lunes, 4 de junio de 2012

Doble moral roja

Cogito ergo sum-. En el universo del chavismo las virtudes y capacidades tienen una valoración atípica. Cuando evaluamos el nivel de comportamiento de la dirigencia pesuvista y cuando analizamos como es la relación de premio y castigo que sostienen con sus bases, nos percatamos que quienes ostentan el poder en su afán de control omnímodo han diseñado un esquema de interrelación diferente a los cánones de reflexión y de acondicionamiento de las actitudes y aptitudes de la militancia que son normales en las demás organizaciones. Los oficialistas actúan totalmente distantes a los métodos empleados por las demás estructuras societarias de esta nación y del resto del mundo, ¿por qué?, ya veremos. Por ejemplo pareciera que el tema de la carencia de honradez en la dirigencia oficial no es cuestión de preocupación siempre y cuando el actor político que se encuentre implicado en algún tipo de hecho doloso se mantenga firme bajo la tutela del régimen, en pocas palabras los corruptos fieles al partido de gobierno son distintos a quienes se oponen a ellos o se mantienen neutrales. Entonces hay ¿ladrones buenos? Y ¿ladrones malos?, si usted juega con los dineros públicos pero posee su testa coronado con una boina bien rojita entonces el “desliz” es una minucia que no debe ser tomada en cuenta, pero si por casualidad usted es un detractor del Gobierno entonces su persona encarna el mismísimo “mal” de la sociedad capitalista y debe ser acusado y culpado. Bueno amigos lectores los corruptos son malos así tengan una camisa con la imagen del Che, o luzcan las más coloridas representaciones de Mickey Mouse. Lo que debería ser, si la ética estuviese reinando en el mundo de la jauría política venezolana, es que desde ambas aceras de la vida pública nacional se condenen a los corruptos, se señalen sus fallas y se castiguen sus acciones, pero por el contrario el oficialismo con su dedo índice acusador ve la paja en el ojo ajeno, pero niega como esposo pillado con amante, los males que carcomen su propio cuerpo político. El oficialismo en vez de escuchar los señalamientos sobre los diferentes actos de corrupción que cunden en sus estructuras sólo adelantan investigaciones a algunos alcaldes pesuvistas, (contados por cierto con los dedos de una sola mano), para así tratar de minimizar el impacto de las acusaciones, mientras sí enfila sus baterías en contra diferentes personajes que le brincaron la talanquera y que por distintas razones ya no se encuentran en el marco de ¿protección?, ¿ceguera? O ¿tolerancia? Del Psuv. Esta situación evidencia varias cosas, como: la inmoralidad de los valores del oficialismo, porque el Psuv, si fueran verdades sus acusaciones, volteó la mirada hacia otros horizontes mientras gobernadores como el “Gato” Briceño y Henry Falcón cometían presuntamente hechos punibles, pero al momento de salirse de la égida roja rojita sus pecados salieron a la luz pública y por ellos están siendo perseguidos. Y segundo que dentro del partido de gobierno debe existir mucha más podredumbre que no ha salido a la calle y por ende los políticos colorados se niegan a registrar muy a fondo el tema, porque me imagino que dirán que “quién busca encuentra”.

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