miércoles, 2 de noviembre de 2016

King’s Landing venezolano

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-. Si han leído los libros de George R. R. Martín, “Juegos de Tronos”, “Choque de Reyes”, “Tormenta de Espadas”, “Festín de Cuervos”  y “Danza de Dragones”, todos enmarcados en la serie literaria conocida como “Canción de hielo y fuego” o por lo menos siguen la serie de HBO, Games of Thrones, conocerán la historia de “King’s Landing” o el “Desembarco del Rey”.

King’s Landing es la capital de los “Siete Reinos”, una especie de nación semi-federada, muy al estilo de comarcas semi-independientes, que a pesar de ello poseen un “Rey” que mantiene una presunta cohesión de Estado entre todas las regiones de aquella tierra imaginaria.

Pero, lo importante es que la ciudad-capital es escenario de una serie de hechos políticos, entre los que resaltan la traición, los acuerdos, las hazañas heroicas, las intrigas, el intercambio carnal y la negociación como medio político para acceder al poder.

Sí, King’s Landing pudiera ser cualquier capital de república de cualquiera de nuestras naciones americanas, y con esto incluyo las del norte del continente.

Las acciones por conquistar el poder o por estar cerca de él mueven los hilos de unos y de otros. Las venganzas, las revanchas y la sed de conquistar más de lo que ya se posee es una constante en la obra literaria llevada a la pantalla chica.

Personajes como el enigmático Varys, el inescrupuloso Lord  Petyr Baelish, el sádico Ramsay Nieves (más tarde apellidado Bolton), el inteligente y hábil enano de  Tyrion Lannister, la fortaleza de Cersei Lannister, y paremos de contar, forman las ramificaciones de una política que se lleva adelante con fuego, sangre y orgías.

Ahora bien, en Venezuela tenemos una historia que no tiene nada que envidiarle a la inventiva narrada y creada por R.R. Martín.

Caracas es una especie de tropical King’s Landing. En la capital venezolana las intrigas por el poder se van incrementando en la medida que pasa el tiempo.

En Miraflores, las divisiones internas en el poder son cada vez más evidentes. Por un lado, el círculo próximo e íntimo de Nicolás Maduro busca aferrarse al poder, mientras en el seno del mismo oficialismo las masificaciones de las conspiraciones se hacen cada vez menos silenciosas.

Grupos alrededor de Diosdado Cabello, Aristóbulo Istuiz, Elías Jaua y de la hija del difunto presidente Chávez, son parte de las tendencias que pujan por el control de lo que llaman el “socialismo del siglo XXI”.

La guerra interna es a cuchillo, a pesar que después salgan en la foto sonriéndole a la cámara.

Del lado opositor la historia es parecida. Las contradicciones de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que han mostrado ante la opinión pública, obedecen a las visiones dispares que convergen en el seno unitario.

Por un lado Voluntad Popular, partido de Leopoldo López, junto con Vente Venezuela organización encabezada por María Corina Machado y la Alianza Bravo Pueblo (ABP) de Antonio Ledezma, parecieran coincidir en posiciones más radicales, mientras que al otro lado se encuentran Acción Democrática (AD), capitaneada por Henry Ramos Allup, Primero Justicia, con el contubernio Borges-Capriles, el partido Un Nuevo Tiempo de Manuel Rosales y Avanzada Progresista dirigida Henry Falcón.

No obstante, tácticamente hemos presenciado acuerdos entre elementos de lado y lado, dibujando caminos no eternos y a veces indescifrables.

Lo cierto es que a los rojos lo une el deseo de permanecer en el poder, y a los demócratas la querencia de un cambio de conducción del país.

¿Quién ganará? Espero que a la final ganemos todos los venezolanos.


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