José Dionisio Solórzano
Opinión-. Gerardo Blyde, uno de los pocos personajes respetables – desde el punto de vista político – que aún tiene credibilidad en mí, entre los voceros del status quo del Grupo de los 4; habló de reactivar la Mesa de Diálogo en México, de un pacto de convivencia democrática y hasta de reconocerse entre todos.
Sin lugar a dudas, la propuesta de Blyde es muy sensata. Tan sensata hoy como lo fue ayer cuando esas mismas propuestas fueron enarboladas por otros voceros nacionales – que se separaron del G-4 – como fueron Luis Parra (Primero Venezuela), Javier Bertucci (Esperanza por el Cambio) y Bernabé Gutiérrez (AD).
Ayer cuando la oposición emergente esbozó esos mismos conceptos fueron calificados como “divisionistas”, “colaboracionistas”, “alacranes”. Y como el mundo es redondo y da muchas vueltas, ahora vemos como el G-4 terminó haciendo aquello que criticó hasta la saciedad.
El clan de Henry Ramos Allup, famoso por la célebre frase “doblarse para no partirse”, Julio Borges, Leopoldo López, Juan Guaidó, parecieran que están entendiendo que la estrategia de la transición fue un rotundo y total fiasco político, aunque es menester subrayar que para algunos tuvo unos jugosos dividendos económicos.
Entendieron que fueron un fracaso las salidas violentas, abstencionistas, los llamados a sanciones, los gritos histéricos pidiendo intervenciones internacionales. Todo fracasó; todo terminó muy mal.
Comprendieron que los Marines de Estados Unidos no llegarán jamás a las costas venezolanas, salvo la mamarrachada de un bote peñero que intento “invadir a Venezuela” en la mentada Operación Gedeón.
Asimilaron que la abstención es una tontería, pues no deslegitima al que gana y no le rinde ningún beneficio real a quienes se abstienen.
Ahora vienen, al parecer aprendieron la lección – bien tarde por demás –, a hablar de reconocimiento, cuando el G-4 siempre estuvo, y creo que aún está, negado a reconocer a la oposición emergente, esa misma que derrotó a la MUD en estado como Táchira, Anzoátegui, Guárico, y muchos más.
Ahora sí vienen a pedir cacao, cuando fueron los responsables de las victorias del Psuv en las regionales y en las pasadas parlamentarias.
En mi humilde criterio, el G-4 deben pedirle perdón a Venezuela.
Y para lograr un reconocimiento real de todos y entre todos, ellos deben deshacerse de eso que mientan la transición; desarticular esa red de negocios, corrupción y perversión política, y retomar el camino de la salida pacífica, cívica y democrática.
Cuando el estimado señor Blyde habla de reconocer, entonces reconozcamos que Guaidó no es presidente de nada; que Nicolás Maduro es quien ocupa la Presidencia de la República, que la oposición no es solo la MUD, sino que existen partidos como los que conformaron la Alianza Democrática (La AD de Bernabé, Primero Venezuela, Voluntad Popular que tiene como líder a Daniel Ceballos, Esperanza por el Cambio, Cambiemos y otros), junto con otras organizaciones como el Movimiento Ecológico de Venezuela, y Fuerza Vecinal.
Reconozcamos que la salida es a través del voto; que la fuerza unitaria se logra entendiendo que nadie es dueño de la palabra “oposición”, ni se puede seguir que una alternativa democrática secuestrada por los mismos que la han dirigido desde hace 20 años atrás. Ya no más.
Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso.
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