debemos estar claros, el caciquismo político o el caudillismo, la figura del Gendarme Necesario, sigue viva en nuestra ADN social, por ende, la ausencia de un líder causa tantos estragos en nuestra sociedad.

Carecemos, gobierno y oposición, de un liderazgo carismático como el que alguna vez lució Hugo Chávez o Carlos Andrés Pérez, tampoco poseemos la guía intelectual que simbolizó en su oportunidad el Dr. Rafael Caldera, ni la jefatura política de un Don Rómulo Betancourt.

Esta es la tragedia nacional que se transforma en un vacío político que se siente en nuestra estructura política y social.  

¡Para mí, el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!











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