Cogito ergo sum-. Nicolás Maduro saca debajo de su manga, por
segunda vez, el tema del Esequibo como
una especie de as para tratar de desviarla la atención pública y reforzar sus
campañas de desprestigio y acoso judicial en contra de Juan Guaidó, quien
legalmente ocupa la presidencia interina de Venezuela.
La primera vez que Maduro se
acordó del Esequibo fue cuando pretendía reunificar a la Fuerza Armada Nacional
en torno suyo, cuando se discutía públicamente el asunto de la salida al Atlántico
del territorio nacional y los permisos de exploración y explotación petrolera
que Guyana aprobó en la zona de reclamación.
Y ahora, Nicolás Maduro vuelve a
utilizar el Esequibo, pero esta vez para atacar a Guaidó e intentar responsabilizar
a la oposición del retroceso en la reclamación venezolana.
El régimen llega a tal punto que
acusa a Guaidó de pretender regalar el territorio esequibo cuando en realidad
fue Chávez, y después el propio Maduro, quien entregó esa parte de Venezuela a
los guyaneses buscando votos en la Organización de Estados Americanos y
siguiendo el patrón de la política internacional dictado por La Habana.
Recordemos algunos aspectos.
Primero, los sectores democráticos presentaron ante la Asamblea Nacional
propuestas para hacer respetar los derechos venezolanos sobre el Esequibo y han
sido los afectos al régimen quienes se han centrado en negar cualquier
iniciativa de soberanía nacional.
Segundo, líderes nacionales como
Leopoldo López, Juan Guaidó, María Corina Machado, Andrés Velásquez y tantos
más acudieron a esa parte del territorio nacional y clavaron la bandera
tricolor en aquel suelo, haciendo un gesto de soberanía, dignidad y valentía,
lo que nunca hicieron los rojos que hablan mucho de patriotismo, pero cuando les
toca actuar se esconden o deciden entregar el país al mejor postor.
Tercero, del seno de la oposición
ha nacido la propuesta de elevar al Esequibo al rango de estado de la República, lo que pudieron hacer quienes
ostentan el poder en el país y nunca lo hicieron. ¿La razón? Porque Cuba no se
lo autorizó.
En el cuarto punto tenemos la
política de Fidel Castro; en los tiempos de la época de la república civil de
Venezuela, desde La Habana siempre se opusieron al reclamo venezolano del
Esequibo, y tanto es así que el finado Fidel Castro dijo que las pretensiones
venezolanas eran “imperialistas e intervencionistas”, así hablaba el tirano
cubano, ese mismo que fue ídolo y mentor del fallecido antecesor del usurpador
de Miraflores.
Además, la usurpación venezolana
no puede acusar a nadie de apátridas o de tratar de regalar nada, cuando han
sido ellos quienes se han aferrado a la política del despojo nacional y el
reparto de las riquezas venezolanas.
En estas dos décadas, los
socialistas les entregaron a Venezuela a los cubanos, a los chinos y a los
rusos. ¿Cómo pueden hablar de soberanía? ¿Cómo pueden abrir la boca cuando les
sirvieron en bandeja de plata el país a los comunistas de Pekín, a los mafiosos
de Moscú y a los chulos de La Habana?
Sin duda, el Esequibo es
Venezuela y la única forma de recuperarlo, tras la pérdida de espacio de lucha
por culpa de Chávez y Maduro, es con el cese de la usurpación y el arribo de un
gobierno nacionalista, conservador y de derecha al Palacio de Miraflores.
¡Para mí, el guarapo dulce, el
café amargo y el chocolate espeso!
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