miércoles, 11 de septiembre de 2013

En caída libre

Cogito ergo sum-.  La oferta política e ideológica que simbolizó, por obra y gracia del verbo del difunto presidente Chávez, el socialismo del siglo XXI se está derrumbando por cada una de las intervenciones públicas de un “Jefe” de Estado que es sinónimo de “metida de pata” y “torpeza”.

El gobierno actual se debate entre la mediocridad y las intrigas, no existe dirección clara, antiguamente su mandamás ejercía a carta cabal su papel; allí, antes, nadie se resbalaba, aún con una visión dictatorial del partido, muy parecida a lo Alfaro Ucero, el Partido Socialista Unido de Venezuela se mantenía “pegado con la saliva de un perico”, aunque pegado al fin.

El panorama de barco a la deriva que sufre el régimen es proclive para las desbandadas. Es posible que se venga más temprano que tarde una especie de “sálvense quien pueda” en el cual los más férreos oficialistas se convertirían en los penitentes más grandes de la historia del país, para de esa forma expiar sus culpas “revolucionarias”.

Lo cierto es que Venezuela está sufriendo los sinsabores de un gobierno que no trabaja y que sólo se pierde en su afán de perseguido histórico: “me quieren matar”.

La realidad del alto costo de la vida, la escasez, el desabastecimiento, la inseguridad, el desorden reinante por doquier son parte de esa receta peligrosa con la cual el mismísimo Nicolás Maduro está cocinando para su propio platillo de desastres.

Ahora con semejante desparpajo el gobierno habla de un bendito plan de “caos total”. Qué más caos puede ocasionar alguien más si basta y sobra con el que ellos mismos han propiciado, alentado y, hasta se podría decir, que organizado desde las altas cúspides del poder nacional.

Los enchufados, ellos que se han beneficiado de forma grosera y grotesca del Estado en los últimos 14 años, están sembrando los vientos de las tempestades sociales que cada vez soplan más fuertes, y si no lo creen acudan un día de quincena a cualquier expendio de alimentos de la república y vean como vive nuestro pueblo.

Aquí los venezolanos estamos cansados de las promesas sin sentidos, del balbuceo insípido y divorciado de la realidad social del país, sin embargo ellos están en sus burbujas de cristal rojas, rojitas, separados de la triste situación que padecemos los ciudadanos de a pie. 

Pedro, Juan, Josefa, Petrica son que sufren en carne propia las necesidades de una nación que perdió hace muchos años su norte y que hoy solamente flota en un océano de problemas sin resolver.

Así podemos afirmarles que este planteamiento político, el socialismo, que cautivó o embaucó a la mayoría de los países de Latinoamérica y que está inspirado en eso que mientan la “revolución cubana” para no decirle con todas sus letras “la hegemonía castrista”, perdió en Venezuela a su principal impulsador e “ideólogo”.

Ese pensamiento socio-político que destruyó en la nación, que echó por tierra nuestra estabilidad económica, que dividió a la sociedad en dos grupos antagónicos, que procuró aniquilar la libertad y la democracia como se entiende en la forma más correcta, es hoy un despojo de sus propias “glorias” pasadas.

Los venezolanos observamos como por decisión propia los militantes del régimen van precipitándose hacia los abismos que ellos mismos cavaron con sus incapacidades, intolerancias y mezquindades.


Twitter: @jdsolorzano 

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