martes, 31 de enero de 2017

Tablero de ajedrez

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  La política es el más grandioso tablero de ajedrez. Los movimientos, las estrategias y las acciones se van llevando permanentemente en un círculo de no acabar.

La política es el campo de batalla más peligroso de todos, parafraseando al primer ministro inglés Winston Churchill, porque en un campo de batalla real sólo se muere una vez, pero en el político se puede morir muchísimas veces.

El juego de la política es crudo, rudo, inteligente, hábil y sobre todo táctico. Quien se introduce en este mundo debe tener la característica de una piel de acero.

Existen varios tipos de jugadores en el tablero de ajedrez político.

Están los jugadores egocéntricos que son aquellos que se inmiscuyen en la política simplemente buscando su beneficio personal, que en muchas ocasiones tienen una clara representación o retribución meramente económica.

También resaltan los “locos por el poder”, son los que están motivados por el llano deseo de acumular más y más poder, éstos son los que por último se convierten en dictadores.

Igualmente, resaltan los jugadores por adrenalina que son aquellos actores políticos que conviven y sobreviven promoviendo la confrontación y la lucha eterna. Normalmente  son personas que no avanzan más allá en sus posiciones porque son incapaces de darle una visión positiva a su carrera pública.

Sí, pareciera que todos los jugadores en el tablero son malos. No obstante, no es así.

Existen políticos motivados por el bien común, la caridad, el amor y el respeto al prójimo, que están inspirados en la lucha por la reivindicación de otros, de los más necesitados y empobrecidos.

A estos los podemos denominar como los políticos “buen samaritanos”, quienes son una minoría que a peca por lo silenciosa que es.  

En ocasiones sentimos que los “malos”, aquellos que se mueven en el terreno de la mentira, la cizaña y la intriga, son más y se imponen en el quehacer público, pero no es así.

Si cada uno de los ciudadanos puede identificar a aquellos dirigentes que sí están inspirados por el servicio social y la lucha democrática real, entonces pudiéramos empezar a tener más y mejores gobiernos en todos los países.

Aunque, a veces optamos por la opción más popular que estadísticamente resulta ser la peor.

Permítanme recordar en este punto una frase de San Josemaría Escribá de Balaguer que dice: “El desaliento es enemigo de tu perseverancia. Si no luchas contra el desaliento, llegarás al pesimismo primero, y a la tibieza, después. Sé optimista”

Si el dirigente honrado, lealmente comprometido con su misión política desmaya en su afán, entonces le hará un flaco favor a aquellos que dice defender.

Quienes protegen los valores éticos, quienes aúpan la honradez de acción, pensamiento y de espíritu no persisten en su batalla diaria contra el mal, entonces todo estará perdido.

Los políticos horados venezolanos tienen que batallar contra los tránsfugas del régimen y los disfrazados dentro de la Unidad, como el caso de Henri Falcon.


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