miércoles, 18 de diciembre de 2013

¿Navidad, triste navidad?

Cogito ergo sum-. ¡Navidad! La Navidad es tiempo de reconciliación con Dios, es el momento que celebramos y recordamos con amor el nacimiento de nuestro Salvador, es la hora de la felicidad, es un lapso de tiempo en que la humanidad-cristiana deja a un lado los problemas y se entrega a la alegría y a la esperanza.

Es un tiempo de unión, sin embargo para los venezolanos desde hace más de 14 años la Navidad ha sido una época donde la unidad familiar se mantiene condicionada a la posición política, donde la división de “escuálido” y “revolucionario” se mantiene a tal nivel que hasta hermanos se niegan el abrazo de Navidad.

Este año los detalles navideños se ven más lejanos que nunca, a pesar que el fin de estos días es la celebración de la llegada al mundo del Hijo de Dios, también hemos convertido estas fechas en una oportunidad para que las familias intercambien obsequios, compren ropa y se diviertan, ¿será que este 2013 lo podremos hacer?

Alrededor del odio sembrado por un gobierno que al separar hermanos, al dividir sociedades, al fracturar familias, demuestra su rostro anti-cristiano,  pululan factores de entristecimiento colectivo.

¿Cómo celebrar el encuentro familiar si no podemos comprarle a nuestros hijos su "Niño Jesús”? ¿Cómo podemos festejar si los churupitos no alcanzan para el estreno? ¿Cómo poder reencontrarnos los unos con los otros, si desde Miraflores se sigue inyectando el medicamento del desprecio diariamente?

Los venezolanos estamos acostumbrados a navidades llena de fe y del entusiasmo de la felicidad hogareña, sin embargo en esta ocasión retumba un silencio atípico, surge una Navidad donde las melodías de Billo's enmudecen, donde la carcajada navideña deja paso al murmullo de la preocupación por la "falta de plata".

El Gobierno de Nicolás, hombre que no es fiel cristiano sino que es un "devoto" de Sai Baba y que su entorno es un ejemplo de santería aguda, no posee la capacidad de extender la felicidad como doctrina y ejecución política; sólo aquél que siendo cristiano en acción y verbo puede multiplicar la alegría por todo su alrededor.

¿La sociedad venezolana está condenada a la infelicidad colectiva?, mientras ésta se distrae en las preocupaciones naturales de buscar los recursos y los productos (esto último en odiseas interminables por decenas de locales) para la elaboración de los platos típicos, el Gobierno se prepara para seguir dándole zarpazos al bolsillo de propios y extraños con el aumento de la gasolina y con nuevas devaluaciones a nuestro ya golpeado bolívar.

Por estas circunstancias es que nos preguntamos ¿navidad, triste navidad?, aunque en el fondo sé que nuestra condición de cristianos, de católicos, de creyentes de Dios nos dará la fuerza suficiente para levantarnos y continuar hacia adelante y festejar el nacimiento de Jesús y del reencuentro de nuestra gente.

Con el favor del Señor seremos felices y dejaremos atrás todos los intentos de los poderosos "revolucionarios" de dividirnos, amargarnos y sumergirnos en el lodo de su propia mala intención; los venezolanos somos más fuertes que eso, seguiremos adelante.


Twitter: @jdsolorzano 

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