Cogito ergo sum-. Discúlpenme de antemano, unos dos minutos antes
de iniciar la redacción de este artículo revisé el Twitter, manía de
comunicador de nunca despegarse del acontecer noticioso, y me topé con la
aseveración del Ministro de Turismo, Andrés Izarra, quien dice que la medida de
pasar los precios de los pasajes de avión a Sicad II mejorará el turismo
nacional.
Semejante aseveración del señor
ministro desvió la intencionalidad de este escrito y me obliga a realizar una
serie de consideraciones sobre el mismo.
Primeramente lo que viene sucediendo
con el tema de las aerolíneas internacionales y nacionales es producto, como
todas las cosas en Venezuela, de las pésimas medidas económicas que ha
impulsado un gobierno que se ha caracterizado por sus constantes errores y
fallas que, por cierto, terminamos pagando todos los venezolanos.
Pareciera que el encargado de la
cartera del ministerio de la industria sin chimenea no ha salido, como los
demás mortales, a realizar turismo nacional, él desconoce, ya que vive en la
cúpula del poder, lo que ocurre aquí abajo donde batimos el cobre el 90% de los
venezolanos.
Salir a vacacionar dentro del
país significa, señor Ministro y léame bien por favor, un realero que los
venezolanos no tienen y no pueden darse el lujo de gastar.
Este episodio me permite además
hacer una pregunta que sinceramente juzgo necesaria: ¿Dónde perdieron la razón?
¡Sí! Quisiera saber cuándo y
dónde los socialistas perdieron su capacidad de raciocinio.
Es increíble ver como los altos
voceros del régimen compiten en saber quién de todos dice la atrocidad más
grande y más insólita, porque también tenemos que recordar a Rafael Ramírez
diciendo que la suspensión de los vuelos a Venezuela por parte de las empresas
aeronáuticas internacionales es por “culpa del Mundial”.
Sin dejar atrás a la Ministra de
Comunicaciones quien dijo, hace uno escasos días, que los responsables de la
muerte de Eliécer Otaiza fueron “personas de su parcialidad política”, así lo
puso en cuenta Twitter haciendo alusión
al diputado por Primero Justicia, Julio Borges.
La competencia entre los voceros
del Gobierno durante estos 15 años le ha robado, también, la capacidad de
asombro a los venezolanos, quienes cada día menos nos alarmamos ante “genialidades”
de un régimen de payasadas.
Sabía que los socialistas, sobre
todo aquellos más dogmáticos, siempre han sido y serán personas llevadas,
consumidas, por el fanatismo más atroz, no obstante los niveles del madurismo son
inauditos.
Entre otras de las
extraordinarias frases de los rojos, rojitos tenemos aquella de que “hablamos
con el comandante durante horas” y luego todo el país se enteró que aquel
hombre no podía decir palabra alguna y intentaron acomodarla diciendo “él nos
hablaba con señas”.
Como dejar de mencionar aquello
de “excesivamente normal” de José Vicente Rangel, comentario que es adaptable a
lo que acontece en los centros de expendio de alimentos, porque hoy en día en
la Venezuela socialista ver un estante vacío o grandes colas de amas de casa
para comprar dos paquetes de harina precocida es “excesivamente normal”.
El mismo inquilino de Miraflores
nos ha hecho carcajearnos de la risa, en algunos casos, o sumirnos en la
tristeza en otros, por su facultad innata de cometer errores verbales y para
intentar de la forma más burda engañar al pueblo.
Porque una cosa era Hugo Chávez con
su vehemencia y dominio mediático y otra muy distinta son los balbuceos
actuales. Ante todo esto reitero mi pregunta ¿dónde perdieron la razón esta
gente?... Dios nos agarre confesados.