Por José Dionisio Solórzano
Cogito ergo sum-. Cuando el barco está a punto de naufragar por
completo, siempre se escucha una vez que se impone ante la gritería que dice: ¡Sálvese quien pueda! y justo allí el
caos termina de controlar todo el escenario.
Venezuela vive ese ¡Sálvese quien pueda! la ciudadanía hace
lo que puede para resistir la realidad política, social y económica; los
comerciantes por su parte abusan de la realidad arrebatándole a los venezolanos
sus pocas entradas, los industriales siguen haciendo sacrificios para mantener
sus empresas abiertas y en producción, y los políticos siguen sumergidos en un
océanos de incidentes, sucesos y hechos
confusos o anárquicos.
Ante la rutinaria, y hasta
ritual, pregunta de ¿cómo ves la cosa?
No queda más remedio que contestar: ¡Jodida!
Políticamente la anarquía domina
todo. Tenemos tres poderes legislativos: La Asamblea Nacional de Juan Guaidó,
la Asamblea Nacional de Luis Parra, y la Asamblea Nacional Constituyente de
Diosdado Cabello.
Venezuela tiene dos presidentes,
un Nicolás Maduro que persiste en el Palacio de Miraflores y con control de las
Fuerzas Armadas, y un presidente reconocido por más de 50 naciones en el mundo,
y con aval de Estados Unidos y la mayoría de la Comunidad Europea como es Juan
Guaidó.
Tenemos dos TSJ, uno en manos de
Maikel Moreno y otro que se encuentra en el exilio. Tenemos dos Fiscales
Generales de la República, a Tarek Williams Saab, y a una Luisa Ortega Díaz que
desde el exterior sigue ordenando investigaciones y declarando como si aún
poseyera el cargo.
Simplemente ¡Caos! Desde el punto de vista económico tenemos dos realidades, los
sueldos y salarios en un raquítico bolívar que no alcanza para nada y el costo
de los bienes y servicios totalmente dolarizados.
Somos un país plenamente
contradictorio, por un lado infinidades de ciudadanos que no tienen que comer,
y por el otro los bodegones, la nueva moda económica del país, repletos de comida y con clientes
gastando en divisas.
Tenemos niños que se acuestan sin
comer, mientras vemos los restaurantes más costosos del país repleto de
personas comiendo y bebiendo extraordinariamente bien. Este es el caos que
vivimos los venezolanos, la distorsión económica que nos convierte en una
nación con la mayor diferencia social del mundo.
Pareciera que el pensamiento
socialismo del siglo XXI el cual esbozaba los principios de igualdad entre los
ciudadanos, ha concretado lo diametralmente opuesto. Ha creado, por la vía de los
hechos, la mayor división y/o brecha entre ricos y pobres.
Y en medio de esta abrupta
separación económica y en medio del
desastre de poderes públicos naciones, los venezolanos tratan de salvarse, cada
quien, como puede.
Unos optan por emigrar, otros
prefieren jugárselas aquí. Unos se reinventan, otros juegan con las necesidades
de sus hermanos, y sin embargo la mayoría de los venezolanos aún no quieren dar su brazo a torcer, y a pesar
que esta embarcación llamada Venezuela viene haciendo aguas, ellos siguen
remando hasta llegar a tierra firme.
¡Para mí, el guarapo dulce, el
café amargo y el chocolate espeso!
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