jueves, 28 de julio de 2016

Hilos rojos

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-. Los movimientos políticos dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela son constantes y curiosos.

Se está confirmando por la vía de los hechos que una tendencia dentro del Psuv propone para la gobernación de Anzoátegui a Elías Jaua, debido a esto éste viene encabezando pequeñas actividades políticas en la entidad.

Este movimiento lo verificaremos en la medida que dejemos de escuchar de la voz de Jaua su histórica cadena de ataques  contra Henrique Capriles Radonski.

Entonces, ¿Si Jaua va para Anzoátegui, quien queda en Mirada? Cuestionamiento interesante.

Ahora bien. El toma y dame entre el ex Alcalde Mayor de Caracas, Juan Barreto, y Diosdado Cabello, demuestra que algo se está tramando alrededor de Nicolás Maduro.

Por un lado, el aludido contrapunteo entre los dos dirigentes del oficialismo evidencia una clara fractura, no tanto por el debate este éstos (que parecieran que están jugando la misma partida, aunque en roles distintos), sino por la develaciones que hacen.

Esto se ve acentuado por las subsiguientes represalias contra el jefe del partido Redes.

Las permanentes declaraciones de Nicmer Evans de Marea Socialista, las expresiones de rechazo a las políticas económicas y laborales del Gobierno expresadas por Marcela Máspero de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), las denuncias de exministros del difundo Hugo Chávez, todo hechos van tejiendo una red de conflictos internos que pareciera no interesar a nadie.

El estado de belicosidad interna es grave para el oficialismo. El ascenso  del poder de las facciones militares, la reducción de la influencias de grupos como Patria Para Todos y el Partido Comunista de Venezuela, dibujan un cuadro trágico para las filas del oficialismo.

Los militares por un lado comandados por Vladimir Padrino López, el denominado “chavismo originario” donde están los exministros Jorge Giordani, Ana Elisa Osorio, Héctor Navarro en alianza con el grupo “Aporrea” dirigidos por Evans, enfrentados al círculo que rodea  a Nicolás Maduro y lo que aún le resta a Aistóbulo Istúriz, nos explica la realidad puertas adentro del régimen.

En medio de estas aguas turbulentas, Diosdado Cabello sigue manejando unos pocos hilos (los que aún le quedan), mientras que la familia Chávez busca pactos que le permitan continuar disfrutando de las miles que ofrece el poder.

Y los hilos del poder rojo se mueven y en algunos casos están a punto de reventar.

La pugna roja se acrecienta en la medida que siente que van perdiendo el poder. Porque cada vez más venezolanos se decepcionan de un sistema de Gobierno que no le permite ni siquiera comer.

Nicolás Maduro sobrevive en medio de un torbellino político que amenaza con hacer desaparecer a un movimiento que signó, para mal, 17 años de nuestra vida política nacional.

Y la última pregunta para cerrar este artículo es: ¿Y quién será el enterrador final del régimen?


Amanecerá y veremos.

miércoles, 13 de julio de 2016

Padrino… el jefe

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Padrino López es el jefe. Sí, ya no cabe la menor duda, los recientes anuncios de Nicolás Maduro demuestran que quien está manejando los hilos del poder en el país es el Ministro de la Defensa.

El hecho que toda la cartera ministerial tenga que obedecer directrices del jefe del despacho de la Defensa es un indicio incuestionable que Nicolás Maduro quedó a merced, políticamente hablando, de las Fuerzas Armadas Nacionales.

Siempre se ha hablado del poder político y económico concentrado en la manos de los uniformados, no obstante en este momento llegamos a la cúspide de la acumulación de capacidad de mando y poder de ejecución de este sector.

Vemos que Padrino López saca prácticamente de la jugada política al vicepresidente Aristóbulo Istúriz, quien quedó renegado.

Lo correcto sería que el Vicepresidente de la nación sea el jefe de los ministros, esto quedó en el ayer, ahora todos los representantes ministeriales tendrán que obedecer las órdenes que emanan de la oficina del Ministerio de la Defensa.

¿Qué significa esto? La reducción de Istúriz a una figura con vocería, pero sin poder real sólo nos indica que a Maduro ya no le interesa su posición en el Psuv, para él su permanencia o no en el poder depende de la “lealtad” de los hombres de armas.

Cuando el futuro de Maduro dependía de elecciones y de la fortaleza del partido cuadró con Aristóbulo Istúriz y todo lo que éste representa dentro del partido oficialista, mas en este momento el partido perdió importancia y la salvación de Maduro no se encuentra en la plataforma política del Partido Socialista Unido de Venezuela sino en el respaldo que pueda tener entre los militares.

Maduro sabe que haga lo que haga el pueblo está en su contra. Ya el venezolano no se cala más las improvisaciones, falsas promesas, alegrías de tísico y demás fiascos de Maduro y compañía, por esta razón el Presidente de la República sale corriendo a los brazos de los soldados y nombra como “co-presidente” a Vladimir Padrino López.

Ahora el “jefe” es éste militar, lo que nos hace pensar que los últimos movimientos dentro de la Fuerzas Armadas Nacional obedecieron más a los intereses de Padrino que a las motivaciones reales de Maduro. Los cambios, los despidos y las ratificaciones pudieron estar vinculados a las cercanías o no a Padrino López.

Lo cierto es que Maduro cada vez se encuentra más aislado y obligado a aliarse con aquellos a los cuales desconfía.

No podemos olvidar que la antigua bifurcación tanto en el extingo Movimiento Quinta República (MVR) como en el Psuv, entre civilistas y militaristas, Nicolás Maduro se resteó con los primeros y repudió a los segundos.

Las cartas están echadas, ahora Padrino López junto a Maduro son los responsables del abastecimiento de comida y demás insumo en el país, es decir que ya sabemos a quién culpar cuando la gravedad de la situación nacional se profundice.
Culparemos al “jefe” formal y al “jefe” de hecho.



jueves, 7 de julio de 2016

Culpa de…

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Y dijo: “eso es culpa de los adecos y de los copeyanos”. Varios de los presentes se voltearon a mirar las caras.

El hombre aún con el entendimiento algo nublado, después de unas 200 horas de ver y escuchar a Mario Silva por Venezolana de Televisión, siguió diciendo: “Ramos Allup es quien tiene la comida escondida”.

Uno de los presentantes tuvo que contener la risa, otro se enrojecía del malestar que le producía la cháchara el militante oficialista.

Con claros signos de desnutrición, gracias a la dieta de Nicolás Maduro, el “leal cooperante” no cesaba en su discurso.

“Es que Leopoldo, Capriles, María Corina, Ramos Allúp, junto con la Polar son los responsable de la Guerra Económica”…

Ya varios de los primeros que escuchan los argumentos del orador de esquina, y se reían de sus aseveraciones, iban arrugando el rostro.

No obstante, proseguía el silencio del 90% de los presentes. Solo un borrachito se atrevía a decir “Si se meten con mi botellita, allí si es que dejo de votar por la revolución”.

El defensor del “proceso” no desmayaba en su defensa. Decía que “esto es culpa de Carlos Andrés y de Caldera”.

Justamente allí fue cuando la paciencia de los presentes se colmó.

Un avejentado hombre, de canas en el cabello, bigote grisáceo y arrugas en la sien, respondió que: “Carlos Andrés es culpable de qué, Caldera es culpable de qué, Lusinchi es culpable de qué”.

Así iba refiriéndose a los viejos y nuevos dirigentes democráticos del país, hasta que aseguró que “Los viejos presidentes ya murieron, con sus virtudes y defectos, y ninguno de ellos es responsable de esto”.

Paró por un instante, como tomando fuerzas para continuar, y apuntó certeramente: “si uno de los muertos es culpable de algo, es Chávez que fue el padre de la criatura”.

El oficialista intentaba responder, pero el impulso de su interlocutor era imparable, tal vez aupado por los aplausos, gritos y comentarios de todos los presentantes.

“La culpa es de Chávez. La culpa es de Maduro”, repetía y repetía.

Dijo que acusar a hombres fallecidos y que tienen más de 20 años fuera del poder es una forma absurda de escurrir el bulto.

“La culpa es de un modelo que fracasó, es de una política que despilfarró y esfumó miles de millones de dólares”, aseveró.

Más gente se agrupaba e iniciaba un aguacero de expresiones como “culpables del hambre”, “culpables de la escasez” “culpables por la inflación”.

Casi corriendo el “camarada cooperante” huyó con la cabeza cabizbaja, mientras del fondo del sentimiento popular surgía un clamor social: “Pa’ los culpable, revocatorio y más na’”.

Y, todos continuaron con su día. Unos se fueron a trabajar, otros a hacer colas. Cada quien a lo suyo y el grupo se fue dispersando, no obstante el deseo de cambio se mantiene firme y vivo en el corazón de esa mayoría que responsabiliza a Maduro de la crisis económica y política que vive Venezuela.