Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. En este
artículo vamos hablar de la elaboración de un cóctel explosivo, el mismo que
fue creado en los laboratorios revolucionarios del socialismo venezolano.
El primer ingrediente
es: la inflación. El Gobierno nacional, a través de su afán de destrucción del
aparato productivo, logró con las expropiaciones, las devaluaciones constantes
del bolívar, la elaboración sin pausa ni medida de billetes y circulante, un
tejido inflacionario que se devora los ingresos familiares de los venezolanos.
La inflación se
transformó en un monstruo de mil cabezas que se traga las esperanzas de todo un
pueblo. Un engendro económico parido por este régimen y que se expresa en una locura
de precios que hace imposible vivir bien en este país.
La inflación se ve
reflejada en el cuerpo corroído y enflaquecido de una sociedad que solo
sobrevive en medio de la férula roja que llama revolución.
Además de la inflación,
tenemos que resaltar, como segundo ingrediente del cóctel explosivo, a la especulación.
En medio de la crisis
que vive Venezuela algunos vendedores se aprovechan de la situación para hacer
su agosto durante todo el año. Se lucran con la escasez y se burlan de la
necesidad del ciudadano de a pie.
El incremento de los
precios, ya de por sí exorbitantes, se disparan aún más debido a la mano de los
propios expendedores y de los denominados bachaqueros a quienes no les tiembla
el pulso para remarcar tarifas y precios sin ningún dolor, ni sentimiento.
El tercer ingrediente
sería: los saqueos. Todos los demás factores van a producir una reacción
popular de carácter violento y radical que normalmente trae consecuencias
nefastas para todos, tanto para el empresario, el comerciante y para al
consumidor final.
Los saqueadores los
tenemos de dos tipos, aquellos que se expresan de esta forma movidos por el
desespero del hambre y de la gravísima situación que se sufre en todos los
rincones de Venezuela, y segundo a aquellos que se aprovechan de las
circunstancias para extraer de forma indebida productos que ni siquiera son de
primera necesidad.
Es decir, que entre la
inflación, la especulación y los saqueos la república se perdió y el resultado
es una convulsión que se expresa en la anarquía que se viven en las calles del
país.
El cóctel explosivo
terminará explotándole en la cara a aquel que lo creó. Nicolás Maduro revolvió
aquel trago y ahora todos los venezolanos nos toca esperar el "boom" del estallido social.
Durante 18 años agitaron
las pasiones del pueblo, pensaron que los recursos del petróleo iban a
permanecer estáticos en 100 dólares por barril; creían que el clientelismo se
podía mantener y el abuso de poder ocultar hasta el final.
Maduro cual fargallón,
se ha caracterizado por ser una especie de "elefante en cristalería",
sus declaraciones y acciones reflejan su torpeza política y su corta mirada en
asuntos económicos. Sin mencionar que su testarudez ideológica ha condenado al
pueblo a pasar hambre.
Y, debido a esto ya observamos
cómo va explotando las primeras burbujas de fuego social en varias zonas del
país. Ya se observa como el malestar popular crece en la medida que se agudiza
la crisis de abastecimiento de alimentos y medicinas.
La explosión del pueblo
pareciera un hecho, y más cuando el boato de los enchufados cada vez es más
grotesco ante los ojos de aquellos que carecen de todo.
¿Hasta cuándo creen que
durará este cóctel batiéndose antes que explote? ¡Señores! ¿Quién apuesta?
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