Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. A continuación
efectuaré una crítica constructiva a la democracia. Sí, criticaré al sistema
democrático y presentaré algunas de sus contradicciones y lo haré porque soy un
demócrata y como tal me explayo en el ejercicio abierto y diáfano de este modelo
contradictorio.
Por ejemplo, en muchas
democracias occidentales se han prohibido las formaciones políticas de extrema
derecha.
En los regímenes de
libertades los grupos de extrema derechistas son vetados por representar “peligros
para la democracia”, y en esos mismos modelos democráticos permiten el libre ejercicio
de los partidos comunistas, como si estos no representasen peligros para el
modelo democrático.
Si las organizaciones
fascistas o neofascistas representan un
latente riesgo para los modelos democráticos en el mundo, entonces ¿por qué
razón permiten que los comunistas sí se organicen libremente?
Y es que ya el
expresidente chileno Gabriel González Videla lo dijo una vez: “Mi
teoría era clara y muy sencilla y creo que es la única manera
de defender la democracia en el mundo.
La libertad que da la democracia no puede servir para ser destruida y usted al
darle cabida a un comunista y otorgarle los derechos y libertades que tiene un
demócrata sencillamente usted está sentenciando a muerte a la democracia, lo ha
demostrado el partido comunista en todo el mundo”.
Los comunistas en el
mundo profesan con descaro que su afán político es el de “transformar” las
institucionales de sus respectivos países y ¿cómo se come eso? Fácil, los
comunistas prometen la destrucción de la democracia y si algo cumplen los rojos
en la vida es ésta aseveración.
La democracia cercena los
derechos de los extremistas de derecha, pero hace mutis frente a los extremistas
de izquierda.
Un caso peculiar es la “paz”
en la hermana república de Colombia. Allá el presidente Juan Manuel Santos,
para algunos dando una demostración de amplitud democrática, firmó la “paz” con
el grupo guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc),
y éstos ya prometen que “lucharán democráticamente por el cambio de
instituciones”.
Es decir, tal cual como
ocurrió en la Venezuela de Chávez o en
la Chile de Allende la izquierda busca acceder democráticamente al poder para
luego aniquilar la misma democracia. ¿Usted han visto semejante contradicción
democrática?
Vi y escuché a un
guerrillero de las Farc aseverar que cambiarán las balas por los votos, pero el
“objetivo de la revolución sigue siendo el mismo”.
La democracia no puede
cerrarle el paso de los representantes de los nacionalismos, porque no todos
los nacionalismos de derecha son malos, y en cambio sí debe conculcar las
libertades políticas a los comunistas, porque en todos los casos ellos sin
propugnan la “dictadura del proletariado” que al final no es del proletariado
sino de un puñado de enchufados como ocurrió en la extinta Unión de República
Socialistas Soviéticas (URSS).
¿Qué me acabo de
contradecir al proclamar mayor libertad para la derecha nacionalista y menos
libertades para los comunistas? Sí, tienen razón; pero no olviden lo que dije
al principio soy un demócrata y como tal me contradijo en algunos aspectos.
Lo cierto, y permítanme
profundizar en este tema, los comunistas son y siempre serán los eternos
enemigos de la libertad y la justicia en las sociedades del mundo.
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