Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. A
continuación trataré de esbozar algunas ideas y criterios alrededor del diálogo
entre el Gobierno y los factores de la Mesa de la Unidad Democrática.
Primero, todo diálogo es
positivo sí posee algunas características y condiciones especiales.
Si se entabla un diálogo
es única y exclusivamente para tratar las vías, métodos y formas del cambio de
gobierno, no puede existir un entendimiento político que no esté dirigido al
reemplazo de las actuales autoridades venezolanas.
También debe existir un
reconocimiento por parte del régimen de la fuerza política y popular de la
Unidad Democrática, lo cual indica el cese de los ataques del Ejecutivo y el
Poder Judicial en contra de la Asamblea Nacional.
El diálogo debe ser concebido
como una táctica mas no como una estrategia en sí. Las conversaciones entre
factores no deben significar un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar el
objetivo de la salida de la crisis a través con la interrupción de funciones
del Jefe del Estado.
El diálogo MUD-Régimen debe
comenzar sólo después que el oficialismo libere a los presos políticos,
reconozca la beligerancia y legalidad de la nueva Asamblea Nacional y merme en
su afán de acoso a los pocos industriales que siguen produciendo en el país.
Como puede ver no soy un
crítico desmedido del diálogo, por el contrario creo que en política, y más cuando
la situación social se oscurece con rauda velocidad, es vital encontrar puntos de convergencia para allanar
el camino de las soluciones.
Fue con diálogo como los
chilenos pudieron enfilar la redemocratización del país luego de los años de
dictadura del General Augusto Pinochet. Fue a través de la capacidad de
maniobra y agilidad política como los alemanes lograron la reunificación y
consolidaron el nuevo Estado alemán.
Por estas razones no
fustigo el diálogo, no obstante sí creo en la necesidad de condiciones mínimas
para establecerlo y que éste sea real.
Para poder hablar con el
régimen de Maduro, el Ejecutivo debe tener un propósito de enmienda y realizar actos de contrición, lo cual
indica que desde Miraflores tienen que evidenciar, con acciones de buena voluntad,
su intención y que mejor manera que acelerando los lapsos para el Referendo
Revocatorio y la liberación de Leopoldo López, Manuel Rosales y el Alcalde
Mayor de Caracas, Antonio Ledezma.
Lo que sí debemos evitar
a toda costa es que el diálogo se
convierta en una oportunidad para que el Gobierno retome aire y fuerzas.
El diálogo no puede, ni
debe ser, un acto de flexibilización por parte de la Unidad Democrática, sino parte
de las tácticas de acción para lograr el fin que no es otra que la salida de
Nicolás Maduro de la presidencia de la república.
Por estas razones, los
jerarcas de la MUD tienen que hilar fino en medio de este proceso que aunque
pudiera ser necesario para enrumbar al país definitivamente a la celebración de
elecciones, también pudiese generar desconfianza primero y frustración después
entre los miles de venezolanos que aspiramos a un cambio en la nación.