Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. Así lo decía San Agustín de Hipona: “Reza como si
todo dependiera de Dios, trabaja como si todo dependiera de ti”.
Esta frase debería ser
parte de nuestras vidas en Venezuela. Sí, los venezolanos tenemos que
encomendarnos a Dios en medio de esta vorágine que azota a nuestra nación, y
tenemos que trabajar para librarnos rápidamente de esta tragedia.
Cada uno de nosotros tenemos
que rezar y/u orar, ya cual sea nuestra fe y confección religiosa, para que el
Altísimo se apiade de nosotros y venga en nuestro socorro.
Tenemos que ser
piadosos, misericordioso y caritativos. La expresión contemplativa es fundamental
para buscar la inspiración divida, para entregarnos a Dios y pedir su ayuda
celestial.
Si los venezolanos nos
unimos en un solo y alto petitorio a Dios, estoy completamente seguro que Él en
su infinita misericordia y amor nos escuchará y vendrán tiempos mejores para nosotros.
Pero, la construcción de
la “ciudad de Dios”, como diría nuevamente San Agustín, no se alcanza simplemente
con los deseos y la oración, sino que cada uno de nosotros tiene que ponerse en
acción.
Los hombres poseemos el “Don”
divino del libre albedrío. Nosotros somos creadores de nuestro propio porvenir,
nuestras decisiones buenas o malas van a determinar el camino y la senda que
recorreremos en nuestras existencias.
Dios siempre querrá lo
mejor para cada uno de sus hijos, sin embargo es usted y yo quienes tomamos las
vías equivocadas.
Por ende, la acción es
inevitable para que Venezuela salga del atolladero en la cual la sumergieron.
La fe es fundamental y la acción es indispensable.
Trabajemos con ahínco
para el rescate de la democracia y la libertad de nuestro pueblo. Luchemos por
esa Venezuela que perdimos en el tránsito del tiempo.
Y, ¿por qué rezar y
trabajar a la vez? Porque, para mi criterio, nosotros estamos enfrentando un
combate en dos frentes de batalla: El político y el divino.
Para nadie es un secreto
que desde el ascenso al poder del expresidente Chávez se fue construyendo en la
nación una “neo-religión” una especie de “fe política” que primero se
disfrazaba de cristianismo para luego dar paso a una especie de paganismos de
la nueva era.
Así como la “revolución”
destruyó con las instituciones democráticas para edificar unas autocráticas,
así como aniquiló la economía productiva para dar paso a una anarquía
económica, de esa misma forma desde Miraflores se promovió un nuevo culto seudo
religioso que colocaba a un hombre como centro de la adoración popular.
Llamar “supremo” a un ex
presidente, blasfemar al redactar un “padre nuestro” politizado e inclusive
hacer circular un rosario rojo con la faz de Hugo Chávez respondía a un plan de menoscabar las bases del cristianismo en
nuestra sociedad.
Frente a esto, los
demócratas, los cristianos, los venezolanos, tenemos que rezarle a Dios Padre,
Hijo y Espíritu Santo para que nos cubra con su manto y, también, trabajar para
que regrese la libertad a nuestra nación.
P.D: Falleció Mons.
Javier Echeverriía, Prelado del Opus Dei, encomendamos a Dios su alma y rezamos
por su santificación y recibimiento ante el Padre.
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