José Dionisio Solórzano
Frente al drama que viven muchos zulianos
debido a las consecuencias de las lluvias en esa zona, y después de la
advertencia que el Presidente de la República lanzó a través de los medios de comunicación
con revivir la figura de los “Protectores”, hubo unos interesantes movimientos
estratégicos tanto de Nicolás Maduro como del gobernador del Zulia, Manuel
Rosales.
El Primer Mandatario atacó y criticó a Rosales
por su mutismo y ausentismo ante la tragedia que se vivía en varios municipios
de aquel estado occidental, con lo cual reforzaba su posición como primera
autoridad de la nación, sin embargo, el jefe local no se quedó atrás y reaccionó.
Manuel Rosales no optó por pelear o entrar en
un debate público, sino que fue aún más inteligente y se fue a meter de cabeza
a las áreas afectadas, tendió un puente con el Gobierno Nacional y dijo estar
listo para trabajar mancomunadamente.
Si Miraflores pretendía desautorizar a Rosales
cuando éste hubiera salido con radicalismo, entonces en Palacio se quedaron
vestidos y alborotados, pues el líder del partido Un Nuevo Tiempo (UNT) les
jugó caribe y se puso a sus órdenes.
¿Qué le quedaba al Gobierno Nacional? Maduro
hizo lo que la lógica indicaba, si Rosales quiere quedar como el “bueno” de la
partida, entonces “yo seré aún más amplio y bueno”, y le aprobó a la
Gobernación del Zulia unos 10 millones de bolívares soberanos, es decir, unos 2
millones 200 mil dólares americanos.
Nicolás Maduro queda bien parado frente a los
zulianos afectados porque envío los recursos para atender la contingencia.
Manuel Rosales queda bien posicionado porque pudo
entenderse con el Presidente, y antepuso a la gente antes que a sus posiciones
políticas.
Ahora bien, la jugada a Maduro le salió mejor,
pues más allá de lo comentado, con el envío de dinero al Zulia tendrá a Manuel
Rosales bajo una lupa constante por el manejo de los recursos, y un solo desliz
del mandatario maracucho le puede costar la gobernación, la carrera e incluso
hasta su libertad.
En este momento Manuel Rosales está sobre una
cuerda bastante floja, no obstante, no estamos hablando de un jugador
inexperto, sino de un dirigente político curtido en mil batallas y que también
sabe jugar, no por nada ha sido alcalde, gobernador, candidato presidencial y,
nuevamente, gobernador de los zulianos.
P.D: Lo más interesante de estas dos jugadas
políticas, de uno y de otro, es que ambos son criticados por sus detractores
como hombres torpes o de pocas luces, cuando a la luz de las evidencias están
demostrando ser muy capaces y muy hábiles en el manejo de las decisiones
políticas.
Empero, quienes sí quedan muy mal parados son
los dirigentes que menosprecian a estos dos jugadores del arte de la política.
Sin duda, los torpes y/o necios son los que se
creen los cuentos de caminos de supuesta poca inteligencia de los actores
mencionados.
Por algo, Manuel Rosales se ha mantenido en la
palestra en el Zulia por tantos años, y por algo Nicolás Maduro sigue estando
en el poder a pesar de la crisis económica, de las manifestaciones de calle y de
las presiones internacionales.
No cabe duda, ambos son buenos en lo que hacen.
¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el
chocolate espeso!
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