Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. Un río
crecido, es algo naturalmente aterrador. Arrasa con todo a su paso, no avisa,
no da alarma, solo brota y destruye.
Una inundación es tan
atroz que fue la forma que de acuerdo con la Santa Biblia, utilizó el mismísimo
Dios para acabar al mundo.
Y, ahora los venezolanos,
o una buena parte de nosotros, estamos al acecho de una nueva inundación que
acabe con todo a su paso.
El río Orinoco está
acabando todo a su paso. Hasta ahora poblaciones al sur de Anzoátegui, como
Soledad, así como en los estados Bolívar, Apure, Delta Amacuro, Monagas y
Amazonas son víctimas de las primeras inundaciones.
A pesar que tenemos
poblaciones literalmente bajo el agua, el Gobierno nacional no hace nada para
atender a los ya miles de damnificados o afectados por este fenómeno natural.
No obstante, lo que es
aún más alarmante es que las lluvias no paran. Sí, la situación tiende a
empeorar ante la mirada cómplice, inerte y desencajada de Nicolás Maduro y su
séquito.
¿Hasta cuándo esperan?
Tal vez, hasta que sus prioridades políticas sean cumplidas. No olvidemos que
es la forma de actuar de este régimen. En 1999, en medio de la Tragedia de
Vargas, el difunto Hugo Chávez no hizo nada ante la emergencia que se vivía,
¿la razón? La realización de unas elecciones que para él eran vitales.
En este momento, tenemos
a un río crecido que amenaza con destruir la existencia de miles de venezolanos
que moran en las cercanías del principal afluente de Venezuela y uno de los
ríos más grandes de América Latina.
¿Están preparados en el
régimen para atender una contingencia de esta magnitud? ¿Existe un reducto de raciocinio
por parte de las autoridades? Hace unas semanas el gobernador de Anzoátegui,
Antonio Barreto Sira, asumiendo su papel, y actuando como debería actuar el
Gobierno nacional, inspeccionó las poblaciones afectadas y a pesar de los
escasos recursos con los cuales cuenta pudo enviar medicinas, vacunación y
fumigación a los puntos neurálgicos.
¿Qué ha hecho Maduro en
Bolívar, en Apure o en Anzoátegui? Nada, solo se centra en su reconversión
monetaria, en la presión del carnet de la patria y demás mecanismos de represión
política.
Si ocurre lo peor, y
Dios quiera que no sea así, pudiese surgir un segundo río crecido. ¿Cuál?
Sencillo, el río de una población hastiada, cansada y sin miedo que puede
volcarse a las calles a reclamar por sus derechos conculcados por un sistema de
gobierno que hundió a la población en la miseria y en la orfandad.
Ese río crecido serás
más grande que el Orinoco y el Amazonas juntos, será la expresión de una
sociedad que desea y anhela cambios radicales de forma inmediata. ¡Anótenlo
allí!
P.D: Les hago un llamado,
desde estas líneas, a todas las autoridades del Estado venezolano, no dejen de
actuar por favor. A Protección Civil de Anzoátegui, a cargo de Plácido Malavé, mis felicitaciones
por los esfuerzos que está adelantando de la mano de Barreto Sira, y mi reclamo
a las autoridades nacionales por su inercia e incapacidad.