miércoles, 2 de diciembre de 2015

¿Por qué Maduro?

Cogito ergo sum-.  Un buen amigo hace unos días me abordó y me dijo “por qué no escribes un artículo donde plantees las razones por la cual el régimen se desplomó más rápidamente con Maduro al frente”.

Semejante petición inmediatamente despertó en mí la curiosidad analítica del periodista. Me senté a reflexionar sobre el tema y llegué a una serie de conclusiones que les dejo a continuación.

Maduro carece de capacidad política. Tal vez llegó a la presidencia de la república por suerte o por ser un factor que jugaba a intereses superiores a él y a la inmensa mayoría de los venezolanos.

No sé qué le permitió escalar hasta la Quinta de Misia Jacinta, pero está allí y ha demostrado con hechos que ese puesto es “mucho camisón pa’ petra”.

En Nicolás Maduro está ausente eso que los analistas de comunicación política y marketing electoral llaman “Ángel”, él definitivamente no posee vena para político, debido a que no inspira simpatía y mucho menos respeto.

Existen dirigente políticos hábiles para “enamorar” a los electores y otros que infunden una veneración intelectual que termina en un “sumo respeto”. Nicolás carece de ambas características.

Su poca formación no sólo académica sino política lo ha llevado a agudizar la crisis económica que data de mucho más allá a su llegada al Palacio de Miraflores.

A pesar de haber sido canciller de la nación el señor Presidente de la República ha evidenciado sus costuras en el campo diplomático, porque una cosa es ser el enviado de Chávez y otra muy distinta es ser el que envía a fulano de tal.

Para Maduro la economía nacional no obedece a pragmatismos políticos y económicos sino que obedece a delineamientos  ideológicos y de una ideología que ha fracasado en todos los rincones del mundo.
Su llamado a la “radicalización de la revolución” es simplemente una demostración de su alejamiento de la realidad del país y su divorcio de lo que está pasando en la calle.

Maduro no es líder, y mucho menos es un gerente. Es demostrable a través de los hechos que el actual Jefe de Estado no sabe “ponerle orden a la pea” a su propio Tren Ejecutivo el cual acciona como mejor le parece a cada ministro.

Ningún proyecto, ya sea bueno o malo, puede seguir adelante sin conducción seria y a esto que llamando Socialismo del Siglo XXI le falta un piloto, porque el barco se encuentra a la deriva.

Y lo más lamentable, es que el modelo naufrague llevándose consigo a millones de venezolanos en una marcha demencial hacia el abismo social y económico.

La crisis de desabastecimiento de alimentos, la inflación desmedida, el desastre de la política cambiaria, el disenso cada vez más marcado entre altos funcionarios del Hugo Chávez con la figura de Nicolás Maduro, y la emergencia social que se padece en todos los rincones de la nación, es el resultado caótico de un gobernante que no gobierna.

Sí, Nicolás Maduro no dirige él trata de mandar y lo hace mal. Nicolás no gobierna sino que intenta tiranizar. Maduro no trabaja sino que se vanagloria en el hecho de haber alcanzado una posición que nunca imaginó y que en otros tiempos jamás hubiese alcanzado. 

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