jueves, 28 de febrero de 2019

Colombia, Brasil, Paraguay…


Opinión-.  Primero fue Colombia... allí junto con Iván Duque, presidente de la nación neogranadina, y con Mike Pence, vicepresidente de los Estados Unidos de Norteamérica, el presidente Juan Guaidó fue recibido con un trato presidencial.

En tierras colombianas Guaidó fue reconocido nuevamente como el Jefe de Estado de Venezuela.

Posteriormente, en un viaje a Brasil el Presidente Jair Bolsonaro le dijo: “permita llamarle presidente”, en directa alusión a Guaidó… Al momento de escribir esta columna ya el primer mandatario de Paraguay, Mario Abdo Benítez, anunció que recibirá a Juan Guaidó en el Palacio de López, sede del poder paraguayo, y le dará trato de Jefe de Estado.

Pronto, Macri de Argentina, Sebastián Piñera de Chile, y tantos otros, harán lo propio. Además, naciones tan lejanas como Corea del Sur, Israel y Japón ya tomaron su decisión de apoyar al pueblo venezolano y rechazar a Maduro.

El mundo se le hace cada vez más pequeño a Maduro, mientras las naciones democráticas de la humanidad cierran filas en torno a Guaidó y a la transición venezolana. Y a pesar del veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad a la resolución presentada por los EEUU, la mayoría de los países mostraron su apoyo a Guaidó.

Y frente a todo esto, Maduro se empeña en decir “soy el presidente”, pero el problema es que son día a día menos quienes le creen. Con cada amanecer los apoyos hacia la izquierda venezolana son menores, y los demócratas se multiplican dentro y fuera de las fronteras venezolanas.

Una demostración de ello son los fiascos en la convocatoria del régimen. En todos los llamados a la calle los esfuerzos del régimen son cada vez mayores, se quedaron sin pueblo, y sin dinero para movilizar a su escasa gente.

Vean como los voceros de la usurpación dejaron de hablar del condenado concierto que ellos convocaron en la frontera de Colombia para rivalizar con el Aid Live Venezuela, ¿la razón? Simple: Fracasaron… No fueron los artistas que anunciaron, porque no se querían rayar con Maduro, y tampoco fue la gente, los venezolanos prefirieron cruzar la frontera e ir a la actividad en Cúcuta.

Maduro tercamente no termina de comprender que no lo quieren en Venezuela ni afuera del país, y hasta se ha convertido en una carga para los rusos, y una deuda eterna para los chinos.

La transición ya empezó, esto es un hecho. Quienes piensen que este será un proceso rápido se equivocan, la transición lleva un período de tiempo, el cual debemos transitar con firmeza y entereza.
Como ha dicho el presidente Guaidó “vamos bien”… y esto es innegable, lo vemos en los éxitos internacionales y en el desespero violento de un modelo que se sabe que tocó fondo y no tiene retorno.




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