Por José Dionisio Solórzano
Cogito ergo sum-. Desde Puerto la Cruz, al oriente de Venezuela, a
muchísimos kilómetros de distancia de la frontera con Colombia, quiero enviarle
un mensaje de apoyo, solidaridad y empatía al expresidente Álvaro Uribe Vélez,
quien es hoy objeto del más terrible acoso político por parte de la izquierda
neogranadina.
Uribe es un símbolo de la
decencia política, un paladín de la resistencia Latinoamericana en contra del socialismo,
un hombre que se las ha jugado en contra del extremismo y el terrorismo, y
justamente por ello las fuerzas de izquierda pretenden pasarle factura.
Los socialistas colombianos han
tenido en la mira a Álvaro Uribe Vélez, porque nunca le han perdonado, ni le perdonará,
el hecho que haya sido precisamente él quien sirvió de dique de contención para
evitar que la avalancha de destrucción del socialismo llegase a Colombia.
Personajes nefastos como Piedad
Córdoba, Gustavo Petro y tantos otros, han construido una cofradía, al amparo
del apoyo, influencia y financiamiento de Caracas, con el claro propósito de
quitar del medio a Uribe.
Las fuerzas de las izquierdas al
verse derrotadas militarmente durante el período de Uribe y al verse superadas
electoralmente en más de una ocasión, han optan por el exterminio moral del
expresidente; es por ello que emplean la Corte Suprema de Justicia de Colombia
como una pistola apuntando a la sien del político más importante de las tierras
colombianas.
Todo esto porque Álvaro Uribe
Vélez fue un estorbo, siendo presidente de Colombia, cuando el contubernio de
Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, "Lula" Da Silva, Néstor
Kirchner, y otros, hacían lo que les daba la gana con Sudamérica; porque el
expresidente Uribe fue un estorbo cuando haciéndole oposición a su sucesor,
Juan Manuel Santos (quien traicionó los postulados que lo hicieron presidente),
evitó que éste le entregara al país a la guerrilla en bandeja de plata.
Lo atacan y agreden porque fue un
estorbo cuando se montó en la campaña para hacer llegar a Iván Duque al Palacio
de Nariño. Por todas estas cosas, hoy se lanzan contra él cual hienas enfermas
de odio y venganza.
Por ende, los demócratas del
mundo, y sobre todo de Venezuela, debemos solidarizarnos con el expresidente
Álvaro Uribe Vélez, ya que es lo menos que podemos hacer por un hombre que ha
sido consecuente y persistente en la lucha en contra del atraso político,
social y económico que significa eso que mientan el socialismo del siglo XXI.
En resumidas cuentas, lo que
acontece en Colombia es una vil emboscada del mismo carácter furtivo, criminal,
indecente y traidor con el cual la guerrilla ha atacado y sigue atacando a las
fuerzas constitucionalistas e institucionales del Estado colombiano; de esa
misma forma la izquierda colombiana amparándose en jueces sin pudor tejieron
una trampa leguleya con el afán de desprestigiar a quien ha sido un baluarte de
decencia y ética política.
Señor presidente Uribe, sé que
millones de colombianos lo respaldan, como ha sucedido en los últimos años;
además, puede usted contar con la solidaridad, aprecio, oraciones y apoyo de
millones de venezolanos que reconocen en usted a un aliado de la libertad para
Venezuela y de la democracia en todo el continente americano.
¡Fuerza Uribe! ¡Fuerza
Presidente!
¡Para mí el guarapo dulce, el
café amargo y el chocolate espeso!
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