Cogito ergo sum (Puerto
La Cruz)-. Este
24 de enero se cumple el centenario del nacimiento del Dr. Rafael Caldera.
Quien fuese dos veces presidente de la república, fundador de una de las
organizaciones políticas de mayor impacto y alcance en el país, Copei, y un
intelectual con vocación de servicio.
Las siguientes líneas es
un elogio histórico a uno de los grandes hombres que lucharon y vivieron por la
libertad de Venezuela, que dejaron claro con sus acciones que la política no
está divorciada de la ética.
¿Qué cometió errores?
Claro que sí y ¿quién no los ha cometido en su vida? Aunque muchas de las
críticas de la cual es objeto el Dr. Caldera son infundadas y sobreestimadas.
El hijo de Yaracuy, vino
al mundo un 24 de enero de 1916 y desde muy temprano dio indicios de su
devoción católica, su fe en Dios y su motivación para el quehacer público.
Rafael Caldera dirigió los
destinos del país. Con su sapiencia, sabiduría e intelecto privilegiado
recorrió la senda de la lucha social y tomó, desde muy joven, una de las banderas
políticas más dignas y nobles del pensamiento: el socialcristianismo.
Para muchos la democracia
cristiana y la filosofía del humanismo cristiano estaban personificados en
Rafael Caldera, y su voz era el eco de la justicia social dentro del país.
Caldera sembró a
Venezuela de la esperanza y la alternancia. Gracias a él aquí no reeditamos el triste
fenómeno de la “dictadura perfecta” PRI de México; por medio de su amplitud y
visión se alcanzó la pacificación del país y hoy podemos decir que “en sus
manos no se perdió la república”.
Gobernó con minoría en
el congreso y a pesar de ello, y mediante su capacidad de conciliación, le hizo
frente a los tiempos difíciles. En el plano internacional abrió los brazos para
entablar relaciones cordiales con el resto de la humanidad, sin distingo ni
complejos de ninguna índole.
En su primer quinquenio logró
éxitos económicos que pudieran servir como puntos de comparación con el actual
desastre gubernamental.
Entre 1969-1974 se
alcanzó el equilibrio fiscal lo que permitió lograr una inflación de tan solo
el 14% durante su gestión, logró un superávit en 1973, revaluó el bolívar de
4,50 a 4,30 por dólar y creó 500 mil nuevos empleos.
Aumentó la participación
fiscal de bs. 3,93 a 34,63 por cada barril de petróleo, fue descubierta la Faja
petrolífera del Orinoco e incrementó la matrícula escolar en 33,3%. Bajo su
administración Venezuela aumentó en 4.000 km cuadrados su extensión.
En materia de infraestructura Caldera construyó
el Poliedro de Caracas, el Parque Central, los Edificios del BCV, el distribuidor
Cienpiés, el segundo piso de la Autopista del Este, la prolongación de la Cota
Mil e inauguró el Hospital Miguel Pérez Carreño y comenzó el desarrollo del
Metro de Caracas.
Se inició la
construcción del Complejo Turístico de El Morro en Lechería, el canal de alivio
de los ríos Neverí y Manzanares en Barcelona y Cumaná, además del aeropuerto de
La Chinita y la represa José Antonio Páez en Santo Domingo.
El Ateneo de Caracas, el
Teatro de la Opera de Maracay y el Museo de Arte Contemporáneo en Caracas son
obras suyas. Pero lo más importante de su vida pública es que demostró
honestidad, pulcritud administrativa y decencia pública a tal punto que un
oponente político y sucesor en Miraflores, Carlos Andrés Pérez, dijo “recibo la
Presidencia de las manos limpias de Rafael Caldera”.
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