Cogito
ergo sum (Puerto La Cruz)-. ¡Apagón! Sí, nuevamente sufrimos un apagón en
nuestro país, un apagón de bombillos, porque el de progreso, paz y desarrollo
lo padecemos desde 1999, cuando el finado llegó al poder.
¿Qué
tipo de apagones hemos padecido en Venezuela? Bueno, uno de ellos es el apagón
de la industria venezolana.
Hace
20 años le bajaron el “breacker” a los industriales venezolanos, a través de
las expropiaciones, mediante la intervención del Estado en todas las áreas y
mediante el acoso sistemático a toda aquella persona que produjera cualquier
cosa sin la necesidad de la acción estatal.
También
hemos padecido el apagón de la agricultura. Chávez, desde que llegó al poder,
le dio al botón de “off” de la luz del campo. El socialismo destruyó la mayoría
de las fincas, hatos y hacienda que se encontraban en producción, llevaron a
cero los niveles de productividad agrícola y pecuaria.
Los
socialistas pensaban que una economía de conuqueros podía abastecer al país, y
se equivocaron. Los pequeños productores son importantísimos, sin embargo es
igual de vital la existencia de personas que siembren y críen animales en
capacidades industriales.
Bajaron
la luz de la producción nacional, para encender el faro de las importaciones. Sabían
que bajo una economía de puertos siempre quedan tajadas que se reparten
aquellos que están en las posiciones claves.
Apagaron
la capacidad venezolana de diversificar su economía, nos hicieron cada vez más
dependientes del petróleo, acabaron con las industrias básicas de Guayana y
pulverizaron las posibilidades de desarrollar el polo turístico venezolano,
haciendo que las aerolíneas internacionales abandonaran el país y que otras
tantas nacionales se fueran a la quiebra.
Le
apagaron la luz hasta a la mismísima Pdvsa. Aunque nos hicieron cada vez más
dependiente del petróleo, no invirtieron ni un centavo en la empresa dejando
que esta se viniera a pique, siendo hoy tan solo el despojo de lo que una vez fue
una de las empresas petroleras más grandes del mundo.
El
apagón en Venezuela también fue moral; desde que los socialistas llegaron al
poder la ética se esfumó. Unos pocos se hicieron millonarios, mientras
condenaron a pasar hambre a millones de venezolanos, y sobre todo a sus seguidores
más radicales y empedernidos.
Igualmente,
apagaron la luz del porvenir. Venezuela pasó de ser la envidia de América del
Sur a ser, primero el hazmerreír de continente, y luego a ser en este momento
el foco de preocupación de todos los países serios y humanos de este mundo.
Sin
duda, el apagón venezolano no se puede medir en bombillos apagados ni neveras
paralizadas. El apagón no sólo se evidencia en los dos colapsos nacionales
vividos en las últimas semanas, sino que se debe ver más allá de esto, porque
abarca tantos y tan diversas áreas que no pueden ser dichas todas en un
artículo tan pequeño como éste.
Encendamos
la luz de la esperanza en Venezuela, sigamos movilizados al lado de nuestro
presidente interino, Juan Guaidó, rumbo a la consolidación de la ruta del Cese
de la Usurpación, el Gobierno de Transición y Elecciones Libres.
Espero
que el primero que entre a Miraflores, después de recuperarla, prenda la luz
del despacho presidencial y de toda Venezuela.