martes, 8 de noviembre de 2016

Inseguridad al 100%

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-. En ocasiones nos sumergimos en los problemas políticos que tanto agobian el panorama nacional, en otras caemos en la repetitiva necesidad de expresar nuestras frustraciones ante la catástrofe alimentaria e inflacionaria que sufrimos en el país, pero a la medida que todo lo anterior empeora se afianza en la sociedad venezolana la crisis de la inseguridad.

La inseguridad no es un problema exclusivo de los sectores populares o medios de la sociedad, no es asunto que compete a las zonas urbanas o rurales, por el contrario la carencia de seguridad perjudica a todos por igual.

E inclusive podemos afirmar que si algo es socialista en la Venezuela de hoy es la inseguridad y el hambre, debido a que nos afecta a todos por igual.

Los venezolanos vivimos con miedo, encerrados en nuestros hogares, auto-secuestrados por el temor de ser víctimas de un secuestro real.

La crisis de seguridad es global. Quienes habitan en los sectores populares son testigos de los tiroteos frecuentes, de las emboscadas de los delincuentes, de las acciones y desenfrenos de un hampa que no tiene reparo en absolutamente en nada.

En los centros medios de nuestra sociedad la delincuencia campea sin ningún tipo de impedimento; las noches son propiedad de aquellos que se dedican a aterrorizar a los demás y a despojarlos  de sus pertenencias, siendo la más importante de todas: La Vida.

En la Venezuela revolucionaria la vida no es nada; en el país de hoy en día, la existencia se rifa en la mente de un delincuente cuando éste decide si aprieta el gatillo o no.

Y en las áreas rurales la crisis es aún peor. Secuestros, abigeato, robo de cosechas es tan típico en estos idus revolucionario que mencionarlo ya no es noticia.

Los agricultores han dejado de sembrar porque pareciera que en este momento el viejo refrán “cachicamo trabajando para lapa” se aplica a la perfección en la nación.

Nuestros campesinos  labran la tierra, la preparan, siembran y luego vienen el hampón de campo y se lleva toda la cosecha. Igual ocurre con el ganadero que tienen  que dormir entre las vacas y aun así es asaltado y sus reses son asesinadas, descuartizadas y vendidas en el mercado negro de la alimentación.
En los campos como en las ciudades a más de uno han mudado sin su consentimiento. Con camiones y todos los delincuentes llevan con la vida entera de una familia dejándolos absolutamente en la calle.

Esto está pasando en Anzoátegui, ante la mirada silente del gobernador Nelson Moreno, y esto está ocurriendo en todo el país ante la inacción de las autoridades nacionales.

Pero, permítanme circunscribirme a nuestro estado. Aquí observamos como el mandatario regional habla mucho de la inseguridad, de su presunto combate al hampa, no obstante lo que sentimos es que sus palabras sólo se quedan allí o sus acciones son tan ineficientes que los números de anzoatiguenses víctimas del hampa son cada vez mayores.

Lo cierto, es que los ciudadanos estamos atrapados en una realidad apocalíptica. Por un lado el régimen afanosamente se encuentra destruyendo nuestra tranquilidad económica y cercenándonos cada vez más nuestros derechos y por el otro lado ese mismo gobierno se hace de la vista gorda ante la inseguridad que nos agobia al 100%.

Y mi pregunta es ¿quién puede apoyar esto?

¿Quién puede respaldar un Gobierno que nos mata de hambre y si sobrevivimos deja que la delincuencia nos asesine a mansalva? 

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