martes, 3 de enero de 2017

Borges y la presidencia de la AN

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Hoy es 3 de enero, justo son las 11 y 48 minutos de la mañana. Faltan menos de dos días para que la Asamblea Nacional inicie sesiones ordinarias en este 2017.

El ambiente ha cambiado, hace exactamente un año las expectativas nacionales era muy altas; ahora el ánimo ha disminuido considerablemente.

Hace 365 días los venezolanos estaban en pleno éxtasis con la ascensión de los entonces recién electos diputados. Hoy, por lo sucedido, la emoción popular pasó de la exaltación y júbilo a una apatía y desinterés preocupante.

A pesar de los grandes esfuerzos realizados durante el primer año de legislatura, los avances en materia política no fueron los esperados por la inmensa mayoría de los venezolanos.

Esto ocurre cuando se crean muchas expectativas, los niveles de frustración posteriores son enormes y hasta de consecuencias insospechadas.

Ahora, el reto que asumirá en pocas horas Julio Borges será gigantesco.

El fundador de Primero Justicia (PJ), quien de por sí es poco apreciado por la opinión pública, tendrá la responsabilidad de concretar lo que la bancada de la unidad no logró hacer durante el 2016.

Su desempeño al frente del parlamento, si se concreta el acuerdo político dentro de la Unidad, será fundamental para su futuro político como para las próximas reacciones  de la sociedad venezolana.

Si Borges asume la presidencia de la Asamblea Nacional bajo una premisa de diálogo y entendimiento con las fuerzas del gobierno su imagen caerá al subsuelo, desde el punto de vista político, pero si toma la dirección contraria e inicia el juicio político al Presidente de la República, si impulsa el nombramiento de los nuevos Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y los Rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), su imagen favorable se disparará.

Las próximas horas serán decisivas para el porvenir de Venezuela y para el futuro político del “jefe” de Primero Justicia.

La tarea que enfrentará no es fácil. La presión de la sociedad democrática va en aumento, la lógica determina ciertas acciones, el sentido común otras y la visión estratégica explaya escenarios contrarios. Borges al asumir la presidente de la Asamblea Nacional se parará frente a una encrucijada, y la pregunta es: ¿cuál camino tomará?

Si el diputado aurinegro  empieza con determinación y vehemencia su presidencia en la legislatura y posteriormente ablanda su conducta igualmente le caerá el látigo del repudio nacional. Estará en la cuerda floja.

La situación venezolana es muy difícil y la opinión pública no está perdonando a aquellos que traicionan el deseo popular.

Como venezolano, como demócrata y como ciudadano espero que Julio Borges tenga éxito en su período como vocero del parlamento nacional, ruego a Dios para que lo ilumine y lo guíe.

Espero que Julio Borges esté a la altura de las circunstancias y que incentive los cambios y acciones que los venezolanos esperan de su Asamblea Nacional.



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