Por José Dionisio Solórzano
Cogito ergo sum-. A veces es muy difícil entender a algunos
críticos que viven de verle el lago negativo a todo lo que los rodean; y que
sus opiniones están cargadas de ataques y reprócheles hacia la clase dirigente
de la oposición democrática venezolana.
Desde hace algunos meses vengo
leyendo en Twitter e Instagram a una serie de “críticos” que acusaban a Juan
Guaidó de “traicionar” al pueblo venezolano, de no hacer lo suficiente para
alcanzar el cese de la usurpación y por aplicar mecanismos frágiles y cándidos
contra un régimen de políticas represivas, duras y crueles.
Estos “críticos” repudian la
opción de la salida electoral y consensuada, ellos manifiestan que la única
forma de lograr el primer paso de la estrategia trazada por Juan Guaidó es a
través de métodos de presión, y le reclaman al presidente encargado de
Venezuela el no hacer lo suficiente para aplicar los mecanismos necesarios para
acorralar a la usurpación.
Ahora bien, estas mismas voces se
lanzaron cual manada frenética en contra de Guaidó por el simple hecho de que
el régimen sacó, como un as debajo de la manga, una foto donde aparece el
Presidente de la Asamblea Nacional y encargado de la Presidencia de la
República flanqueado por dos supuestos paramilitares.
Los “comecandela” se horrorizaron
ante semejante imagen, y además de creerle de forma automática a los
usurpadores, le reclamaron de forma agresiva, soez y reiterativa las razones
por la cuales Guaidó salió fotografiado con “paracos”. ¿Quién los entiende?
Primero dicen que Guaidó es muy
blando, que no asume su rol, que no tiene los testículos suficientes para hacer
lo que se tiene que hacer; y, a pesar de estas aseveraciones, también critican
cuando, presuntamente, Juan Guaidó está con paramilitares colombianos.
Sencillamente no lavan ni prestan
la batea. Los críticos, que pasan a ser criticones, no arriman una para el
mingo. Su único placer es el de hablar por las Redes Sociales, es fulminar el
liderazgo de la oposición y dividir en
dos pedazos a las fuerzas democráticas del país.
No sé si es su intención o no,
pero sin duda estos criticones 2.0 le están haciendo el juego a aquellos que se
mantienen en el poder. Están ayudando a sostener a la usurpación, debido a que
siembran dudas e incertidumbres entre miles de personas que los leen a través
de las Redes Sociales.
Con su permanente inconformidad laceran
la imagen de Guaidó y crean desesperanzas en cada vez más venezolanos, que se
desmovilizan, pierden la fe y la confianza como efecto del impacto de su
insistente artillería de críticas y de radicalismo limitado al espacios de los
caracteres que les permiten las plataformas digitales.
Estos mismos criticones son los
que enfilan sus metralletas verbales en contra de los partidos tradicionales y
en contra de las políticas llevadas adelante por los factores de la Unidad, y
son los mismos que cuando se necesitan venezolanos movilizados en las calles se
esconden en sus casas o detrás de sus usuarios de Redes Sociales.
Sin duda, necesitamos menos
criticones y más voluntarios para el rescate de la libertad de Venezuela.
¡Para mí, el guarapo dulce, el
café amargo y el chocolate espeso!
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