Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. Eran
aquellos días del 2002, la lucha contra Hugo Chávez Frías estaba empezando a
tomar cuerpo, la organización de una disidencia democrática se estructurada en muchos
sectores de la vida pública venezolana.
Sí, no éramos muchos a
decir verdad. Éramos un puñado de jóvenes, estudiantes de las diversas
universidades, que tomamos la decisión de salir a protestar. Así iniciaba un
nuevo período.
Por un lado los partidos
políticos se reagrupaban después de la rebatiña roja de 1999 y del 2000. Y los
sectores empresariales y sindicales cerraban filas en torno a una salida
democrática a la crisis que se vivía ya en aquellos tiempos.
Como jóvenes nos sumamos
al paro cívico, participábamos en las marchas y concentraciones. La juventud de
esos días desesperamos a más de un policía y militar que se ponían las manos en
la cabeza ante la estrategia de protestas fragmentadas y rápidas que se
disolvían al llegar los cuerpos de represión para arrancar en otro punto
distante.
Nuestra generación tuvo
el sabor dulce de la ausencia, aunque sea breve, de un Chávez que
momentáneamente fue derrotado. E igualmente la amargura de su retorno a raíz de
los errores de los “no-políticos” que tozudamente rechazaron la orientación de
los dirigentes de los partidos de la oposición.
Esa fue mi generación.
Días que pasaron entre protestas, marchas, paros, alegrías y tristezas. Días de
libros y de humo de cauchos, episodios que regresan a mi mente cargados de las
banderas tricolor, las consignas, los firmazos y reafirmazos para convocar el
Referendo Revocatorio.
Aquellos días del
“Catiazo” y el “Petarazo”, de la lucha por la sobrevivencia constante
planteada en la calle por Acción
Democrática y Copei. Fueron días duros aquellos que nos tocó vivir quienes
somos de la generación del 2002. Nadie
puede olvidar lo que vivimos, y nadie puede negarlo.
Luego, recuerdo, ya en
el ejercicio del periodismo, el surgimiento de la generación del 2007.
Frente a la amenaza
cierta, y después cumplida, del cierre de RCTV, una nueva ola de muchachos
salieron a las calles a luchar por la libertad de expresión y el cambio en
Venezuela.
Con gritos y consignas,
con fuerza y dedicación, la juventud de esos días se aferró a su objetivo y de
esa faena salieron dirigentes que hoy están ocupando diversos puestos de importancia
política y electoral.
Con el lema “RCTV
estamos contigo” y “Un amigo es para siempre”, las calles se volvieron a llenar
de entusiasmo y esperanza.
Al final lloramos con el
cierre del canal emblema de la historia de la comunicación del país, mas aquel
esfuerzo permitió que en el 2008 se ganará la elección para la Reforma Constitucional,
siendo este el primer revés comicial de Chávez.
Pasaron los años y llegó
el 2014. “La Salida”, la propuesta de
Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, inspiró a otros chamos
a emerger a las calles con ansias de libertad.
De nuevo con ahínco y
con firmeza los venezolanos, y sobre todos los más jóvenes, demostraron con
mucho valor de lo que están hechos.
Y ahora en el 2017 vemos
con asombro y admiración que otra oleada de juventud se toma las calles a
seguir el ejemplo que sus antecesores dieron.
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