martes, 24 de julio de 2012

Al ojo por ciento

Cogito ergo sum-. En las páginas del libro "El Llanero Solidario" que Ramón Guillermo Aveledo escribió sobre la excelsa vida del ex presidente Luis Herrera Campíns se lee un pasaje donde el avezado dirigente adeco y líder de esa organización, Rómulo Betancourt, aseguraba en la víspera de las elecciones de diciembre de 1979 que "al ojo por ciento Luis Herrera luce ganador", lo que evidencia dos cosas fundamentales: el olfato de uno de los políticos más connotados de la era democrática de Venezuela y que la calle a veces habla más claro que cualquier estudio de opinión. Así como en 1979 en la Venezuela actual se nos presenta una situación simular porque una cosa dicen las encuestas y otra el cálculo silvestre, rutinario e íntimo del "ojo por ciento". Así como en aquellos días decembrinos las encuestas decían que Luis Piñerúa Ordaz se imponía por más de 4 puntos, de esa misma forma los sondeos de opinión hablan de que Hugo Chávez vence a Capriles con una brecha grosera, pero al "ojo por ciento" usted apreciado lector puede medir que en la calle, en la esquina, en el barrio, en el caserío se siente una diferencia abrumadora a favor de la opción de la esperanza, puede palpar que Henrique cuenta con el apoyo de una mayoría cada vez más amplia. Muchos de los que hoy se montan en el autobús del progreso en silencio, muchos de los electores de Capriles que no se manifiestan abiertamente en las encuestas por el temor que han causado las campañas de hostigamiento del Gobierno saldrán masivamente a aupar la candidatura del progreso y de la reconciliación nacional y castigarán a un gobierno que por 14 años ha sumido al país en el abandono, la división y la anarquía. En 1979 las encuestas se pelaron, pero el olfato de Betancourt no, en aquella oportunidad el "ojo por ciento" fue más exacto que los análisis de intención del voto, y ahora en pleno siglo XXI un candidato que viene elevando un discurso de reencuentro nacional y de precisión, un aspirante joven y dinámico, se volverá a repetir la historia, y las encuestas se volverán a equivocar. En Anzoátegui, como en el resto de la nación, existen dos mediciones diferentes esa que se hace en la cola del banco, en el mercado, en la bodega, en el taxi, esa que hacemos en medio del barro de las vías sin asfaltar y esa que se ven en las concentraciones, con un Capriles bañado en pueblo puramente anzoatiguense en comparación con las pírricas manifestaciones que hace el candidato-presidente con más busetas de Monagas, Sucre, Bolívar que de los barrios del estado. Capriles gana la calle, Chávez manipula los estudios de campo para auto-engañarse. Capriles gana en cada pueblo de Venezuela, Chávez solo tuiteea, el conductor del autobús del progreso prosigue su carrera indetenible hacia Miraflores, mientras que el dueño del corazón partío cada vez está más divorciado de la realidad nacional. El ojo por ciento se impone a los números malintencionados.

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