lunes, 31 de agosto de 2020

Sin caudillos

 Por José Dionisio Solórzano


Cogito ergo sum-. Algunos santurrones de sofá, café y panaderías, se escandalizarán con este artículo, hasta algunos me condenarán y lapidarán. Sin embargo, la tierra seguirá girando alrededor del sol, y el mar seguirá siendo más grande y más profundo que el río.


A Venezuela le hace falta su caudillo. Sí, nuestra sociedad siempre ha necesitado y necesitará de un «jefe» que guíe, controle e inspire a los venezolanos.


En los tiempos precoloniales esta figura era la del cacique, un hombre fuerte e inteligente que se ganaba su posición en la tribu. Un conductor que tenía sobre sus hombros la paz de la comunidad.


Luego pasamos a la figura del Rey y de sus enviados, ya sea el Capitán General, el Gobernador o el Real Auditor.


Durante la guerra de independencia tuvimos dos grandes caudillos populares. Primero José Tomás Boves quién peleó bajo las banderas del Rey para justificar sus pasiones más viscerales; y tras su muerte emergió el liderazgo social de José Antonio Páez.


El Libertador, por su parte, fue un caudillo intelectual y político. Sin duda, el hombre más grande de América. Se ganó esta posición por la fuerza de su carácter, por su temple y mano dura; y no era tarea fácil doblegar a hombres como Santiago Mariño, Bermúdez, Páez, Santander, incluso tuvo que pasar por las armas al general Manuel Piar.


En la construcción de la venezolanidad y los primeros pininos de republicanismo la figura de Páez como «gran jefe» fue indiscutible; luego José Tadeo Monagas, durante la Guerra Federal el rol de Ezequiel Zamora, después el «ilustre americano» Antonio Guzmán Blanco, Joaquín Crespo, Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez.


Incluso, la era democrática es imposible ponderarla sin la conducción de Don Rómulo Betancourt en el seno de Acción Democrática o del Doctor Rafael Caldera en el de Copei.

El caudillismo con arraigo popular como los de Carlos Andrés Pérez y Hugo Chávez son parte de esa pasión y admiración que los venezolanos sienten por el papel del guía político.

Pues, es por esta razón histórica, sociológica y política que los venezolanos se sienten huérfanos en la actualidad.

Por encima de las quejas de los beatos del llamado «liderazgo colectivo», desoyendo los gemidos de los dolientes del igualitarismos social, la ausencia de un liderazgo fuerte es el eje de los problemas en Venezuela.

Sobre Juan Guaidó podemos decir que llegó a sumar un altísimo nivel de popularidad y de apoyos, aunque este se desvaneció a sí mismo al no concretar su poder. Aquí podemos decir que su figura fue como la de Jóvito Villalba, tuvo la oportunidad y no la definió, así como un mal delantero frente al arco del equipo rival.

La fuerza de Guaidó está tan disminuida que le salen contendores por doquier. Ya no solo es María Corina Machado o Antonio Ledezma quienes dudan de su capacidad de conducción, sino que Henrique Capriles también reaparece en el escenario.

Y, por su lado, Nicolás Maduro mantiene una jefatura dentro del seno del Psuv. No obstante, fuera del partido no posee liderazgo, ni genera respeto entre los venezolanos. Podríamos decir que él está pasando a la historia como un presidente al estilo de Andueza Palacios, Andrade, Julián Castro o José Gregorio Monagas, en lo que a liderazgo se refiere.

Ahora, mientras no aparezca un líder o caudillo nuevo, seguiremos en esta tragedia en la cual se convirtió la política venezolana.

¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!

 

 

 

 

 

 

 

 

 


lunes, 24 de agosto de 2020

Pioneros

Por José Dionisio Solórzano


Opinión-. Los procesos de comunicación han evolucionado, la forma de comunicarnos ha cambiado, los medios, plataformas y mecanismos han sufrido una metamorfosis que transformó conceptos, principios y paradigmas; y todo ha ocurrido en un lapso de 30 años.

Las redes sociales, las páginas web, el comercio electrónico, la información difundida al instante, son realidades que pocos pudieron prever hace unas tres décadas atrás; sin embargo unos pocos valientes tomaron la decisión de apostar por la tecnología; y lo hicieron cuando muchos dudaban o tenían miedo.

Hace unos días los amigos de enoriente.com cumplieron aniversario. Diego Reina, su fundador, fue uno de esos valientes innovadores que sin temor creyó en aquel incipiente mundo de la tecnología y hoy, él y su empresa, son parte de los pioneros de la información digital en Anzoátegui.

Aquel portal de noticias en internet se hizo icónico, abrió el camino para una ola de páginas que fueron llenando los espacios de la web en Anzoátegui y que posteriormente dieron el paso a la era 2.0, primero con Facebook, luego Twitter, posteriormente Instagram y las demás plataformas que actualmente inundan las pantallas de móviles y PC por igual.

Desde 1996 enoriente.com ha estado presente en el progresivo camino social y político, ha sido una ventana abierta de información que ha sobrevivido a las horas más amargas de la censura y del acoso a los medios de comunicación. Por ende, quisiera que estas líneas fuera de felicitación y reconocimiento a su loable labor.

Ellos le abrieron la puerta a otros medios de comunicación digital con partida de nacimiento anzoatiguense como son los casos de Noticias de Aquí de la reconocida y apreciada colega Ysbelsy Hernández, y más recientemente a otros portales de información web o noticieros de Instagram como: El Tubazo guiado por el buen amigo y colega José Madrid, Tu Periódico ideado e impulsado por el licenciado Carlos Santoyo, el Vistazo y El Tigrense ubicados en la ciudad de El Tigre o Anaco News en tierras anaquenses.

Todos son parte de una historia que seguimos escribiendo día a día en el mundo del periodismo en la era digital; son parte de una noticia que aún no ha terminado de redactarse y que vemos y vivimos diariamente.

Todos estos portales son parte de ese periodismo incansable, bregador y, en ocasiones, severo que se hace y se sigue haciendo en el estado, y en toda Venezuela, a pesar de la censura, los obstáculos y las amenazas.

Y, no quiero terminar este artículo sin dejar de mencionar a Diario El Tiempo, el eterno periódico del pueblo oriental que paulatinamente ha emigrado, con la prudencia del prestigio ganado por décadas de tinta, papel e imprenta, hacia el mundo digital, su página web y su contenido 2.0 es un esfuerzo por demostrar que la herencia de la tradición puede adaptarse y seguir brindando su trabajo con la misma calidad de siempre.

A todos, y a través de los años de trayectoria de enoriente.com, quiero agradecerles por estar allí informando, creciendo y acompañando a los anzoatiguenses. A todos ustedes gracias, y al buen amigo Diego Reina mis más sinceras felicitaciones.

¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!


lunes, 17 de agosto de 2020

Lo del césar

Por José Dionisio Solórzano 


Cogito ergo sum-. Como buen católico sé diferenciar entre lo que es de Dios y lo que es del César; es decir, sé darle a cada quien lo que se merece y lo que es suyo por derecho. Es por ello, que en las siguientes líneas quisiera hacer un reconocimiento a la labor del General Víctor Catamo, quien desde su puesto en la Guardia Nacional ha demostrado capacidad, orden y firmeza en la tomas de decisiones.

Quien ocupa uno de los puestos más importantes en el mundo castrense en Anzoátegui le ha tocado ejercer el mando en condiciones muy difíciles y en circunstancias peliagudas.

La escasez de gasolina, siendo éste uno de los temas más neurálgicos, ha generado hechos y episodios delicados que el General ha sabido manejar con tino y prontitud, sosteniendo el orden a pesar de los lógicos sentimientos de frustración de una colectividad cada vez más hastiada y molesta por la crisis integral que se palpa en todos los rincones de la sociedad.

Es evidente que las estaciones de servicios que controlan la Guardia Nacional lucen mucho más ordenadas que aquellas organizadas por otros entes de seguridad del Estado, y este rigor y celo en el desempeño de sus funciones es clara evidencia de un adecuado, estricto y bien ejecutado mando.

El General Víctor Catamo ha demostrado con determinación que sabe afrontar, con medidas a tiempo, las situaciones más complejas. Y no es poca cosas hacer referencia a los hechos acaecidos en el estado, donde con brotes esporádicos se ha palpado un espíritu de altivez social cada día más acentuado.

Sobre lo acontecido en Aragua de Barcelona donde un capitán de la Guardia Nacional disparó contra un civil, se ha sabido la posición legalista, humana e institucional del mencionado General quien repudió el suceso y giró instrucciones a su mando a nunca más caer en flaquezas como aquella con saldo tan trágico.

«Al César lo que es del César», así dijo nuestro señor Jesucristo, por ende, es menester reconocerle al General Catamo su posición y entrega al mantenimiento de las leyes y de la paz en Anzoátegui; este proceder lo hace meritorio del aplausos de propios y extraños y del reconocimiento certero de una población que tal vez sin conocerle, le debe en este momento parte de la estabilidad en medio de la ardua, complicada y tenaz crisis que padecemos todos los anzoatiguenses, como el resto de los venezolanos.

Como dice el refrán: «al pan pan, y al vino vino»… La conducta intachable de Catamo es un ejemplo no solo para aquellos que comparten con él las obligaciones inherentes al uso del uniforme militar, sino a gran parte de la civilidad que en posiciones de gerencia pública pueden, y están pasando, por las mismas dificultades vividas por el General objeto de nuestro artículo.

La Guardia Nacional, otrora tan respetada y admirada por los venezolanos, cayó en lo que pudiéramos llamar en comunicaciones como en una "crisis de reputación" o "mala prensa", tal vez justificada o no. Sin embargo, es honrado y justo de nuestra parte elevar las cosas que ponderamos positivas como ha sido la gestión del General Catamo.

Así se hace General, felicitaciones.

¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!

 

miércoles, 12 de agosto de 2020

Fuerza Uribe

 Por José Dionisio Solórzano

Cogito ergo sum-. Desde Puerto la Cruz, al oriente de Venezuela, a muchísimos kilómetros de distancia de la frontera con Colombia, quiero enviarle un mensaje de apoyo, solidaridad y empatía al expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien es hoy objeto del más terrible acoso político por parte de la izquierda neogranadina.

Uribe es un símbolo de la decencia política, un paladín de la resistencia Latinoamericana en contra del socialismo, un hombre que se las ha jugado en contra del extremismo y el terrorismo, y justamente por ello las fuerzas de izquierda pretenden pasarle factura.

Los socialistas colombianos han tenido en la mira a Álvaro Uribe Vélez, porque nunca le han perdonado, ni le perdonará, el hecho que haya sido precisamente él quien sirvió de dique de contención para evitar que la avalancha de destrucción del socialismo llegase a Colombia.

Personajes nefastos como Piedad Córdoba, Gustavo Petro y tantos otros, han construido una cofradía, al amparo del apoyo, influencia y financiamiento de Caracas, con el claro propósito de quitar del medio a Uribe.

Las fuerzas de las izquierdas al verse derrotadas militarmente durante el período de Uribe y al verse superadas electoralmente en más de una ocasión, han optan por el exterminio moral del expresidente; es por ello que emplean la Corte Suprema de Justicia de Colombia como una pistola apuntando a la sien del político más importante de las tierras colombianas.

Todo esto porque Álvaro Uribe Vélez fue un estorbo, siendo presidente de Colombia, cuando el contubernio de Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, "Lula" Da Silva, Néstor Kirchner, y otros, hacían lo que les daba la gana con Sudamérica; porque el expresidente Uribe fue un estorbo cuando haciéndole oposición a su sucesor, Juan Manuel Santos (quien traicionó los postulados que lo hicieron presidente), evitó que éste le entregara al país a la guerrilla en bandeja de plata.

Lo atacan y agreden porque fue un estorbo cuando se montó en la campaña para hacer llegar a Iván Duque al Palacio de Nariño. Por todas estas cosas, hoy se lanzan contra él cual hienas enfermas de odio y venganza.

Por ende, los demócratas del mundo, y sobre todo de Venezuela, debemos solidarizarnos con el expresidente Álvaro Uribe Vélez, ya que es lo menos que podemos hacer por un hombre que ha sido consecuente y persistente en la lucha en contra del atraso político, social y económico que significa eso que mientan el socialismo del siglo XXI.

En resumidas cuentas, lo que acontece en Colombia es una vil emboscada del mismo carácter furtivo, criminal, indecente y traidor con el cual la guerrilla ha atacado y sigue atacando a las fuerzas constitucionalistas e institucionales del Estado colombiano; de esa misma forma la izquierda colombiana amparándose en jueces sin pudor tejieron una trampa leguleya con el afán de desprestigiar a quien ha sido un baluarte de decencia y ética política.

Señor presidente Uribe, sé que millones de colombianos lo respaldan, como ha sucedido en los últimos años; además, puede usted contar con la solidaridad, aprecio, oraciones y apoyo de millones de venezolanos que reconocen en usted a un aliado de la libertad para Venezuela y de la democracia en todo el continente americano.

¡Fuerza Uribe! ¡Fuerza Presidente!

¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!

 

miércoles, 5 de agosto de 2020

Inquisición Política

Por José Dionisio Solórzano

Cogito ergo sum-. Pareciera que en Venezuela está penado el pensar con criterio propio, aquí el esgrimir un pensamiento político o decisión fuera del esquema tradicional es un pecado que es juzgado por un «Tribunal popular» a la usanza de la Revolución Francesa, aunque esta vez la guillotina es el escarnio público.

Me parece desmedido que se ataque de forma visceral a Henrique Capriles por el simple hecho de decir una verdad. El exgobernador de Miranda dijo que la «la estrategia de Guaidó fracasó» y esta es una verdad innegable.

Luego de un año y seis meses de la juramentación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, éste no ha pisado ni la acera frente al Palacio de Miraflores, y quien ocupa la silla presidencial, nos guste o no, sigue siendo Nicolás Maduro.

Los seguidores de Guaidó agredieron con una ferocidad terrible a Capriles; no obstante los mensajes por Twitter, Facebook o Instagram no desmeritan en absoluto ninguno de las aseveraciones pronunciadas por quien en dos ocasiones dirigió a la oposición venezolana.

Y, lo más lapidario de las afirmaciones de Capriles fue aquella frase de «no sigas con ese gobierno de internet», realizando alusión a que el ejercicio del poder por parte de Juan Guaidó está limitado por el Wifi y por los megas de su teléfono celular. 

El caso de Capriles no es el único, acabamos de observar como la gobernadora del Táchira, Laidy Gómez, es llevada al paredón político por el simple hecho de acudir a las elecciones parlamentarias de este año.

Sin caer en la legalidad o legitimidad del proceso comicial, sin entrarnos en el aspecto de la conveniencia o no de participar, que son factores de discusión para otro artículo, es necesario señalar que si somos demócratas debemos empezar por respetar las posiciones de cada quien.

Las manifestaciones de radicalismo, sectarismo y una especie de dogmatismo de la nada, lo que hacen es que algunos, de quienes siguen a la oposición venezolana, se conviertan en una nueva versión de aquellos que por más de 20 años han agredido, intimidado, ofendido y hasta torturado a quienes no piensan como ellos.

Esta actitud inquisitorial que se practica en Venezuela es similar dentro del Gobierno como en la Oposición, en ambos extremos del debate político se menosprecia a aquellos que se atreven a romper paradigmas, a quienes tienen la valentía de pensar de forma independiente e innovadora.

No podemos seguir con una concepción cerrada de la crisis venezolana, tenemos que abrir los ojos. Dejemos los odios mezquinos a un lado y avancemos hacia la construcción de las salidas a la triste situación que padecemos.

Si algunos deciden el camino electoral ¡bien!, y si otros optan por otras sendas de actuación política ¡bien! Lo que sí debemos evitar es caernos a cuchilladas entre nosotros mismos como una representación masiva de Caín y Abel. 

¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!